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Caerá la brecha bibliográfica

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CARLOS MAGGI

Una innovación grande se inicia vigorosamente: el mundo entero se dispone a tener todos los libros habidos o por haber.

Hasta nuestros días, el conocimiento de las personas se difunde de manera diferencial.

Pese a la globalización recién nacida, la situación sigue pareciéndose al tiempo del saber esotérico; se diría que lo mejor, sigue reservado para los grandes sacerdotes.

Johanes Gutenberg se agarraría la cabeza. Hizo todo lo posible para difundir la lectura multiplicando los libros por miles de ejemplares y la igualdad resultante de la letra impresa, fue tan grande que a lo largo de los siglos, pudo haber asambleas donde todos conocíeran los grandes principios y de ese modo pudieran discutir. Y así se fundaron las repúblicas.

Años después resulta que la igualdad de la letra impresa fue un hecho que transformó el mundo…, pero no del todo. La aristocracia perdura,

Los libros son el modo de comunicarse con la ciencia, el arte, el pensamiento, la religión y todo fruto de la inteligencia humana en todas las épocas. Pero sucede… ¡ay! que los libros no son infinitos. Un pueblo con pocos libros es un pueblo con pocas luces y por consiguiente con pocas patentes registradas cada año.

Sin la información de punta no es fácil investigar; y en materia técnica, solo aprendiendo lo que otros están inventando, se aprende a inventar. La escasez de libros, folletos y revistas, retarda pues la inteligencia y estanca la economía.

Consecuencia: ya no es cuestión de defender la libre circulación de los libros (que es muy buena y existe en casi todo el mundo); ahora la cuestión, consiste en defender la libre posesión de obras impresas, sin los cuales nunca hay información de punta.

Gran desgracia: los libros y las revistas son mucho más escasos en el Uruguay que en cualquier país evolucionado.

La Biblioteca del Congreso en Washington con tiene 21 millones de títulos. Nuestra Biblioteca Nacional tiene poco más de 300.000.

Estos comentarios cuantitativos vienen al caso porque está sucediendo en el mundo que el mayor librero de la Historia, Amazon, avisa que está vendiendo en el 2010, más libros electrónicos que libros impresos. ¿¡Eeeeeh!?....

La fabulosa proliferación de libros electrónicos que se viene, no es cosa banal, llega para cambiar las asimetrías entre los países; suprime la peor brecha que media entre desarrollados y subdesarrollados. Hasta ahora, unos tenían a su alcance físico todas las obras de punta; mientras otros buscaban sin éxito lo último que se escribió o perseguían en vano la infinitud de los libros agotados.

Ahora, el futuro a mediano plazo, indica que se acabó el agotamiento; arranca la recuperación de lo difícil de hallar. La necesidad física de "tener" los libros necesarios, va a ser superada. Los libros siguen siendo tan preciosos como siempre, pero estos de ahora, cuanto más se distribuyen, más quedan al alcance de todos.

Los libros dejaron de ser cosa material; se hicieron objetos virtuales y en consecuencia su lectura no los gasta ni su posesión disminuye las posibilidades de conseguirlos. Ninguna edición digital tiene tiraje; es una función matemática y no, un conjunto de objetos. Copiar una obra que se halla registrada en un archivo binario, no tiene costo apreciable.

Los libros electrónicos que se prometen para dentro de muy poco en cifras de millones y millones de títulos, pueden curar el raquitismo nacional más nocivo: la carencia irremediable de bibliografía.

Muestro un caso de nivel popular: 107 de los 112 best seller que difunde el New York times esta semana, están disponibles online.

De los 107 libros electrónicos, 82 cuestan menos de ciento ochenta pesos uruguayos el ejemplar. Por ese dinero, la copia baja a la tableta o el teléfono en menos de un minuto y queda disponible para que el comprador lo pueda leer también en su PC.

Al vender una obra, el sistema del libreo funda una biblioteca a nombre del comprador y respalda ese libro de tal modo que si el titular pierde o rompe el aparato adonde fue bajado o daña o borra voluntariamente los archivos, no tendrá nada que pagar para tenerlo de nuevo, el vendedor le permite bajarlo nuevamente.

Cada obra comprada se respalda a nombre del titular en la nube de Amazon. Y así será en todas las librerías, a plazo breve.

Hace 3 años, cuando Amazon lanzó el Kindle, puso a buen resguardo un respaldo de todo lo vendido; 90.000 títulos electrónicos. Hoy ese archivo contiene 700.000. Y el modo editar ha cambiado; no hay libro que se precie que al salir a la venta, no tenga al mismo tiempo su correspondiente versión digital.

La idea de Jeff Bezos, fundador de Amazon, es tener disponible todos los libros nuevos y todos los publicados que todavía paguen derechos; estén en el dominio público o no. Estima Bezos que en tres años los volúmenes digitales disponibles en Amazon se triplicaran nuevamente y la oferta alcanzará los dos millones de títulos (hoy a los 700.000 títulos ofertados por Amazon deben sumarse 1:800.000 libros electrónicos del dominio público).

La innovación también abarca Internet móvil; algo de lo cual los uruguayos estamos a medio camino. Un libro electrónico en el mundo exterior o contemporáneo, se baja esté uno donde esté ¡en menos de un minuto!

Con el ancho de banda móvil Standard se puede bajar un libro usando indistintamente, un teléfono inteligente o una tableta móvil (Kindle, Nook, Ipad). También entre nosotros se puede (eso sí, al tranco lerdo que impone Antel); pero se puede.

No es fácil desde aquí, describir las diferencias entre una tableta como el IPAD (un híbrido entre teléfono inteligente y laptop) y el Kindle de Amazon.

La primer gran diferencia es el precio: el IPAD (tableta de Apple) cuesta por ahora, entre 500 y 800 dólares. El Kindle de Amazon cuesta 139, pero solo sirve para leer libros electrónicos o documentos.

El IPAD es una pantalla similar a la pantalla de una laptop que funciona sola; puede grabar lo que sea. Pero como texto para leer, cansa la vista y expuesta al sol pierde contraste y hace difícil la lectura; es Led.

El Kindle es en blanco y negro y está basado en la revolución de la tinta electrónica de las ceibalitas. El contraste es como el contraste de una página impresa en papel; se puede leer al sol; no ilumina o deslumbra; "Es" en blanco y negro. Las pantallas "normales" cansan la vista; no son amables para leer durante horas. El Kindle es perfecto y se deja leer varias durante horas. Y a eso agrega que pesa menos que un libro de 100 páginas y tiene capacidad para transportar 3.500 libros en la memoria. Su batería a pleno régimen de lectura debe recargarse una vez por mes.

En el 2010 empezó pues la decadencia de la imprenta y la apoteosis del libro: cada ejemplar se entrega sin disminuir el stock.

Con el paso del tiempo, los libros están condenados a costar muy poco y estarán al alcance de todos, sin perjuicio de que devenguen derechos de autor y ganancia para el librero.

¿Hay razón o no, para exigirle a Antel que sea un ente eficiente y no, un tapón indecente?

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