Amos Oz y el demonio

Al recibir el "Premio Goethe", en Francfort, el escritor israelí dijo, entre otras cosas brillantes:

—Con derroche de argumentos, el Satán de la Biblia y el de la Ilustración intentan demostrar a Dios y a sus ángeles, que el Hombre, puesto ante una elección, decide siempre a favor del mal.

La civilización moderna cambió el planteamiento; borroneó la clara línea divisoria que había trazado la Humanidad desde sus comienzos.

En un momento cualquiera del siglo XIX, surgió en Occidente, una nueva manera de pensar que dejó de lado el mal; incluso llegó a negar su mera existencia. Esta novedad intelectual recibió el nombre de Ciencias Sociales.

¿Se han percatado que el Diablo ya no ataca a los individuos?

El mal nace siempre de un conglomerado. Los sistemas, son perversos; los gobiernos, son malos; las instituciones sin rostro, se sirven del mundo en su propio y siniestro beneficio.

Usted y yo somos siempre personas amables; el Diablo está en el establishment. Esto es, desde mi punto de vista, una perfecta cursilería.

La bondad y la maldad son individuales, no son propiedad de una religión, ni de nada colectivo.

Todos conocemos la diferencia entre el bien y el mal, entre causar daño y procurar curación. Ponerse en el lugar de los otros constituye no solo un medio de carácter estético; es también un importante imperativo moral.

La maldad última en el mundo, no es la guerra; es anterior, es la agresión.

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