Jaque a la democracia liberal en Alemania

Empezó a asomarse en las urnas de Turingia, donde en 2024, por primera vez desde la caída de Hitler, la ultraderecha ganó una elección local en la democracia alemana. A pesar de estar catalogada de “presunta agrupación terrorista” por la Oficina Federal encargada de proteger la Constitución del 2021, el partido Alternativa por Alemania (AfD), liderado por el exacerbado Björn Höcke, arrasaba en las urnas de ese länder y quedaba segunda en la elección de Sajonia.

Ahora, desplazando al histórico Partido Socialdemócrata (SPD) y proyectando su sombra sobre la vencedora Unión Cristianodemócrata (CDU) y sus socios de Baviera, el partido más extremista de Alemania aparece en el primer plano de la postal que retrata un trance inquietante para la democracia liberal.

No fue el triunfo del centroderechista Frederich Merz lo que festejó Elon Musk. Si brindó con champán fue porque como segundo mayor bloque del Bundestag quedó el partido ultraderechista cuya campaña electoral financió y al que apoyó públicamente. Si bien Trump felicitó a Merz, días antes había enviado a su vice, JD Vance a apoyar públicamente en Europa a ese partido anti-europeísta.

Ni a Trump ni a Musk ni a Vance y demás líderes ultraconservadores le agradará que Alice Weidel, la líder de AfD, sea lesbiana, viva en pareja y tenga dos hijos con una mujer surasiática, además de proclamarse feminista. Pero esa nieta de un oficial de las SS odia a la Unión Europea tanto como a los socialdemócratas y los centroderechistas. Además, ella está más cerca de Vladimir Putin que de Úrsula Von Der Leyen y quiere alejar a Berlín de Bruselas para acercarla a Moscú.

Fue Alice Elisabeth Weidel quien afirmó que “Hitler y los nazis eran de izquierda”, incursión en el absurdo que hizo para eludir la rotulación de nazi que se le hace todo el tiempo y que repitió como una verdad incuestionable el presidente argentino Javier Milei.

La cada vez más débil vereda liberal-demócrata de Occidente centra su atención en Frederich Merz, el centroderechista que encabezará el gobierno sucesor del socialdemócrata Olof Scholz. Es posible que le cueste cumplir con el compromiso que le hizo asumir Angela Merkel, de no formar gobierno con la ultraderecha. Habrá que ver si alcanzan los escaños en el Bundestag que le queden al SPD y a Grünen. Robert Habeck ya mostró su disposición a integrar su partido ecologista con los conservadores de Merz, los socialcristianos bávaros y los socialdemócratas, mientras que los liberales del FDP quedaron en la puerta del parlamento bajo el liderazgo de Chef Lindner.

El extremo que festejó es el filo-nazi, porque el partido neo-marxista Die Linke quedó por debajo de los verdes, debido a la fuga de votos izquierdistas hacia la escindida Sahra Wagenknegtch.

Nuevamente toca a la centroderecha salvar el centro, compartiendo el poder con la centroizquierda. Esta vez, además de los socialdemócratas, los conservadores democristianos necesitarán sumar a Grünen por el fuerte derrumbe del FDP.

Angela Merkel lo hizo desde el primer minuto, formando una coalición acordada con el socialdemócrata Gerhard Schröeder. La primera líder mujer del conservadurismo alemán, que siendo una notable científica de la RDA cuando cayó el Muro se convirtió en favorita de Helmut Köhl, el líder que reunificó Alemania, siempre entendió la necesidad de salvar el centro del que depende la democracia liberal. Por eso gobernó más de una década y media en alianza con los socialdemócratas, para frenar la acechanza anti-democrática de la ultraderecha y de la izquierda neomarxista.

En la década del ’60, los conservadores democristianos liderados por Kurt Kiesinger co-gobernaron con los socialdemócratas de Willy Brandt, pero el motivo era implementar duras reformas económicas que los dos grandes partidos entendían de imperiosa necesidad.

Las coaliciones de Merkel, igual que la que armará Frederich Merz con menos convencimiento que su antecesora, se parecen a frentes de salvación democrática ante el acecho de ideologías autoritarias.

La pregunta es cuánto más resistirán esos frentes de salvación la embestida ultra.

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