La prudencia económica

FANNY TRYLESINSKI

Muy frecuentemente escuchamos a las autoridades económicas definiendo su comportamiento en materia de finanzas públicas como "prudente". Dado que no existe tal categoría económica, hemos buscado el significado del término en el diccionario de la Real Academia a efectos de analizar su adaptación a la economía.

Para la Real Academia Española, prudencia significa "cautela, moderación, sensatez, buen juicio". Se puede apreciar que cada uno de estos términos tiene un fuerte componente subjetivo. Lo que un individuo considera moderado otro podría considerarlo escaso o excesivo.

La prudencia es considerada como una virtud frente a los excesos. Por ello no es extraño que las autoridades se autodefinan como prudentes ya que se trata de un atributo positivo. Es algo así como decir: somos lindos.

El campo concreto en el que los gobernantes uruguayos consideran su comportamiento como prudente es el de las finanzas públicas, es decir el manejo de los ingresos y egresos del gobierno. Normalmente se toma como objeto de análisis el indicador de Resultado Fiscal (ingresos menos gastos) dividido el PIB. Este indicador será un porcentaje positivo (superávit) si los ingresos superan a los gastos o negativo (déficit) en caso contrario. En Uruguay en el año 2011, el déficit global del sector público representó un 0.9% del PIB. En Chile se verificó un superávit de 1.4% y en Perú de 1.8%. En Uruguay en el período 1991-93 el déficit fue en promedio de 0.3% mientras que en el 1996-98 fue en promedio de 1.3%.

Todos estos números nos permitirían decir que si se considera que la conducta de las autoridades en materia de finanzas públicas en el Uruguay merece el calificativo de prudente, entonces ese mismo juicio lo merecen otros países de la región y otras conducciones económicas que ha tenido el país en otros momentos del tiempo.

Sin embargo, es interesante profundizar en las características del contexto en el que se da este resultado fiscal. Todos los analistas coinciden en que la economía uruguaya, al igual que otras de los países emergentes en general, está creciendo a tasas muy elevadas producto de una inédita situación internacional favorable donde se verifican altos precios de los commodities, tasas de interés prácticamente nulas y dólar debilitado.

Este crecimiento claramente estimula el consumo y por lo tanto, dado que la mayor fuente de ingresos del gobierno se encuentra en los impuestos al consumo, el gobierno recauda más. La gran interrogante es si esta situación es permanente o transitoria. También aquí todos los analistas coinciden en que es muy alta la probabilidad de que en algún momento este crecimiento económico retome valores más normales. ¿Qué hacemos mientras? Pues el gobierno decidió gastar todo el ingreso extraordinario proveniente de ese crecimiento superlativo y más todavía, ya que no logra bajar el déficit. ¿Se trata de una conducta prudente? Bueno, si pensamos que en realidad se podría gastar más aun y tener un déficit mayor aun, podríamos decir que es prudente. Pero también podríamos decir que dada la excepcionalidad de la situación, la prudencia indicaría no solamente no tener déficit, sino tener superávit. Es decir guardar algo para cuando las circunstancias no sean tan favorables. ¿Cuál es la conducta verdaderamente prudente? El lector podrá hacerse su propio juicio.

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