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“Reforma de la salud no completó lo que planteaba”, afirmó el gerente general de la Asociación Española

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Julio Martínez

EMPRESARIOS PROTAGONISTAS

Del dengue al COVID-19, las inversiones en nuevos servicios y tecnología, las demoras en medicina especializada y el déficit del Fonasa en el análisis del Dr. Julio Martínez en entrevista con El País.

"Uruguay tiene un sistema de salud de los mejores del mundo porque la cobertura que se da aquí, al costo que se da, no se puede comparar con ningún otro país”, sostuvo a El País el gerente general de la Asociación Española, Julio Martínez, quien analizó los desafíos y los temas pendientes por resolver del Sistema Nacional Integrado de Salud, así como el plan de expansión de la institución con inauguraciones y nuevas inversiones.

Hace 12 años que Martínez es el gerente general de la Asociación Española, una institución que hoy celebra 169 años y que cuenta con 198.000 socios, 7.192 funcionarios, 2.487 médicos y 1.431 es el personal de enfermería. Martínez nació hace 62 años en San José de Mayo. Es Doctor en Derecho y Ciencias Sociales, egresado de la Universidad de la República en 1986. Está casado con Rossana Burci y tiene dos hijas: Lucía (27) y Magdalena (26). Es aficionado a la filatelia y el ajedrez es su hobby. “Llegué a competir en el torneo uruguayo; ahora juego por Internet en salas globales, donde participan personas de todo el mundo”.

A continuación un resumen de la entrevista.

—A Uruguay el COVID-19 lo tomó por sorpresa. Como institución de la salud, ¿no percibieron el riesgo sanitario antes del mes de marzo de 2020?
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—En los diarios de febrero de ese año, el Ministerio de Salud Pública decía que el tema no era importante, que el principal problema era el dengue. Cuando se decreta la emergencia sanitaria nacional el viernes 13 de marzo de 2020, trabajamos a toda máquina el fin de semana siguiente con el equipo y armamos un plan de contingencia alternativo para mantener la asistencia. Sobre todo, teniendo un 25% de adultos mayores teníamos que cuidarlos mucho sin que tuvieran que venir, pero teníamos que atenderlos. Se diseñó todo un plan de atención telefónica y domiciliaria, además de la entrega de medicamentos a domicilio, que antes movía tres mil entregas por mes y se pasó a tres mil entregas de medicamentos por día. Fuimos armando todo sobre la marcha; ahora sí está organizado, tenemos un call center, se puede pedir por una app, pero en aquel momento era todo tracción a sangre. Hubo que armar toda la red de atención domiciliaria que llevó a que se contrataran más de 50 o 60 médicos y algunos cientos de practicantes para hacer los hisopados a domicilio. Gracias a la Española Móvil, la cantidad de móviles se duplicó de un día a otro... También nos quedamos sin donantes de sangre porque la gente no venía. Se montó rápidamente en un ómnibus de Cutcsa el equipamiento necesario para ir a las empresas o domicilios a realizar la extracción de sangre. Al sanatorio hubo que readecuarlo permanentemente, tenemos 26 camas de CTI de adultos, 10 de niños, 15 de neonatal, más el CTI de cirugía cardíaca de seis camas, y mucho antes de que explotara la tercera ola, que fue la más complicada, multiplicamos todo el parque de respiradores, monitores, etc. Salud Pública financió una parte y otra la compramos directamente y llegamos a armar 107 camas de CTI. Tenemos un laboratorio de biología molecular propio que hizo los PCR y llegó a trabajar 24 horas por día porque no podíamos esperar. Hicimos más de medio millón de test Covid. Apoyamos al MSP en las casas de salud, que fue uno de los problemas más importantes del gobierno porque si uno mira lo que pasó en España, ahí se produjeron la mayor cantidad de muertes. Acá eso no ocurrió porque el mutualismo ayudó al MSP; atendimos más de 90 de estos hogares. Hoy, la emergencia sanitaria cesó y la mayoría de los casos de Covid son leves. En la Asociación Española hay unos 200 pacientes en seguimiento domiciliario y unos 20 internados. Con la vacunación y medidas sanitarias la vamos llevando de una forma que, si bien está presente, es leve.

—¿Hubo lecciones aprendidas?
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—Aprendimos mucho. En la historia de La Española solo hubo dos casos parecidos. Nuestra institución se fundó en 1853 y en 1857 tuvimos que afrontar la fiebre amarilla, que se cobró la vida de médicos como el doctor Teodoro Vilardebó, que formaba parte de la Asociación Española. El COVID-19 fue más fuerte que la fiebre amarilla y llevó a que hiciéramos una campaña de vacunación gratuita de gripe a domicilio para todos los socios mayores. En total, vacunamos a más de 25.000 afiliados, de ahí salió el “Taxi Salud” para hacer hisopados. Llamamos a los amigos del taxi y les dijimos que no nos alcanzaban los móviles y nos ayudamos mutuamente, de ahí el socorro mutuo. Luego vinieron los autotest frente a Nuevocentro, donde llegamos a testear mil personas por día. En los momentos pico abrimos uno en la policlínica del Prado, en Solymar, Atlántida y otro en Punta del Este durante el verano.

La Asociación Española en 2023 inaugurará dos blocks quirúrgicos para las cirugías de prótesis de cadera y de rodilla.

Julio Martínez
Julio Martínez, gerente general de la Asociación Española

—¿Cuáles son los nuevos desafíos?
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—Están los desafíos globales de la salud, y los concretos. Los primeros tienen que ver con cómo va a enfrentar el país y el mundo todos los adelantos tecnológicos. La medicina basada genómicamente, con medicamentos personalizados tomando en cuenta el genoma de cada uno; la aplicación de la inteligencia artificial a la medicina va a llevar a diagnosticar con mayor precisión. Acabamos de incorporar en oftalmología la primera inteligencia artificial aplicada a la salud en el país. Es un sistema que diagnostica en pocos minutos si una persona va a tener retinopatía diabética.

