Respecto de la Caja Profesional cuando una persona se recibe y adquiere un título universitario para ejercer la profesión tiene la obligación de afiliarse y hacer un aporte a la caja.
Cuando trabaja de forma independiente, cobran honorarios más IVA con facturas propias extendidas a quienes contratan sus servicios y aportan a la Caja. También pueden ejercer la profesión total o parcialmente como empleados dependientes en la actividad privada o el Estado. En este caso, se aporta mayoritariamente al Banco de Previsión Social y en menor medida a otras cajas (militar y bancaria). Su aporte se suma al aporte patronal. Se generan jubilaciones separadas.
Los profesionales independientes, tienen como obligación -además- la devolución periódica al Estado del IVA que cobran por factura. Y, muchas decenas de miles de ellos en actividad, por escala según sus ingresos agregan el pago anual del Impuesto a la Renta a las Personas Físicas (IRPF). Los que se acogieron a la pasividad -otras decenas de miles- están alcanzados por la quita del impuesto “Astori” de “asistencia a la seguridad social”, IASS (con franjas que van desde 6% hasta el 30%, a partir de los $ 59.184 de pasividad).
A los profesionales dependientes que no pagan a la Caja Profesional suman además quienes declaran no ejercicio de la profesión, estando afiliados a la Caja.
Las obligaciones de aportes empiezan con el ejercicio profesional. Como es muy difícil controlar los ingresos personales reales de las respectivas profesiones, rige un sistema de categorías y de fictos. Las categorías van de la 1era. a la 10ª. Cada tres años se asciende de categoría, pudiendo el aportante optar por pagar por una categoría menor a la que le corresponde (lo que puede perjudicar el monto de su futura jubilación). A vía de ejemplo en 2025: la 1era. categoría aporta $ 3242, la 4ª. $ 21.282 y, la 10ª $ 33.855. Se trata de una tributación ciega, ajena a los ingresos reales de los aportantes.
La aportación para mucha gente se vuelve gravosa por las alternativas cambiantes del trabajo y a otras, apenas llegadas a los 60 años, con 30 años de trabajo las impulsa a jubilarse inmediatamente para abatir cargas varias y pasar a percibir la pasividad.
El gobierno propone más de lo mismo. Aumentar los impuestos a los activos y hacer quitas a los pasivos. Agravará la no aportación hoy existente en un corto lapso. Y, seguirá la jubilación temprana.
La Asociación de Profesionales Independientes en reciente declaración pública recuerda que el Colegio de Contadores propone que parte de los aportes al fondo de los profesionales que hoy declaran no ejercicio y aportan a la AFAP, se destine a la Caja Profesional. Lo que sin costo para ellos les permitiría incluso ejercer la profesión sin aportación y generar una nueva pasividad.
Recuerda también que la Asociación Nacional de Afiliados a la Caja de Profesionales -por su parte- ha sugerido una actualización gradual de los valores de los timbres, desfasados en los últimos 20 años de la realidad económica nacional. Los timbres son consecuentes en definitiva de alguna actividad laboral profesional.
Es una necedad que los actores políticos, comenzando por el actual gobierno, se nieguen con sed tributarista a considerar -al menos parcialmente- estas propuestas.