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Uruguay busca avanzar en la segunda transición energética porque, entre otras cosas, las autoridades del actual gobierno están convencidas de que “es una gran oportunidad” para el país, en términos económicos, sociales y de gobernanza. Para poder liderar el camino hacia una sostenibilidad ambiental, el gobierno entiende que precisa del sector privado, a quien ve como un socio estratégico, de quien depende para convertirse en un referente a nivel mundial.

Así lo afirmó ayer la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche quien manifestó que Uruguay está “en este momento, en la frontera de lo que se está haciendo en materia de finanzas sostenibles” a nivel mundial y avanzado, en lo que refiere al financiamiento relacionado con el comportamiento ambiental del país.

Como gobierno “tenemos que dar pasos concretos para motivar al sector privado, porque al final del día, básicamente, son los privados los que nos van a permitir avanzar en este sentido”, afirmó.

Para poder motivar a las empresas e impulsarlas en términos de desarrollo ambiental sostenible, la jerarca del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) manifestó que “la enorme herramienta que tiene el gobierno, es la de poner incentivos o penalidades económicas”, para que las decisiones de negocio de los privados internalicen las cuestiones ambientales.

La reducción de los gases de efecto invernadero, la adaptación y mitigación del cambio climático, así como la conservación de la naturaleza, son algunos de los principales aspectos que actualmente considera el gobierno al diseñar la política económica y al planificar las políticas públicas, según indicó Arbeleche.

En este sentido, la ministra de Economía afirmó que para Uruguay, “esta transición es una gran oportunidad” para “diferenciarse” a nivel mundial, dada la “posición de líder que está teniendo en el tema ambiental”. No obstante, afirmó que “se requiere un esfuerzo colectivo: del sector privado, público, de la academia, de los que están en la cancha, de todos juntos”, para trabajar en “oportunidades en términos de inversión y de empleo de mayor calidad”.

La disertación de la ministra fue realizada ayer, en el evento sobre “Desafíos de las transiciones energéticas”, organizado en conjunto por Ancap y la Asociación Regional de Empresas de Petróleo y Gas Natural en Latinoamérica y el Caribe (Arpel).

De la conferencia participó también el ministro de Industria, Energía y Minería (MIEM), Omar Paganini, quien también aprovechó la ocasión para destacar el papel que juega Uruguay, a nivel mundial, en términos ambientales. Al igual que Arbeleche, el jerarca del MIEM afirmó que “Uruguay está en una posición destacada” en lo que refiere al trilema energético, el cual supone que la energía tiene que ser accesible para todos, tiene que estar siempre disponible y a su vez, debe ser amigable con el ambiente.

“Lo del trilema no es un tema menor”, afirmó Paganini pero informó que el país ocupa el puesto 14 a nivel global, de acuerdo al Energy Trilemma Index, publicado en 2022. Eso “nos deja muy bien parados”, señaló el jerarca.

No obstante, el éxito de Uruguay también implica un reto en relación a nuevos avances que se puedan concretar. “Ese es también un enorme desafío”, según Paganini, dado que “cualquier paso que damos, en un país que tiene el 40% de emisiones (provenientes de combustibles fósiles) en lugar del 80% (como tienen otros países del mundo), es un paso muy exigente”.

Para lograrlo, el secretario de Estado dijo que es clave avanzar en los tres pilares de la segunda transición energética de Uruguay, la cual incluye: la movilidad sostenible, proyectos de hidrógeno verde y otros combustibles “verdes” y la eficiencia energética como un objetivo transversal a todos.

Para encarar esta transición, Paganini hizo énfasis en el segundo de los pilares: el desarrollo de proyectos de hidrógeno y otros combustibles “verdes”. Sobre este punto, el ministro afirmó que Uruguay tiene “cuatro grandes ventajas” que le permitirán avanzar en esa estrategia. Estas son: la seguridad jurídica, transparencia, y la trayectoria de cumplimiento de contratos; la trayectoria del país en el desarrollo de energías renovables en la primera transformación energética, así como “el potencial de multiplicar por 20 o por 30 la generación de electricidad renovable”; el “abundante acceso” a dióxido de carbono (CO2) biogénico (emisiones de carbono que no son de origen fósil), el cual sirve como reemplazo de los combustibles fósiles; y en cuarto lugar “aunque más discutible”, la ubicación geográfica de Uruguay, “en el Atlántico, cerca de los principales mercados demandantes de estos combustibles en el futuro, que son básicamente los de Europa”.

En relación a la competitividad del país y su posición ante el “nuevo paradigma de los negocios”, la ministra de Economía enfatizó en que la incorporación de aspectos ambientales “hace que el país sea más competitivo en términos comerciales”.

En este sentido, Arbeleche dijo que “si hasta ahora la escala, el tamaño de Uruguay y su ubicación, podían ser atributos negativos para el comercio”, el avance en términos ambientales, “le permite que se inserte en las cadenas de comercio internacional de una forma mucho mejor: accediendo a mejores precios o mejores mercados”, afirmó.

Otro de los paneles trató de los proyectos de transición energética del Grupo Ancap en el que participaron los gerentes de Transición Energética y el de Producción de Energéticos de Ancap, Santiago Ferro y José Pastorino, junto con el gerente de Proyectos de Alcoholes del Uruguay (ALUR), Walter Bisio.

Al comienzo de su exposición, Ferro señaló que la transición energética debe ser una transición “realista”, “ordenada” y “responsable”, en donde los combustibles fósiles representan el 80% del consumo energético en Uruguay.

En tanto, explicó que los proyectos en los que trabajan desde Ancap a nivel offshore (fuera de la costa) son los pozos exploratorios de hidrocarburos y el hidrógeno verde.

Sobre el primero, señaló que en la actualidad ya se cuenta con un contrato vigente con la empresa Challenger Energy, mientras que los contratos de Shell, Apache e YPF serán enviados en las próximas semanas al Poder Ejecutivo para que sean aprobados.

En cuanto al segundo, explicó que planean licitar áreas para producir energía renovable y con esta producir hidrógeno y sus derivados. Asimismo, dijo que cada área tiene un potencial de producción de 3 gigawatts (GW), mientras que la potencia instalada de todo Uruguay supera los 5 GW. Además, señaló que cada una cuenta con una capacidad de producción de hidrógeno de 200.000 toneladas por año.

Por su parte, Pastorino señaló que la refinería de Ancap planea convertirse en una biorrefinería, aprovechando sus activos físicos, mientras que Bisio explicó que en ALUR están en la producción de combustibles verdes, a través del trabajo en conjunto con empresas o consorcios para un proyecto de “energía a metanol” o “energía a combustible”.

Para esto, señaló que el 2 de mayo abrirán el llamado para los interesados en el proyecto, el cual mencionó que es una gran cantidad y que tomarán un mes para evaluar las empresas. Con la seleccionada, realizarán un proyecto de factibilidad, el cual se espera que finalice a fines del primer semestre de 2024.