LAUREANO BUTTENBENDER
Brasil prepara un proyecto por el que eleva al nivel de la Unión Europea sus exigencias agrícolas, lo que afectará las exportaciones de productos vegetales de Uruguay, las que representan 40% en dólares del total de exportaciones a ese mercado.
El acuerdo alcanzado con Brasil para el ingreso de 120 toneladas mensuales no acumulables de pollo congelado, permitió despejar la agenda de temas en las negociaciones con Brasil y abordar puntos que venían siendo postergados y que afectan directamente a las exportaciones uruguayas.
El director de la Unidad de Asuntos Internacionales del Ministerio de Ganadería, Mario Piacenza, dijo a El País que el pasado martes, en una reunión de monitoreo comercial que se realiza a nivel de vicecancilleres, y en la que se analiza toda la relación comercial con Brasil, los delegados brasileños bajaron de la agenda el tema del ingreso de pollos y también sus reclamos por carne suina. Brasil reclamaba el ingreso de su carne de cerdo directamente a las góndolas de los supermercados, en lugar de tener como destino la industria manufacturera hacia donde se dirige hoy el grueso de las importaciones de ese destino.
Al retirar Brasil estos temas de la agenda, se puede avanzar en otros puntos de discusión que le interesan sobremanera a Uruguay, como es el caso de una serie de normativas que podrían afectar el comercio de todos los productos vegetales provenientes de Uruguay. La importancia de este punto es que las ventas de malta, arroz y trigo por parte de Uruguay, explican el 40% (unos US$ 440 millones) del total de exportaciones a Brasil, que en 2009 fue de US$ 1.109 millones.
El conflicto radica en que Brasil elaboró un proyecto de instrucción normativa que adapta una serie de reglamentaciones, certificaciones y buenas prácticas agrícolas a los niveles de la Unión Europea. Esto tiene como consecuencia directa que, por un lado, los productores brasileños se tienen que adaptar a esto lo que acarrea resistencias en sus organizaciones. Pero por otro lado, las exigencias de Brasil para sus importaciones serán elevadas, lo que obliga a Uruguay a estar atento a esa reglamentación, a los efectos de evitar que esto se transforme en una traba para el ingreso de sus productos.
DECRETO. En el marco de estas negociaciones, Piacenza dijo que Uruguay introdujo en la agenda la discusión en torno a un decreto que Brasil tiene desde 1934 por el que maneja para su legislación una escala jerárquica superior a cualquier norma aprobada a nivel de Mercosur. Esto hace que, luego que se concretan acuerdos a nivel técnico dentro del Mercosur para la redacción de una norma, Brasil incorpora la misma a su legislación con un nivel jerárquico inferior a las de sus normas internas vigentes. En consecuencia, a la hora de exigírsele el cumplimiento de las normas de Mercosur, Brasil aduce que tiene una legislación con un nivel jerárquico superior que le impide este extremo, generando un conflicto a nivel del bloque.
En cuanto al ingreso de pollo congelado de Brasil, Piacenza confirmó que comenzará a concretarse a partir del próximo 1º de julio, mientras se están ultimando los detalles de los certificados sanitarios. Por otra parte, aún no está definido quienes serán los importadores de este producto. Sobre este punto, los faconeros uruguayos tienen una marcada posición contraria a que sean las avícolas las importadoras del producto, ya que entienden que esto fortalece una posición oligopólica de la industria, tanto sobre faconeros como sobre el consumidor.
Venezuela. En lo que tiene que ver con el relacionamiento con Venezuela, el funcionario dijo que el comercio de quesos es fluido a partir de la resolución de sacar este producto de la categoría de bienes suntuarios con lo que el comercio se realiza sobre un dólar a 2,6 bolívares, en lugar de los 4,3 anteriores. Sin embargo, aún se está a la espera que se resuelva el envío de una misión sanitaria a los efectos de renovar la habilitación de los frigoríficos que exportan a ese país, cuya habilitación se encuentran vencida, dijo Piacenza.