Noticias de tupamaro
SEGUIR Álvaro Ahunchain Introduzca el texto aquí Hay que empezar por decir que "La noche de 12 años", de Álvaro Brechner, es una estupenda película. Desarrolla una narración visual extremadamente difícil, de un argumento opresivo y silencioso. Sin embargo, logra sortear ese riesgo con un buen guión y una realización muy inspirada. No puedo dejar de destacar el trabajo de Alfonso Tort, de una contundencia y versatilidad expresiva pocas veces vistas y, a mi juicio, verdaderamente consagratorias de este querido actor uruguayo. Hasta aquí mi intromisión en área ajena: no soy crítico de cine, ni Dios lo permita. Quisiera centrarme en analizar la utilidad de esta película en la consolidación del relato heroico sobre el movimiento tupamaro y José Mujica. Viéndola, recordaba aquellos versos de Machado que popularizó Serrat: "la España de charanga y pandereta / cerrado y sacristía (…) ha de tener su mármol y su día, / su infalible mañana y su poeta". Más de un autor ya ha construido el mito tupamaro en el imaginario colectivo, a expensas de una gran variedad de productos culturales laudatorios y victimistas de esa gesta, trágicamente equivocada. Quienes vivimos la historia, no pudimos menos que sonreír al ver la versión que da la película del asalto de las FF.CC. a la casa de la calle Amazonas, y cómo omite el resto de las acciones sanguinarias de ambos bandos, en aquel terrible 14 de abril de 1972. La mirada parcial que ofrece es la de un puñado de jóvenes idealistas que se enfrenta con un grisín a un ejército superpertrechado y criminal. Ni siquiera queda claro en el guión que la revuelta armada se realizó contra un gobierno constitucional, un viejo equívoco que Mujica y sus compañeros de armas han usufructuado intencionadamente en su peculiar relato. Ahora bien, ¿podemos reprocharle esa visión sesgada a los creadores de la película? Ciertamente no. Como tampoco deberíamos descalificar a un genio del cine como David W. Griffith, por el contenido racista de su clásico "El nacimiento de una nación". Una obra de arte no es un ensayo histórico. Es lo que es: una reconstrucción deliberadamente subjetiva de la realidad. El artista tiene todo el derecho a distorsionar el material sobre el que trabaja, a su gusto y sensibilidad. Porque si se lo negáramos, estaríamos instaurando tribunales censores y aniquilando la libertad de creación. Por eso respeto la decisión de Brechner de narrar la historia apegado a la versión unívoca de "Memorias del calabozo", en consonancia con la oportunidad que vieron los productores de aprovechar la buena estrella mediática global de Mujica. Bien ha declarado el director que su intención no fue promover ideas políticas, sino centrarse en la capacidad de resiliencia humana ante condiciones extremas. El hecho de que nos enojemos por el contrabando ideológico que esto implica, no es problema del creador sino de nosotros mismos, que hemos sido incapaces de comunicar con similar calidad la otra versión. Por eso, felicitaciones al equipo de "La noche de los 12 años", y el deseo de que aparezcan otros creadores que cuenten la historia desde libros más objetivos, como "El color que el infierno me escondiera", de Carlos Martínez Moreno. O desde penetrantes ensayos recientes como "El cielo por asalto", de Hebert Gatto, "La revolución imposible", de Alfonso Lessa, "Historias tupamaras" y "Milicos y tupas", de Leonardo Haberkorn... Los falsos mitos no se derriban con quejas ni teorías conspirativas, sino propiciando la pluralidad de visiones.
