Desde el día en que se instaló este gobierno y aún desde antes se desató una polémica sobre las alternativas posibles para asegurarle a Montevideo el flujo de agua potable. El gobierno anterior había promovido el proyecto Arazatí, con aguas del río de la Plata. El Frente Amplio, ganador de las elecciones, desestimó ese proyecto y está promoviendo el proyecto Casupá, con agua del río Santa Lucía.
La controversia se ha recalentado, muchos opinan, en el ámbito político y en el periodístico, la mitad no sabe nada y el ciudadano de a pie sin entender… Se esgrimen informes científicos a diestra y siniestra (sin firma y sin fecha) pero la discusión planteada es de mala calidad: distrae de lo que realmente está en discusión. Se discute cuál sea la mejor manera de asegurar el suministro de agua potable a Montevideo: parece un problema técnico. Pero la discusión es otra: bajo ese paraguas se está discutiendo otra cosa.
El proyecto Casupá, el de este gobierno, toma agua del Santa Lucía que, como pasó hace dos años en la seca, se queda sin caudal. El proyecto Arazatí, el del gobierno anterior, toma agua de una fuente inagotable: el río de la Plata.
El proyecto Casupá necesita expropiar un número importante de hectáreas para hacer la represa, lo cual significa desalojar gente de sus campos y casas y gastar plata en las consiguientes expropiaciones. El proyecto Arazatí no echa a nadie de sus campos y, por consiguiente, no tiene ningún gasto de expropiación.
El proyecto Casupá exige necesariamente la tala de monte criollo donde va el lago del embalse, con el consiguiente daño ecológico. El proyecto Arazatí no tiene que talar ni un árbol y no produce ningún destrozo ecológico.
Hay una discusión sobre la salinidad del agua del Río de la Plata que se registra en ciertos años. Pero el agua que OSE distribuye todos los días a la ciudad de Colonia y a Juan Lacaze es extraída del río de la Plata y, naturalmente, la entrega por buena.
Entonces ¿por qué este gobierno quiere abandonar Arazatí que, como queda demostrado, es mejor que Casupá? Por un solo motivo: Casupá será una obra pública, de OSE, o sea del estado y Arazatí es un proyecto no estatal, que le entregaría a OSE el agua para distribuir. Es una disputa ideológica entre la preferencia por la actividad estatal y la preferencia por la actividad privada.
Las diferencias ideológicas son algo natural y en teoría aceptable. Pero hay un tema de costos, un tema económico. En Cuba hay una opción ideológica por un tipo de economía estatizada y todos sabemos la ruina económica que padece la isla. (Podría haber titulado este artículo “Rumbo a Cuba”).
La actual disputa ideológica sobre la provisión de agua va a llevar a que este gobierno se emperre en una solución más cara, con más daños colaterales y de eficiencia final menor que lo que había propuesto el gobierno anterior. No es ideológica la diferencia de caudal entre los dos ríos, no es ideológico sino económico el costo de las expropiaciones, no es ideológica la destrucción del monte nativo. Una cosa es la ideología y otra cosa es la obstinación… Y no quiero hacerme una fiesta gratis mentando la precaución que enunció el Secretario de la Presidencia.