A no perder el rumbo

Nacimos y crecimos conociendo la enorme importancia que tiene para el país las bondades naturales de su extendido ecosistema de pastizales, dentro del gran bioma pampeano de la región.

Estamos hablando del pastizal natural o más popularmente llamado campo natural uruguayo, conformado por un elevado número de especies de gramíneas y leguminosas nativas, presentes todo el año y por lo tanto transformándose en un forraje de alta calidad y gratuito para la producción ganadera, sin necesidad de realizar inversiones costosas.

Estas condiciones ecológicas se dan en muy pocas partes del planeta, por lo tanto, debemos ser plenamente conscientes del patrimonio que nos ha tocado administrar, con la responsabilidad asociada que conlleva.

La elevada calidad de la producción cárnica y lanar de nuestro país es reconocida internacionalmente desde siempre.

A pesar de ello, los vaivenes de la economía y las cambiantes demandas sociales, siempre han incidido en la dirección que toma la producción del agro, ajustándose lo mejor posible a la oferta y a la demanda.

Es así que la ecología del pastizal natural uruguayo es impactada y desplazada de manera sostenida por varios factores muy potentes. Algunos son naturales como la variabilidad climática, pero otros son de origen antrópico y merecen que le prestemos la máxima atención.

Desde el punto de vista del cambio en el uso del suelo, es notorio el gran y sostenido avance de la producción agrícola y la forestación que se ha producido en las últimas décadas en el territorio nacional.

Estos rubros muy rentables, debido a la insaciable demanda de los mercados internacionales, indujeron a que muchos productores se enfocaran en ello, a lo que hay que sumarle el arribo a nuestro país de potentes inversiones extranjeras con tecnologías muy eficientes.

Es obvio que tal transformación en el uso del campo es en detrimento del pastizal natural, lo que ha provocado que nuestra producción insignia de ganadería a cielo abierto en campo natural se vaya replegando más y más.

Se trata de un gran desafío para el país, pues estamos convencidos de que debe seguir ocupando un lugar estratégico en la planificación y la gestión de la producción agropecuaria, sin olvidarnos ni un instante de que ésta debe construirse sobre los pilares más sólidos posibles de la sustentabilidad.

Está claro que debemos hallar el equilibrio justo para que la aguja se ubique en el fiel de la balanza entre producción sostenible y rentabilidad. Significa garantizar el notorio predominio de la conservación de nuestros recursos naturales.

Al paso que vamos habrá que evaluar si llegará el día que sea necesario preservar un porcentaje determinado del pastizal natural uruguayo, mediante la imposición de normas legales que lo garantice.

Mientras tanto resulta imperioso ajustar al máximo el correcto manejo de la producción ganadera nacional (carga animal, relación vacuno/lanar, sistema de pastoreo), para preservar la valiosa diversidad genética que caracteriza al pastizal natural de nuestro país cuando está sano, y que sigue siendo la principal responsable de la estabilidad productiva nacional.

No debemos perder de vista que nuestra producción ganadera en campo natural es un activo cada vez más escaso en el mundo, cuya demanda aumenta de manera exponencial.

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