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Integración regional

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Rubens Barbosa
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Con las transformaciones que ocurren en el escenario internacional, la nueva geopolítica mundial pasó a incorporar tres dimensiones: la construcción de espacios regionales, los avances tecnológicos con la digitalización (Internet, computadoras, TV) y la expansión de los espacios económicos sin fronteras, con la globalización de los flujos de capital y de inversiones.

El regionalismo se afirma como consecuencia de la globalización, como sucede en Asia, en Europa y en América del Norte explicitada en la negociación de mega acuerdos de preferencias comerciales.

América Latina, sin embargo, no está siguiendo la tendencia global de la formación de grandes bloques. Desde el punto de vista económico y comercial, la región está dividida en cuatro bloques: Mercosur, Alianza del Pacífico, Mercado Común Centroamericano y Comunidad del Caribe. El intercambio comercial entre los países latinoamericanos aún es muy bajo y representa 16% del total de los intercambios de todos los países, cuando en Europa sube a 60%.

En lo que respecta a América del Sur, si los plazos incluidos en los acuerdos comerciales negociados en el ámbito de la Aladi se cumplen, hasta 2019 estará formada un área de libre comercio, incluyendo los países miembros del Mercosur y de la Alianza del Pacífico. Para eso será necesario que se profundicen las negociaciones comerciales entre todos los países sudamericanos. Brasil concede 100% de márgenes de preferencia a todos los países de la región, pero en el caso de Colombia solo recibirá 98% hasta 2019 y en el caso de México, solo 13%.

En la reunión presidencial del Mercosur realizada el pasado mes de julio en Mendoza, Argentina, se reafirmó la intención política de promover una mayor aproximación con la Alianza del Pacífico.

En el contexto de esa reunión, participé del encuentro para discutir cómo hacer avanzar pragmáticamente esa agenda y facilitar la aproximación entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico. Se hizo evidente que América del Sur está a contramano de las tendencias globales de fortalecimiento regional. Dividida, sin una estrategia conjunta y cada vez más dependiente de Asia, la región tendrá que enfrenar un nuevo desafío: el impacto de las nuevas reglas en las negociaciones de los futuros acuerdos comerciales.

Se sabe que más del 60% del comercio mundial se realiza a través de intercambios entre empresas. El Mercosur y la Alianza del Pacífico tienen una participación marginal en ese comercio, sobre todo por la ausencia de sectores integrados en cadenas productivas regionales. El IPEA, junto con la Cepal, inició un estudio sobre este tema, el cual fue concluido con un trabajo que define la matriz de insumo-producto en América del Sur. Sería muy importante dar continuidad a ese trabajo e identificar los sectores y productos que podrían generar una mayor aproximación de las empresas de la región.

Paralelamente, para viabilizar un aumento significativo del intercambio comercial, sería también necesario dar énfasis y prioridad al tema de la integración física. La dificultad de transporte es una de las principales trabas para el crecimiento del comercio regional. Además de la realización de proyectos en el ámbito del Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento (Cosiplan) que faciliten el transporte de bienes, servicios y personas, sería igualmente importante armonizar el marco regulatorio a través de medidas que simplifiquen la burocracia en los puertos, en las zonas de fronteras, en los pasos fronterizos, en los corredores transoceánicos y en el transporte de carreteras y vías férreas.

Los desafíos, sin embargo, son grandes. El bajo aprovechamiento (10%) por parte de los países de la región de las preferencias otorgadas en los acuerdos en el ámbito de la Aladi, es uno de los desafíos que deberá ser enfrentado cuando se discuta seriamente la convergencia entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico. La erosión de los márgenes de preferencia originados en los acuerdos negociados con los países de fuera de la región, como EE.UU., Unión Europea y China, y más recientemente la decisión de negociar la inclusión de Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Singapur como miembros asociados de la Alianza del Pacífico, además de las reglas de última generación relacionadas al comercio, son otras de las dificultades que surgen para una integración más efectiva.

Asia —en especial China— se transformó hoy en el principal (o en el segundo o tercer) socio comercial de muchos países sudamericanos. Parece difícil discutir posiciones comunes a partir de las posiciones individuales de cada país de la región para un amplio diálogo con la Asean sobre una gama de temas de interés para las dos regiones, como lo económico y lo comercial.

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