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Argentina

Las luces de alerta y la batalla cíclica que debe enfrentar el gobierno argentino

Ante la escasez de divisas provocada por la sequía y las clásicas tensiones que asoman al inicio de cada año electoral, volvieron a encenderse las luces de alerta sobre la evolución de los dólares paralelos en el corto plazo.

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Banco Central de Argentina. Foto: AFP.
Dólares paralelos en Argentina.
Fabián Mattiazzi/EFE

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Por Gustavo Stock
El ministro de Economía, Sergio Massa, se alista para afrontar una de las cíclicas batallas con el mercado que se suceden en Argentina por el valor del dólar. Ante la escasez de divisas provocada por la sequía y las clásicas tensiones que asoman al inicio de cada año electoral, volvieron a encenderse las luces de alerta sobre la evolución de los dólares paralelos en el corto plazo.

El resultado de esa puja será una de las claves que determinarán si Massa finalmente alcanzará —o no— el objetivo de desacelerar la inflación a índices por debajo del 4% mensual a partir de abril, una condición necesaria para que el oficialismo pueda competir con chances ciertas en las elecciones presidenciales de octubre.

“Desde febrero en adelante se lanza la carrera electoral en Argentina y a medida que se vayan conociendo resultados de encuestas, el dólar será uno de los termómetros que reflejará el pesimismo o el optimismo de los agentes económicos. Históricamente, ante un proceso electoral la gente se posiciona en el dólar como una forma de reserva frente a la incertidumbre. Ese solo hecho se constituye en un factor autónomo que incrementa la demanda de dólares en años electorales”, dijo a El País el economista Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, en Buenos Aires.

Gracias a un férreo control cambiario, el gobierno puede determinar el ritmo al que se devalúa el tipo de cambio oficial. De hecho, en enero el Banco Central de la República Argentina (BCRA) volvió a desacelerar la depreciación del peso como estrategia para intentar anclar los precios.

No obstante, si bien las operaciones de comercio exterior se realizan al valor del tipo de cambio oficial mayorista —en torno a los 188 pesos—, las crecientes restricciones al acceso a divisas hacen que buena parte de las importaciones ya tomen como referencia a los dólares paralelos, que tienen valores entre 355 y 366 pesos. Ante eso, el gobierno también busca colocar un dique de contención a esas cotizaciones.

Luego de cuatro meses en que la llegada de Massa al ministerio de Economía desinfló las expectativas devaluatorias, los dólares financieros retomaron su carrera ascendente desde inicios de diciembre.

Las cotizaciones del dólar MEP y del Contado con liquidación (CCL) —surgen de comparar el precio en pesos al que se compra un bono o una acción contra los dólares que se consiguen al venderlo en la Argentina o en el exterior, respectivamente— subieron cerca del 14% en los últimos dos meses.

Si bien el ritmo de subas corrió por encima de la inflación de diciembre y enero, el alza no fue aún mayor gracias a la creciente intervención del gobierno en esos mercados cambiarios. El Banco Central, auxiliado por la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses), viene participando en el mercado mediante la compra y venta de bonos para evitar una suba brusca de los dólares financieros.

Esa estrategia recibió un impulso clave el 18 de enero pasado, cuando el ministro Massa anunció la recompra de bonos de la deuda por el equivalente a unos U$S 1.000 millones.

Aunque el gobierno argumentó que el objetivo de esa operación era provocar una baja del riesgo-país para facilitar el acceso público y privado al mercado de deuda, el consenso de los analistas asoció esa jugada con una nueva estrategia para hacerse de bonos e intervenir con mayor poder de fuego en los mercados cambiarios paralelos.

“La medida está orientada a contener la brecha cambiaria sin salirse de las restricciones que impone el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se están usando reservas netas escasas para recomprar deuda que no tiene vencimientos significativos hasta dentro de algunos años. Además, las compras de bonos en dólares agregan nuevas presiones en el frente cambiario, el cual ya se encuentra muy desafiado por el impacto de la sequía y el adelanto de la liquidación que implicó el dólar-soja en 2022”, dijo a El País Tobías Pejkovich, economista de Facimex Valores, en Buenos Aires.

