Mirando hacia adelante, hay ya algunos indicios alentadores.
El arsenal de instrumentos de política económica es una cantera que no se agota.
La inestabilidad política azuzada por temas económicos se ha convertido en la constante del 2018.
Los inversores suenan optimistas sobre una buena temporada para la economía mundial el próximo año, pero pese a las ideas de enormes recortes de impuestos por parte del presidente estadounidense electo, Donald Trump, las perspectivas lucen similares a las de 2016: desiguales y nada espectaculares.
Los inversores suenan optimistas sobre una buena temporada para la economía mundial el próximo año, pero pese a las ideas de enormes recortes de impuestos por parte del entrante presidente estadounidense, Donald Trump, las perspectivas lucen similares a las del 2016: desiguales y nada espectaculares.
La historia en 2017 comienza a jugarse por el lado del contexto internacional, según afirmó el economista Ignacio Munyo, director del Centro de Economía, Sociedad y Empresa del IEEM.
Mayor desacelere de China y el Brexit son algunas de ellas.
El gobernador del Banco de Reserva de India, Raghuram Rajan, cree que la política monetaria ha llegado a su límite ahora que los emergentes vuelven a estar en el ojo del huracán, solo una de esas economías parece librarse de la huida generalizada de los inversores: India.
El Congreso de Estados Unidos logró a última hora y de manera inesperada a finales de año sacar adelante uno de los principales reclamos del Fondo Monetario Internacional (FMI): la reforma del sistema de cuotas para otorgar mayor peso político a las economías emergentes en la institución financiera internacional.
El crecimiento del llamado comercio sur-sur entre economías en desarrollo avanzó a ritmo de tortuga el año pasado, lo que constituye el revés más reciente para los mercados emergentes.