Durmiendo con el enemigo

Hace pocos días se comunicó, finalmente, la decisión de la Ing. Carolina Cosse de no acompañar con su voto, el 27 de octubre, la reforma constitucional de la seguridad social.

Con esa decisión se completó la posición coincidente de todas las fórmulas presidenciales que competirán en la próxima elección. Y con ello, se generó una falsa sensación de alivio, por cuanto se concluía que así quedaba definitivamente sellada la suerte de la reforma, evitando todos los efectos negativos que ella acarrearía.

En el Frente Amplio, casi simultáneamente con el comunicado de Carolina Cosse, se decidió ratificar la “libertad de acción”, agravada con un compromiso de no agresión que implica que los sectores contrarios a la reforma -el MPP, el Seregnismo y la Vertiente Artiguista, que conforman la mayoría de la “fuerza política”- deberán abstenerse de ser duros con los comunistas o socialistas o con la central sindical, o debatir con ellos durante la campaña electoral, criticándoles la iniciativa, pues deben poner, por encima de todo, el objetivo de preservar la “unidad entre compañeros”.

Pues bien, no salimos de nuestro asombro ante tanta torpeza o irracional inocencia, de los sectores mayoritarios, dada la enorme trascendencia que tiene -y ellos mismos lo reconocen- el resultado del plebiscito.

Para recordarles a los lectores -en particular a los frentistas- la importancia que tiene, volvemos a transcribir la lapidaria declaración del Seregnismo, realizada bajo el liderazgo de Astori en setiembre de 2023, cuando recién se había iniciado la movilización para la recolección de firmas: “la propuesta a consideración no atiende los desafíos pendientes de la seguridad y agrava los existentes”… “prevé establecer en la Constitución un régimen más generoso que el que estableció la reforma de 1989, que ya entonces era insostenible“; que “el aumento del déficit generado”… “no dejaría margen para abordar nuevos desafíos de la matriz de protección social ni para impulsar transformaciones en otras áreas claves como son la educación, la salud, la vivienda, la seguridad, entre otras” y que, en cuanto a la derogación de las Afaps y de la apropiación de los ahorros individuales ya logrados con gran esfuerzo individual, “la confiscación que se plantea realizar a los trabajadores no establece mecanismo compensatorio alguno para los afiliados, salvo la promesa de jubilaciones más altas”.

Y bien, ¿no se dieron cuenta de la maniobra perpetrada por los dos sectores radicales, asociados a la aventura reformista del Pit-Cnt, contra el resto del Frente?

¿Ningún dirigente de los tres sectores mayoritarios contrarios a la reforma, advirtió que la decisión de Carolina Cosse, cuyo respaldo político electoral, casualmente, es el Partido Comunista, publicada en un largo comunicado, no dice -como debía- que no votará la reforma porque es contraria al interés nacional, argumentando sobre ello, sino que eludiendo, como es su estilo, pronunciarse sobre el fondo del asunto, afirma como único argumento para no votarla: que “no generó los consensos necesarios”?

La realidad a que se enfrentan en la campaña electoral los sectores mayoritarios del Frente Amplio, incluido el candidato a presidente, es verdaderamente compleja.

En primer lugar, porque deberán explicar a todos los compatriotas, cómo justifican su escala de valores ya que cuando se trata de evitar un gravísimo daño al interés nacional, denunciado por ellos mismos -en cambio- privilegian la “unidad” partidaria.

En segundo lugar, porque deberán explicar a sus militantes y adherentes, cómo es posible que se facilite la promoción por parte de sectores integrantes del Frente Amplio, de una reforma constitucional que -claramente- aniquila el “programa común”, pues como expresa el comunicado seregnista, “el aumento del déficit generado… no dejaría margen para abordar nuevos desafíos de la matriz de protección social”... “ni para impulsar transformaciones en otras áreas claves de la política como son la educación, la salud, la vivienda, la seguridad, entre otras”.

En tercer lugar, deberán explicar cuál es la razón por la que -además- se sometieron dócilmente a la pretensión de los partidos Comunista y Socialista de que se les diera “libertad de acción” e “inmunidad de críticas” para promover el referido plebiscito, si sus efectos serán tan gravosos para todos los uruguayos.

En cuarto término, porque muy pronto -pero probablemente ya tarde- advertirán que con las referidas reglas de “coexistencia pacífica” pactadas respecto del plebiscito, los Partidos Comunista y Socialista, apoyados por la central sindical, centrarán en la propuesta plebiscitaria todo el peso de sus campañas electorales para incrementar la obtención de sus bancas legislativas, por dos simples razones: la primera, porque esa bandera electoral será la nota distintiva de comunistas y socialistas con los sectores mayoritarios del Frente Amplio y, la segunda, porque en los dos meses de campaña que restan, a estos últimos les será imposible hacer prevalecer argumentos racionales en un tema extremadamente complejo como la seguridad social, tratando de controvertir el simple eslogan panfletario de la reforma, que baja la edad de jubilación y sube las pensiones y jubilaciones, que es lo que el ciudadano común quiere oír.

Esta deducción no es antojadiza, sino que surge del devenir de los hechos: los sectores frentistas mayoritarios, contrarios a la reforma, no solo saben que su contenido es nefasto como ya lo han proclamado; les consta también, que la iniciativa partió de los sindicatos manejados por el Partido Comunista, que colocaron como presidente del Pit-Cnt a Marcelo Abdala, un histórico dirigente de sus cuadros y que sus promotores decidieron llevarla adelante, sin consultar antes la opinión de los “compañeros” integrantes de los restantes sectores y partidos de la “fuerza política, despreciando la “unidad” que ahora “sacralizan”.

En suma, una nueva maniobra -otra más- urdida por los dos sectores dogmáticos y radicales del Frente Amplio, contra sus “compañeros”, los que -sin embargo- aún no despiertan y advierten que continúan “durmiendo con el enemigo”.

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