El Banco Central argentino (BCRA) cerró este viernes la última rueda de la semana con ventas por US$ 184 millones, el mayor monto en casi dos meses, para atender las necesidades del mercado. De este modo, terminó la segunda semana consecutiva con saldo de intervenciones negativo en unos US$ 200 millones, pese a que resultó mitigado por los ingresos que hizo entre martes y miércoles una petrolera extranjera para fortalecer sus inversiones en Vaca Muerta.
Es un “rojo” que se repite luego de cada final de las distintas versiones del “dólar soja” y que preocupa de sobremanera al mercado, dado que sucede cuando su posición neta (propia) de reservas ya es negativa en más de US$ 1.500 millones, y en el horizonte aparecen cada vez más próximos compromisos de pago asumidos por el país por unos US$2.700 millones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y por otros US$1.000 millones con los bonistas que accedieron al último canje de deuda en moneda extranjera en concepto de intereses. Todo esto, aunque el BCRA pateó hacia delante ventas comprometidas ante importadores, ya por unos US$ 13.000 millones.
Sin duda, la acuciante situación de esa tenencia está obligando al BCRA, contra su voluntad, a acelerar la devaluación oficial del peso, variable que, medida por el dólar mayorista vendedor -que el viernes cerró a $249,45-, actualizó en $1,10, o 0,44%, lo que supone una tasa de ajuste del “14,2% si se mensualiza o del 403% si se anualiza”, explicó muy gráficamente el economista Salvador Vitelli, de Romano Group.
“El ajuste experimentado por el dólar mayorista es el más alto para un día de operaciones desde fines de agosto 2019, a excepción de los registrados en cada inicio de semana. Además, hizo que en la semana que acaba de finalizar suba $4,50, por encima de los $4,10 de aumento registrado en la semana anterior”, coincidió en alertar el operador y analista Gustavo Quintana, de PR Cambios.
La aceleración en el ritmo de devaluación del peso es insistentemente reclamada por el FMI, por lo que estará por verse si el Gobierno ahora la aplica como “ofrenda” para tratar de destrabar las negociaciones que lleva adelante con el organismo, con el objetivo de lograr el adelanto de los desembolsos previstos en el acuerdo para los próximos meses.