EDITORIAL La ETA se arrepiente de algunos de los crímenes que cometió y de los dolores que causó, incluyendo a Uruguay y el trágico episodio del Hospital Filtro. Sería bueno que también lo hiciera el FA. Hemos provocado mucho dolor, incluidos muchos daños que no tienen solución". Es un párrafo de la carta de ETA en donde pide perdón a sus víctimas antes de disolverse de forma definitiva el mes que viene. Uruguay está incluido en ese pedido pues los etarras generaron "mucho dolor" en Montevideo, en 1994, con la algarada del hospital Filtro que derivó en un muerto y varios heridos. Aquí los etarras hicieron una campaña en donde convencieron a buena parte de la izquierda y al Pit-Cnt que tres de ellos, detenidos en Uruguay, representaban la causa del nacionalismo vasco. Así lograron que una multitud —con "civiles armados" incluidos según denunció Líber Seregni— tratara de impedir su extradición a España, lo que derivó en un cruento choque con la policía. Juzgados en la España del socialista Felipe González los tres fueron condenados por homicidio. Eran tres asesinos. Nacida durante la dictadura de Francisco Franco, una vez recuperada la democracia la ETA sumergió a España en un baño de sangre. El objetivo ya no era luchar contra Franco sino vagas propuestas de independencia para el País Vasco mezcladas con proclamas de cuño marxista. Sobre esa base asesinaron a más de 800 personas con golpes tan repugnantes como la bomba detonada en un supermercado de Barcelona en donde murieron 21 personas, entre ellas mujeres y niños. En el País Vasco robaron, extorsionaron y mataron a placer tal como lo describió en un libro formidable —"Patria"— el escritor vasco Fernando Aramburu. Allí se desnuda la maldad de esta banda terrorista que al principio quiso justificarse con el combate a la dictadura, pero que siguió actuando una vez muerto Franco como si nada hubiera ocurrido. Optaron por tomar las armas contra el gobierno español en vez de seguir el camino de las urnas a través del Partido Nacionalista Vasco con sus tendencias separatistas. Ahora piden perdón a sus víctimas y a sus familiares aunque aclaran que ese pedido no alcanza a los políticos y policías asesinados, una distinción que, con toda razón, el gobierno de Mariano Rajoy considera inadmisible. Un gobierno que desde hace años exigió su rendición incondicional en tanto el grupo armado entraba en decadencia debido a las eficaces operaciones policiales, la rendición de algunos de sus dirigentes que repudiaron a la ETA y la ira de la opinión pública que ya no soportaba su existencia. Mientras tanto aquí en Uruguay todos los años se realiza una procesión para recordar el infausto episodio del hospital Filtro y al compatriota que cayó allí convencido de que luchaba por una buena causa. Al igual que a otros muchos le hicieron creer que los etarras representaban el nacionalismo vasco de raíces históricas, cuando en realidad era una banda de pistoleros sin escrúpulos. Los tupamaros tuvieron mucho que ver en ese engaño colectivo al desplegar desde su radio y sus publicaciones una campaña favorable a los etarras. De ese modo lograron arrastrar a la casi totalidad del Frente Amplio y del Pit-Cnt en una movilización por los supuestos mártires etarras. Lo hicieron con tanta eficacia que hasta consiguieron que los principales líderes de izquierda —Seregni, Vázquez y Astori, entre otros— concurrieran a las puertas del Filtro a solidarizarse con los tres etarras. Es que la relación entre tupamaros y etarras venía de tiempo atrás. La ETA, organización enriquecida a través del cobro del "impuesto revolucionario" a industriales y comerciantes, puso el dinero para que el MLN comprara una radio en los años 80. Además había otros nexos y complicidades que obligaron a los tupamaros a cooperar con los etarras detenidos en nuestro país. Esa cooperación tuvo en los incidentes del Filtro su máxima expresión cuando —según declaraciones del ex líder tupamaro, Jorge Zabalza— la ETA envió a la zona del Filtro un autobús con explosivos para ser utilizados contra la policía e impedir así la extradición de los tres detenidos. Desde su radio, líderes tupamaros como Mujica y Fernández Huidobro, hablaban de todo aquello como la ocasión para darles un "bautismo de fuego" a sus jóvenes militantes. Ahora, al disolverse de manera definitiva queda al desnudo la crueldad de esa banda que durante décadas aterrorizó a los españoles. Y queda claro el grueso error cometido por el Frente Amplio y el Pit-Cnt, solidarios ambos con unos simples asesinos que hoy salen a pedir perdón por todo el mal que hicieron. Sería bueno que también lo hiciera la izquierda uruguaya que los apoyó y en particular los tupamaros, viejos socios de ETA. Pero eso, ya sabemos, es como pedirle peras al olmo.
