Apoyado en el diccionario, el título refiere a una persona que se cree un mesías o un profeta y que mediante su intercesión, salvará a la gente en un esfuerzo de carácter religioso. La expresión también se adapta a quien se cree responsable de salvar a las personas.
O un o una megalómano/a; se creen Dios, exagerada idea de la importancia que tienen.
Enseguida me salta el nombre de la señora condenada en Argentina, Cristina K.
Pero no es un tema de ideologías; ya lo hemos mencionado en otra oportunidad. Ni de derechas ni izquierdas (digresión: me causa mucha gracia cuando la mencionada señora se autodenomina de izquierda… y dejó su país con un 45% de pobres). Vuelvo. El tema es cómo poder descifrar al individuo o dama que está al frente de un país, apartándonos de prejuicios, de miradas cortas, de preconceptos arraigados.
El asunto es que la vida cotidiana está cada vez más partidizada y se expresan eslóganes y se lanzan cánticos, cuyo sentido muchas veces cuesta interpretar y no hurgaría con quienes lo hacen y no quiero ser mezquino, pero un porcentaje importante no sabe qué está apoyando.
El otro día el erudito Claudio Fantini, en este diario, se refirió al presidente Trump con la idoneidad que le caracteriza.
No voy a escudriñar ahora sobre tantos aspectos vinculados al país del Norte, sobre la política arancelaria o sobre Guantánamo, que vuelve a cobrar vigencia.
De lo que no tengo duda es que el señor Trump, padece del complejo de Mesías. Poco menos se cree que salvará al mundo y que Dios, le ha puesto una mano en su hombro, para que actúe sin medir consecuencias.
Quiere recuperar el canal de Panamá, que Canadá sea un nuevo Estado de la Unión, comprar Groenlandia y que Gaza sea un balneario turístico…, o algo similar. Arremete sin remilgos; claro, está muy bien anclado con la votación masiva que tuvo a su favor, pero eso ¿ le da patente de corso, sin miramientos?
Porque también estamos hablando de alguien que fue condenado por la Suprema Corte de Justicia de su país, dinero vertido tergiversando el destino del mismo, como asimismo con ese carácter despótico que tiene, no pudo asimilar cuando cayó derrotado ante Biden en la elección anterior, y luego se produjo aquella invasión al Capitolio, refutando lo que las urnas habían ordenado y claro está, Trump sacándose las castañas del fuego.
Tampoco fue, en un espíritu antidemocrático, a la asunción del propio Biden en su momento.
Entonces y como reza la máxima “ni calvo ni con dos pelucas…”.
Ya varios países árabes, pro Estados Unidos, se han puesto de punta contra la idea de sacar a los gazatíes de Gaza, antesala de crear un conflicto que no se resuelve por el imperio de la lapicera y de cuanto decreto le gusta firmar. Va de suyo que la actitud del Sr. Trump tiene varias similitudes en otros países, con el agravante además, que ni siquiera fueron votados en forma democrática. Trump arrasó en su país en forma incuestionable. A los americanos les ganó el sentimiento de patriotismo con que aquel los arengaba.
De último momento, según Trump parece que fue Zelinsky el que empezó la guerra con Rusia…; sin perjuicio del diálogo bilateral que empezó USA con Rusia, con un matiz favorable a los rusos, gobernada por el autócrata, corrupto y criminal de Putin. En fin, el tema es demasiado complejo para un simple articulista…
Yendo a tiendas incalificables. Lo de Maduro no recoge apelativos que le calcen. Es tan de Ripley todo ese proceso que empezó con Chávez y que hoy se consolida a fuerza de escopeta y tanques de guerra, cometiendo una vez más, un fraude electoral que ya ni la perplejidad nos gana.
Porque si Trump se cree un Mesías, Maduro creo que se cree Dios…, bien que lo evoca. Megalómano sin estridencias, ignorante sin pausa, corrupto sin retaceos, censurando la libertad de opinión y encarcelando opositores, este señor ha logrado que casi 8 millones de venezolanos estén dispersos por el mundo, seguramente en muchos casos pasándola mal y con escaso dinero en el bolsillo, pero sabedores de que gozan de libertad y pueden hacerse oír sin temores posteriores.
Nada peor o cerca está, que aparezca un ignorante con iniciativas…, las consecuencias de ese proceder pueden ser devastadoras. Lo son en Venezuela, un país con una riqueza incalculable en petróleo, gas, minerales, etc… Y vaya que este “mesías caribeño” es un ignorante con iniciativa… No da el espacio para varios ejemplos más (el autoritario de Corea del Norte, Ortega, Díaz Canel… siguen nombres).
Al margen de atributos personales, al margen de la idoneidad o no que tenga para ejercer el cargo de primer mandatario (todo es opinable), el presidente electo está en las antípodas de esa forma de actuar, esperanzado y confiado además como estoy, que el Plenario de predominancia comunista (están las manidas bases), no le doble la mano y pueda Yamandú Orsi, actuar sin presiones.