La idea de instalar un Museo Virtual de Colonia del Sacramento es muy acertada. La historia de ese enclave lusitano ubicado estratégicamente sobre la costa Norte del Río de la Plata frente a Buenos Aires, el delta del Paraná y la desembocadura del río Uruguay,
forma parte del pasado de nuestra región e, incluso, de la historia de la economía mundial del siglo XVIII.
Para España, esa presencia portuguesa fue una espina clavada sobre una de las principales rutas de acceso a las legendarias riquezas de las minas de plata del Alto Perú.
El Museo es el producto del proyecto “Desarrollando un Museo Marítimo Virtual para el Patrimonio Cultural Marítimo y Subacuático de la Bahía de Colonia del Sacramento y su zona insular” presentado por el Centro Universitario Regional del Este (CURE/UdelaR). Emplea técnicas de reconstrucción digital y herramientas interactivas de visualización para preservar y divulgar el patrimonio cultural marítimo y subacuático de Colonia del Sacramento. El proyecto tuvo el apoyo de la Comisión Nacional de Uruguay para la Unesco en el Programa de Participación Unesco 2020-2021.
Uno de los primeros proyectos del Museo fue la reconstrucción que realizó el arquitecto Daniel Thul de uno de los episodios más interesantes de la historia marítima de Colonia y nuestro país: el combate librado el 6 de enero de 1763 entre una flotilla anglo-portuguesa y las fuerzas españolas, al mando del Gobernador y futuro Virrey del Río de la Plata, Pedro de Cevallos.
En uno de los vaivenes que marcaron la historia del enclave, los españoles habían capturado la plaza en noviembre del año anterior y se encontraban en el proceso de ampliar sus defensas.
Las noticias viajaban lentamente en aquella época.
El 6 de enero se presentó ante la plaza -ya prevenida- una fuerza naval portuguesa compuesta por un navío de línea, Lord Clive (60 cañones), y las fragatas Ambuscade y Gloria. Los dos primeros buques habían sido comprados a la Marina Real británica por una especie de empresa creada en Londres para conquistar Buenos Aires, y el tercero pertenecía a la marina de guerra de Portugal.
Los defensores, bien parapetados detrás de los muros de la ciudad, respondieron al ataque con un arma devastadora: la bala roja. De acuerdo con los diccionarios de la época estos proyectiles eran caldeados de antemano en hornillos y se disparaban hechos ascua a los buques enemigos, para incendiarlos.
“Alrededor de las cuatro de la tarde -relató Adolfo Kunsch - un súbito brillo surge del navío almirante. No es un reflejo del fuerte sol de verano: su rojo vivo denuncia llamas que se ven a través de las ventanas de la cámara. En poco segundos arde toda la popa y apenas un minuto más y trepa el fuego por la arboladura. Las velas aferradas arden como yesca”. Finalmente se incendia la santabárbara.
La tripulación, desesperada, se arroja al río. Muchos no sabían nadar. La mayoría, incluyendo el comandante de la expedición, se ahogaron. Las dos fragatas, eligen retirarse.
La espléndida reconstrucción virtual puede accederse en Internet en: https://museovirtualcolonia.cure.edu.uy/#4.
España restituyó la Colonia del Sacramento a Portugal poco después. Le tocó a Cevallos, ahora Virrey, terminar con el problema. En 1777 tomó nuevamente la ciudad y la arrasó hasta sus cimientos.