Churchill pintor

Ruben Loza Aguerrebere

A los 41 años, de manera casual, Winston Churchill descubrió en la sala donde jugaban sus hijos una caja de pintura. Este fue un instante eterno en su vida, y ocurrió hace 95 años.

Pero vamos por partes. En aquel momento, Churchill era un hombre realmente con mucho trabajo: Consejero oficial, miembro del Parlamento británico por Dundee, Subsecretario de Estado para las colonias, Presidente de la Comisión de Comercio y Ministro del Interior. Y, por si fuera poco, Primer Lord del Almirantazgo.

Y bien, intrigado por los colores y la densidad del óleo, Churchill se dedicó al día siguiente a pintar un cuadro. Sí. Su primera duda fue: ¿por dónde empezar? Y fue como describió ese primer problema: "después de todo, el cielo en esta ocasión estaba incuestionablemente azul y era un azul pálido. No cabía duda de que la pintura azul mezclada con un poco de blanco debía ser puesta en la parte de arriba de la tela. Uno realmente no necesitaba entrenamiento como artista para darse cuento de eso... De manera que muy ingenuamente mezclé un poco de pintura azul en la paleta con un pincel muy pequeño y luego con infinita precaución hice una marca del tamaño de una arveja sobre la superficie blanca como la nieve".

Churchill descubrió que pintar al óleo podía calmar su cerebro en ebullición, y entonces lo hizo periódicamente. A propósito de esto, William James sostenía: "los hombres de genio difieren de los hombres comunes en los objetivos y en los objetos en los cuales se concentran y en el grado de concentración que logran". Era evidente que en lo que fuera (la lectura, la escritura, la pintura, los asuntos de gobierno, la construcción de un muro de ladrillos, la política o la guerra) su concentración era total. Pintar desafiaba su intelecto y liberaba sus impulsos creativos, despertando su sentido de la proporción y la belleza. Realmente sus pinturas son como un itinerario pues estuvo en Medio Oriente, y hay cuadros de Jerusalén; y en El Cairo pintó las Pirámides. Y en Escocia, Norfolk, Francia e Italia, también se entregó a los pinceles y telas, como en los Estados Unidos y Canadá. En su casa de campo, en Kent, en cambio, pintaba casi exclusivamente en su hogar. ¿Sus temas? La casa, el jardín y los paisajes del entorno.

Las responsabilidades que Winston Churchill asumió durante la Segunda Guerra Mundial le impidieron acercarse después a los pinceles. Cabe recordar que, tras la Conferencia de Casablanca, en enero de 1943, se tomó un día libre y lo hizo para pintar la torre de la mezquita Katoubia, en Marrakesh.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, y rechazado por el electorado, Churchill viajó bastante y pintó muchísimo. Sus últimos cuadros datan de 1957, cuando contaba 83 años de edad. El héroe mayor de la Segunda Guerra Mundial, y ganador del Premio Nobel de Literatura en 1953, por su vasta obra, pintó más de quinientas obras. Ya cerca del final del camino, Churchill escribió: "Cuando vaya al cielo, pienso pasar gran parte de mi primer millón de años pintando y así llegar al fondo de la cuestión".

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