El discurso del presidente

El discurso del presidente Yamandú Orsi ante la Asamblea General fue, en mi opinión, un buen discurso. Conviene destacar los motivos del elogio (con una segunda intención: que durante los cinco años de gobierno que vienen podamos todos invocar y recordar sus puntos más destacados).

Como discurso inaugural, este contiene los planes y propósitos del gobierno que se inaugura: plan de riego, la pobreza infantil, etc. Pero todo eso precedido y contenido en un encuadre principal, que es lo que merece destaque.

Las primeras palabras sirven para ubicar todo lo demás: se explicita la noción que un país -este país- es una continuidad, es una historia, es el reconocimiento de un nosotros perdurable y, en cierto sentido, empecinado; está marcado por el reconocimiento de cuarenta años de flujo democrático ininterrumpido

La noción histórica incluye en ese relato, con nombre y apellido, a los anteriores presidentes de la República, de distinto signo político pero ínsitos y reconocidos como parte de ese flujo. Y algo muy importante: la mención a los partidos políticos como actores principales de ese periplo.

Dijo Orsi: … “cada cinco años los ciudadanos han elegido a sus gobernantes en una fiesta cívica que enorgullece a la República. Este es un país de partidos políticos, de alternancia en el poder, de acuerdos”… “Así que, gracias democracia, gracias República, gracias partidos políticos por hacer de este Uruguay una amalgama plural de convivencia que aún despierta asombro en el mundo”. Y más adelante insiste: “Así como no hay República, ni libertad, ni convivencia pacífica sin democracia, tampoco hay democracia sin partidos políticos”.

Palabras estas muy importantes en un presidente de filiación partidaria frenteamplista. La izquierda, en general, tiende a construir sus apoyos en otros campos, no en los partidos políticos. En Uruguay existe un Partido Comunista, como sabemos, pero su principal actividad no se despliega en el nivel partidario: su trabajo, sus apoyos, su influencia se aplica y se juega en los sindicatos, las asociaciones civiles, los colectivos, Fucvam, las organizaciones de estudiantes, etc. A ellos, no a los partidos, invoca como mejores y más auténticos representantes populares y los quiere presentes en las decisiones finales (gran diálogo nacional).

Dijo Orsi: “Corresponde entonces agradecer a los partidos políticos de mi país, vasos comunicantes de la democracia con el pueblo, estructuradores de los debates civilizados, garantizadores del pluralismo democrático, vacuna contra los excesos surgidos del mesianismo. Los uruguayos siguen votando por referencias e identidades partidarias”… etc.

Este es, en mi opinión, el valor principal del discurso del presidente Orsi. En un sistema democrático republicano los actores centrales, los protagonistas, son los partidos políticos. Descansa sobre los partidos políticos uruguayos una enorme responsabilidad de la que no pueden distraerse ni descuidar.

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