—¿Qué otras inversiones están llevando adelante?

—Hemos inaugurado recientemente un nuevo piso en el sanatorio Oscar Magurno. Se trata de 32 camas en el Piso 4° para la Unidad de Cirugía del Aparato Locomotor, donde se hacen las prótesis de cadera y de rodilla. El próximo año, en otro sector de este mismo piso, vamos a contar con dos nuevos blocks quirúrgicos para realizar esas cirugías. La inversión en el equipamiento de esas habitaciones se ubica en unos US$ 3,5 millones, mientras que los dos blocks quirúrgicos de la segunda etapa van a salir menos de US$ 2,5 millones. Además estamos finalizando una licitación para incorporar un nuevo equipo de resonancia magnética. Tenemos dos tomógrafos en la institución —uno de 128 cortes y otro de 64— y estamos incorporando uno de 160 cortes, que va a sustituir al de 128 que lo vamos a llevar a Solymar. Estamos cerrando una licitación para incorporar un equipo de resonancia magnética de tres Tesla, hoy solo hay uno similar en el Cudim (Centro Uruguayo de Imagenología Molecular). Nuestro avanzado equipamiento nos va a permitir realizar diagnósticos que son cada vez más requeridos por los médicos tanto la tomografía como la resonancia magnética. También tenemos previsto abrir próximamente en Canelones una policlínica en Sauce y una clínica, junto a una base de Española Móvil, en Ruta Interbalnearia y Camino de los Horneros.

—¿Qué balance hace de la reforma de la salud?
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—Fue algo importante, comienza a regir en 2008, creo que no completó todas las cosas que planteaba: cambio de modelo de atención, de gestión, de financiamiento. El de atención no lo cambió tal cual lo planteaba, habrá llegado al 30%, el financiamiento lo cambió todo y el modelo de gestión lo modificó en un 30 o 40%. La reforma vino para quedarse pero tampoco puede ser una vaca sagrada que no se pueda modificar. Nuestro sistema de salud tiene tres patas: la pública que se origina en el Hospital de Caridad que es el Hospital Maciel, la del mutualismo que se origina con La Española en 1853 y la de los seguros privados que nace con el Hospital Británico, unos años después que La Española. Desde entonces, el sistema se ha modificado una cantidad de veces, pero el sistema tiene esa base, ese eje, cada uno con sus distintos desarrollos. La última reforma tampoco cambió tanta cosa, de hecho, la mayoría de las normas anteriores, siguen vigentes. Los sistemas de salud en el mundo están en permanente evolución porque cambian por temas sociales, económicos y técnicos. Entonces está muy bien que todos trabajemos por un sistema de salud fuerte, pero no es algo inmodificable, requiere permanentemente ajustes que permitan los desarrollos de las instituciones, las investigaciones, que permitan la libertad de empresa más allá de los objetivos planteados.

—¿Preocupa el déficit del Fonasa?
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—El déficit del Fonasa es una discusión casi ideológica. La ley del sistema no lo llamó déficit sino “insuficiencia financiera”. El sistema fue concebido con una impronta socialista, de reparto, de redistribución de riqueza, por lo que no hay que esperar que tenga superávit sino que los recursos siempre vendrán de Rentas Generales para colmar la insuficiencia financiera. Son cosas que hay que seguir estudiando porque los costos de salud van a seguir avanzando. Y si no se adecuan los adelantos tecnológicos dentro del sistema, luego se perforan judicialmente con los recursos de amparo. El tema es como se solventa el derecho humano a la salud. Hay desafíos cuya solución la tiene el Estado y es la sociedad en su conjunto la que tiene que definir. Uruguay tiene un sistema de salud, para mí de los mejores del mundo porque la cobertura que se da aquí, al costo que se da, no se puede comparar con ningún otro país del planeta.

—¿Qué cosas se pueden mejorar de la reforma de la salud?
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—Creo que la ley del sistema tiene en su seno algunas antinomias que están en tensión. Dice que la salud es un derecho y no una mercancía. Pero también es una mercancía porque se compra y se vende, hay cirugías que se deben hacer en el exterior, o acá, o los medicamentos… No es excluyente, es las dos cosas. Está el sistema público y el privado que también están en tensión. La complementación y la competencia. Ahí en la ley dice que nos tenemos que complementar, pero también estamos en competencia.

—En la medicina especializada está el asunto de la demora en las consultas.

—Tenemos un sistema en Uruguay que a veces la demora no se da en otros lugares del mundo porque no te dejan elegir el médico. La obligación que tenemos todas las instituciones es la de tener un médico general, pediatra y ginecólogo las 24 horas, cirujanos 48 horas... pero no es a libre elección, es uno disponible. Tenemos demoras porque hay una tensión entre la libertad de elección y el sistema de salud, y además, en este momento hay un aumento exponencial de consultas. Y este creo que es uno de los temas en los que no funcionó el modelo de atención: se hablaba de potenciar el primer nivel de atención y el médico de referencia.

Mutualismo llegó con tres quijotes españoles

”Pasaron 169 años en que aquellos tres quijotes españoles menores de 30 años —José María Buyo, José María Cordero y Miguel Roldós—, junto con 36 más, fundaron La Española. Ellos habían conocido el naciente mutualismo español y estuvieron en Uruguay durante la Guerra Grande, y hasta pelearon en distintos bandos. En 1853 se funda La Española para atender contingencias de la enfermedad, el desempleo por enfermedad y los costos funerarios”, señala el Dr. Martínez.

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