El cumpleaños de Kendall

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Esto va a ser épico”, dice Kendall al inicio del 7º episodio de la 3ª temporada de “Succession”. Está en un escenario ensayando una canción, enganchado a un arnés pronto para salir volando por el aire, como parte del gran espectáculo de su fiesta de cumpleaños de 40, donde no escatimó en gastos (ni en vergüenza). Sin embargo, es quizás uno de los capítulos más tristes de la serie sobre los Roy, la familia dueña de un imperio que controla medios audiovisuales y entretenimiento en todo el mundo. El mencionado capítulo titulado “Too Much Birthday”, es una dolorosa mirada a los vínculos de Kendall, el primogénito de la familia. Pero en la fiesta de Kendall están caricaturizados nuestros vínculos en los tiempos modernos: ostenta muchos vínculos superficiales, que lo conocen poco y nada, pero pocas relaciones reales.

Si miramos nuestra lista de contactos ¿con cuánta gente realmente tenemos una relación de valor? ¿Con cuánta gente somos capaces de mantener un vínculo real a lo largo del día? Ni que hablar si sumamos las redes sociales. Mirando mi lista de contactos en las redes sociales, no puedo evitar pensar en la fiesta de Kendall.

Dicho de otra manera, ¿cuánto valor tienen esos vínculos? ¿Cómo gestionar las interacciones en el mundo real y en el virtual? Estamos en tiempos de sobrevaloración del “networking” por abuso y exceso de contactos.

Ya en los ’90, el antropólogo británico Robin Dunbar, concluyó que los humanos no podemos tener más de 150 relaciones significativas, una medida que se conoció como el “número de Dunbar”. El investigador define relaciones significativas como aquellas personas que conoces lo suficientemente bien como para saludar sin sentirte incómodo si te las encuentras en la sala de un aeropuerto. Es decir, buenos conocidos. Ese número generalmente oscila entre 100 y 250, con un promedio de alrededor de 150. En su libro “¿Cuántos amigos necesita una persona?”, Dunbar sostiene que existe una relación entre el tamaño de la parte del cerebro asociada con la cognición y el lenguaje, y el tamaño de un grupo social cohesivo. Esta proporción limita cuánta complejidad puede manejar un sistema social. Dunbar y sus colegas chequearon este principio con datos históricos y encontraron una consistencia notable alrededor del número 150: desde el tamaño de las primeras sociedades de cazadores-recolectores, así como para una sorprendente variedad de agrupaciones modernas: oficinas, comunas, fábricas, campamentos residenciales, organizaciones militares, pueblos ingleses del siglo XI, incluso las listas de envíos de tarjetas de Navidad. Si se superan los 150, es poco probable que una red dure mucho tiempo o tenga una buena cohesión. Es como una barrera mágica, el cerebro humano no está capacitado para mentener más relaciones. Por ende, cuanto más grande es la lista de contactos que tratamos de sostener, menos calidad podremos dedicarle a cada uno.

Al final del capítulo de Succession, el cumpleañero se descontrola buscando el regalo que le hicieron sus hijos, que se perdió entre la pila de paquetes. Lo busca desesperadamente porque sabe que es el único vínculo real. La mejor representación de lo precarios que son todos los otros vínculos.

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Isabelle Chaquiriand

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