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Infraestructura humana regional

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Juan MigueL González
Bibolini
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Cuando se fundó el Mercosur, hace tres décadas, uno de los objetivos principales de la integración regional fue el desarrollo de la infraestructura física de los países socios.

La necesidad de construir rutas, vías férreas, líneas de transmisión eléctrica, vivienda, saneamiento y agua potable entre las principales, resultaba indispensable para promover el desarrollo económico compartido, impulsar la integración regional y reducir las asimetrías entre los países.

Estas acciones fueron llevadas adelante a través de la creación del Fondo de Convergencia Estructural del MERCOSUR (FOCEM) que inició sus actividades a partir del año 2006. El Focem durante los últimos quince años, se convirtió en un mecanismo eficaz para canalizar financiamiento hacia proyectos de infraestructura física considerados estratégicos, para la integración regional. Un monto cercano a los 2.000 millones de dólares fue destinado a proyectos de desarrollo de infraestructuras, con una especial orientación hacia las economías más pequeñas y la superación de las asimetrías.

El impacto que la Covid-19 está dejando en la región, en especial en los sectores de menores ingresos y en las clases medias, nos obligará a poner en marcha mecanismos para fortalecer los sistemas de salud, educación y protección social. De esta forma, un nuevo ciclo que favorezca la recuperación social y económica requerirá canalizar recursos hacia las denominadas infraestructuras humanas. Aprovechar la experiencia acumulada en el Mercosur, para diseñar estos instrumentos de política pública para la cohesión social regional, debería ser un objetivo prioritario para los próximos años.

En los análisis y estudios que llevamos adelante en el Instituto Social del Mercosur, en materia de integración ciudadana, protección social y desarrollo humano, hemos identificado iniciativas y proyectos en áreas prioritarias para la integración y el fortalecimiento de la infraestructura humana de los países del bloque regional. Estas son algunas de las principales:

- Salud e integración ciudadana en las fronteras. Desarrollar las infraestructuras de los sistemas de vigilancia de salud en las fronteras terrestres, para garantizar la movilidad humana segura.

- Seguridad alimentaria y cadenas de valor en territorios compartidos. Promover el escalamiento de las cadenas de valor agrícola en territorios compartidos, para la inclusión socio productiva.

- Educación e internet en zonas rurales. Favorecer la mejora de la conectividad en comunidades para el acceso a internet de las escuelas ubicadas en zonas rurales.

- Protección social y cuidados de poblaciones vulnerables. Apoyar los sistemas y programas nacionales de cuidados de niños, adultos mayores y las personas con discapacidad.

Poner en marcha un programa de apoyo para la recuperación de la infraestructura humana regional, resultará indispensable frente al deterioro social y económico que nos dejará esta pandemia. Llevar adelante acciones concertadas entre nuestros países, en el marco del proceso de integración regional del Mercosur, no solo nos ayudaría a superar nuestras debilidades, sino que tendría que ser parte de una posición de política exterior común. La vergonzosa inequidad del acceso a las vacunas anti-Covid, es una muestra clara de la necesidad de actuar en conjunto, frente a las fallas de un sistema internacional que ha perdido el rumbo.

- Salud e integración ciudadana en las fronteras. Desarrollar las infraestructuras de los sistemas de vigilancia de salud en las fronteras terrestres, para garantizar la movilidad humana segura.

- Seguridad alimentaria y cadenas de valor en territorios compartidos. Promover el escalamiento de las cadenas de valor agrícola en territorios compartidos, para la inclusión socio productiva.

- Educación e internet en zonas rurales. Favorecer la mejora de la conectividad en comunidades para el acceso a internet de las escuelas ubicadas en zonas rurales.

- Protección social y cuidados de poblaciones vulnerables. Apoyar los sistemas y programas nacionales de cuidados de niños, adultos mayores y las personas con discapacidad.

Poner en marcha un programa de apoyo para la recuperación de la infraestructura humana regional, resultará indispensable frente al deterioro social y económico que nos dejará esta pandemia. Llevar adelante acciones concertadas entre nuestros países, en el marco del proceso de integración regional del MERCOSUR, no solo nos ayudaría a superar nuestras debilidades, sino que tendría que ser parte de una posición de política exterior común. La vergonzosa inequidad del acceso a las vacunas anti-COVID, es una muestra clara de la necesidad de actuar en conjunto, frente a las fallas de un sistema internacional que ha perdido el rumbo.

(*) Director del Instituto Social del Mercosur

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