Cortina de humo

Sebastián Da Silva

Hace tiempo que no creo en las casualidades, la vida me va enseñando que las cosas siempre tienen una causa, "son por algo" al decir del paisano.

Llevando esta máxima al terreno político, la misma se confirma aun más. La actividad política es la hoguera de todas las vanidades, donde es habitual ver como una palabra de más de alguien encandilado con las luces de la tele, puede tener una repercusión inesperada.

Lo que paso con las declaraciones de la primera Senadora y Primera Dama en esta semana es lisa y llanamente sorprendente, y no por ello pensamos que es fruto de la improvisación.

Nosotros formamos parte de los que subestimamos la capacidad política del Presidente Mujica y su grupo político, el Movimiento de Participación Popular.

Creíamos ingenuamente que no era posible que tanta ocurrencia disfrazada de saber popular llegara a encarnar en la ciudadanía.

No pensábamos que su impronta llegara a las esferas sociales que llegó, y era una odisea imaginarlo gobernando los destinos del país.

Con el diario del lunes empecé a atar cabos y a darme cuenta que el único pánfilo era yo, que el objetivo de los tupas estaba hiperplanificado y que lo ejecutaron a la perfección.

Volviendo a lo del principio, y ante el estupor de ver como a 6 meses del gobierno la esposa del presidente tira un tema proselitista arriba de la mesa, reafirmo que no existe improvisación, ni una palabra de más, ni una salida de tono, en las declaraciones de la Senadora Topolansky intimando a Tabaré Vázquez a decidir su eventual postulación presidencial.

Nadie en su sano juicio puede entender que el abordaje de estos temas puede facilitarle el gobierno a Mujica, mucho menos que la ciudadanía y los sectores de opinión de todo el arco ideológico puedan aprobar que la mujer más poderosa del Uruguay esté pensando en temas electorales y no en solucionar los millones de carencias que tiene el país.

Como el tiempo me ha demostrado que el pragmatismo rige las coordenadas del MPP, me parece que estamos frente a una típica y riesgosa maniobra disuasiva, porque algo serio debe de estar pasando en el gobierno para arriesgarse a un choque de trenes entre los máximos líderes de la izquierda nacional.

Será el presupuesto y sus huelgas, la participación de Gonzalo Fernández en el lío de los Peirano, el escándalo Municipal y su decisión judicial, la corrupción encontrada en la Armada o vaya a sabe uno el tamaño del problema.

Lo que es claro que con estas actitudes el Frente Amplio va dejando atrás su impronta romántica y utópica para dar un paso más en su proceso de tradicionalizacion.

Día que pasa es más visible que lo que los une es el poder, que se toleran solamente para seguir sumando votos, y que nadie a ciencia cierta puede determinar cual será el desenlace de los acontecimientos.

Aprovechémoslo.

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