Desde el anuncio de la recompra de bonos, el gobierno moderó la tendencia al alza de los dólares financieros, aunque lo logró al costo de utilizar unos U$S 400 millones de los bonos recomprados.

A eso se suma que el llamado dólar blue, aquel se transa en el mercado informal lejos de las intervenciones oficiales, continuó su tendencia ascendente hasta 379 pesos con un incremento superior al 20% desde inicios de diciembre.

Más inflación

La renovada presión cambiaria en Argentina complica los planes de Massa dirigidos a desacelerar la inflación, un objetivo que venía lográndose en forma gradual desde el pico del 7,4% registrado en julio. Aunque todavía no hay cifras oficiales, las estimaciones indican que en enero se habría revertido la tendencia descendente de los últimos meses y la inflación habría vuelto a tomar impulso para acercarse nuevamente al 6%.

Ante ese escenario ya de por sí inestable, un salto brusco de los dólares paralelos implicaría un fogonazo inflacionario adicional justo en los meses en que se decidirán las candidaturas para las elecciones.

A corto plazo, el temor del gobierno es que el impulso al alza del dólar termine por consolidarse en febrero, un mes en el que estacionalmente cae fuerte la demanda de pesos en Argentina. Más adelante, los riesgos pasan por las dificultades crecientes que empieza a tener el gobierno para ir renovando la abultada deuda en pesos del Tesoro que vence más allá de las elecciones primarias.

Sombras y tensiones que se ven en el mercado financiero

“La sombra que existe es la posibilidad de un reperfilamiento de la deuda tal como lo hizo el gobierno de Macri en su último año. Con ese antecedente, muchos piensan que un triunfo opositor traería aparejado un reperfilamiento de la deuda, lo que hace que nadie quiera quedarse con bonos que venzan después de las elecciones. Parte de esas inversiones buscan cobertura en el dólar”, dijo Beker.

Como tantas otras veces a lo largo de su historia, Argentina enfrenta un año electoral con la atención concentrada en la evolución del dólar. La combinación entre elevados niveles de emisión monetaria, la falta de divisas agudizada por el impacto de la sequía en la producción agraria –en enero la liquidación de los agroexportadores cayó 62% con respecto al mismo mes de 2022- y las incertidumbres que asoman en cada elección presidencial anticipan otro año de tensiones en el mercado cambiario.

Por otra parte, este jueves el directorio del Banco Central de Argentina (BCRA) aprobó la impresión de billetes de $ 2.000. La puesta en marcha será “lo antes posible” y se prevé que estén en circulación entre junio y julio. Por ahora no está prevista la emisión de billetes de mayor denominación, según pudo saber el diario argentino La Nación, aunque desde el ente monetario admiten que se comenzaron las tareas para hacer lo propio próximamente con otro de $ 5.000.

La emisión de un billete de mayor denominación fue una imposición de la realidad, aunque el BCRA en su comunicado solo destacó su función conmemorativa del “desarrollo de la ciencia y de la medicina en la Argentina”, razón por la que tendrá como protagonistas a dos profesionales médicos de este país.

Es que, dada la muy elevada y sostenida inflación, el billete de mayor denominación que circula hoy en el país (el de $ 1.000) ya era el de menor valor medido en dólares estadounidenses de la región: equivale a US$ 2,64 si se lo mide contra el dólar “blue”. [con información de La Nación/GDA]

Polémicas por dichos de Alberto Fernández

El presidente argentino, Alberto Fernández declaró en una entrevista en Brasil que gran parte de la inflación en Argentina se debe a una cuestión “autoconstruida” que radica “en la cabeza de la gente”, y tras ello se abrió una polémica. El mandatario fue señalado por sugerir que el aumento de precios recaiga sobre los consumidores, principales afectados por las subas. La polémica se reavivó cuando la portavoz de Presidencia, Gabriela Cerruti salió a aclarar los dichos de Fernández. [EN BASE A LA NACIÓN/GDA]

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