La presencia de una empresa casi monopólica, cercana al MLN, en los negocios con Venezuela y los préstamos a pérdida otorgados por el Fondo de Desarrollo, no fueron tenidos en cuenta por el FA para una investigación parlamentaria. Ahora llegaron a Crimen Organizado. Los negocios con Venezuela y la administración de los recursos del Fondes habían hecho méritos suficientes para que el gobierno explicara a la ciudadanía cómo se había procedido. Venezuela no es solo una dictadura, es una dictadura corrupta. Está peleando los peores lugares en el ranking mundial de Transparencia Internacional (166 entre 176). Si se negocia con ella, lo recomendable es hacerlo de manera absolutamente clara y no a través de una ignota empresa. En cuanto al Fondes, disponer de millones de dólares para algunas empresas privadas, en contra de lo aconsejado por los organismos técnicos del propio gobierno, es violar una regla elemental de gestión y coquetear con la corrupción. En ninguno de los dos casos hubo transparencia, se prefirió ocultar y, en democracia, se abre entonces un camino para conocer lo ocurrido cuando los hechos tienen apariencia delictiva: la Justicia. Los diputados Rodrigo Goñi y Jaime Trobo del Partido Nacional junto con el independiente Gonzalo Mujica presentaron el jueves denuncia penal ante el Crimen Organizado. Veamos 1) Venezuela. Los orígenes de los negocios se encuentran en la creación de la Fundación Bolívar-Artigas (año 2005), con un fondo de US$ 200 millones aportados por el gobierno venezolano más el 12% de los pagos de Ancap (¡ay Ancap!) por la compra de petróleo a Pdvsa. Eran épocas en que el difunto presidente Chávez alardeaba de sus reservas por US$ 35.000 millones. En su primera etapa, se concretaron negocios e inversiones por 600 millones de dólares. En abril de 2010, el presidente Mujica (recién asumido) viajó a Caracas con el objetivo de lanzar un nuevo capítulo de los negocios con Venezuela, cosa que se concretó en enero de 2011, donde se firmaron 13 acuerdos. La mayoría de ellos fueron signados por el canciller Luis Almagro (el mismo que hoy es Secretario General de la OEA, y hay gente que tan poco lo quiere), pero cuatro llevan la rúbrica de empresas privadas: dos Aire Fresco (seguridad alimentaria), uno Atlansur (logística) y uno Urutransfor (transformadores de alta potencia) mientras que las contrapartes son distintos ministros del Poder Popular. Para Venezuela los negocios eran un tema de Estado, para el gobierno uruguayo algunos sí y otros no. ¿Por qué? ¿Quién designó a estas empresas para que firmaran como contraparte de empresas estatales venezolanas? Allí es la aparición en sociedad de "Aire Fresco", representada por Omar Alaniz, exintegrante del Comité Central Tupamaro que vende 40.000 toneladas de arroz, 20 mil de trigo y 3.000 de pollos a Venezuela, y dos años más tarde, en 2013, acordó comercializar directamente con el Ministerio del Poder Popular para la Alimentación de Venezuela "en rubros alimenticios, vinculados sobre todo con productos avícolas, cárnicos, cereales y lácteos", según la página de Presidencia de la República Oriental del Uruguay. Un gran supermercado uruguayo desconocido por la gente o un grupo de "empresarios" con sólidos contactos en la tierra de Chávez y Maduro, porque las llaves de ese mercado están en el círculo íntimo de nuestro expresidente. 2) Fondes. La vinculación de esta "velita al socialismo" de Mujica y los negocios con Venezuela viene porque las empresas "ayudadas" manejaban un horizonte comercial con el país caribeño, muchos de los cuales no existían pero servían de "pantalla" para justificar el dinero entregado. Para otras que subsisten, Venezuela era su principal —o único— comprador. El Fondes, fundado en 2011 a instancia de Mujica, lleva perdidos 70 millones de dólares, como resultado de préstamos incobrables, que se sabía que eran incobrables. ¿Por qué se entregó este dinero si los organismos técnicos del gobierno decían que las "empresas" eran inviables? Pero hay otro tema vinculado con el Fondes que realmente lastima. El dinero del Fondes sale de las utilidades del BROU, que presta dinero a muchos y distintos agentes económicos, pero que sobre todo tiene una importante cartera de clientes entre los más humildes que se conoce como los préstamos sociales. Hacia fines de año, por ejemplo, hubo más de 67.000 pasivos que renovaron préstamos de este tipo con el BROU, de forma de hacerse de algún dinero para enfrentar las fiestas. Esos jubilados pagan por sus préstamos una tasa nominal del 24% que junto con la cuota le descuentan sí o sí antes de cobrar, no les regalan nada ni les prenden velita alguna. En vez de reducir las altas tasas de interés de los préstamos que contratan los más pobres de la sociedad, el BROU obtiene de ellos parte de sus utilidades. Y son esas utilidades las que en estos años han ido a parar a las empresas del Fondes. Algunos dirán que estas última reflexión poco tiene que ver con la denuncia penal. Puede que tengan razón, pero nos quedamos con ella. Es nuestra velita. EDITORIAL