Gran diálogo gran

Uruguay es un país laico ¿será por eso que florecen tantas supersticiones? Una de ellas es la que atribuye al diálogo multitudinario un valor terapéutico infalible para las discrepancias.

El gobierno ha convocado a un gran diálogo nacional (sic) para reformar -mejorar- la seguridad social (y algunos agregados de último momento). El Partido Nacional y el Partido Colorado comunicaron que no participarán en él, pero no han elaborado una fundamentación más prolija de su decisión. No se cierran a dialogar pero han encontrado inconvenientes formales para un diálogo tal como ha sido propuesto por el gobierno.

En primer lugar, estos Partidos -así como todos los otros Partido políticos- son los actores principales del diálogo institucional y permanente que es el Parlamento. Los “dialogantes” allí sentados no ocupan esos asientos por una designación a dedo del gobierno sino por algo muy superior: los votos de la ciudadanía. En consecuencia de ello no encuentran estos dos Partidos motivo valedero para desestimar o desconfiar del ámbito de diálogo más representativo y más serio por otro de menor calidad. Es delicado y hasta peligroso dejar que, por vía indirecta, se atribuya mayor confiabilidad a esos llamados diálogos sociales por encima del Parlamento.

Pero, además de todo esto, el gran diálogo propuesto por el gobierno e instalado teatralmente en el escenario mayor del SODRE (sala Adela Reta), tiene varios flancos débiles. 1) Los integrantes han sido elegidos de la pata, como se dice en campaña, por el superior gobierno, sin haber éste “dialogado” con nadie para ello. 2) Se entrevera a actores socialmente insignificantes con otros más importantes sin un criterio definido. 3) No se establece cómo se saldarán diferencias en la confección de un eventual documento final. (¿se vota? ¿va un informe en minoría y otro en mayoría?) 4) Tienen un año para producir y entregar su labor al Parlamento, es decir, se amputa de entrada cualquier urgencia para tratar asuntos que se definen como urgentes.

En este contexto es necesario señalar algo que muchas veces se pasa por alto cuando se invita a actores fuera de la política para que “mejoren” las decisiones y las propuestas. Los problemas sociales o económicos que afectan a las sociedades humanas no tienen una única solución posible. Siempre se trata de una elección, en un equilibrio inestable, entre costos y beneficios y la solución no se alcanza metiendo mucha gente a opinar o dedicándole mucho tiempo… pero en el Uruguay todos somos Directores Técnicos.

Y una última reflexión sobre el tema (que también está instalada) sobre la relación entre políticos y técnicos. Para algunos los políticos sólo enredan las cosas y hay que dejar paso a los técnicos que son los que saben y conocen las soluciones. No. Los “think tanks” no tienen que gobernar, no están para eso, no sabrían cómo hacerlo: el gobierno le corresponde a la política. Las grandes asambleas tampoco son aptas para gobernar. Gobernar es un equilibrio permanente entre varias opciones y soluciones posibles llevado a cabo por quienes la sociedad delega (vota) para que lo hagan en su nombre, pacíficamente, sin arrancarse los ojos en el proceso, sin destrozar aquello que aspiran a conducir. Eso es la política.

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