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“Hoy el foco es la actividad, que la vemos bastante retraída, pero no vamos a sacrificar ninguna variable”

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Diego Labat, presidente del BCU
Conferencia por asuncion de Diego Labat como nuevo presidente del Banco Central del Uruguay, en la sede del BCU en Montevideo, ND 20200320, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores/Archivo El Pais

ENTREVISTA

El presidente del Banco Central, Diego Labat habló con El País de los impactos económicos que genera el coronavirus en Uruguay y cómo se afrontan.

El presidente del Banco Central (BCU), Diego Labat dice que “nadie se imaginaba un escenario de este nivel” como el que generó la expansión mundial del coronavirus, “con reglas que no son las que estamos acostumbrados a jugar”, pero “es el que nos tocó” y confía en que se podrá superar.

De la situación económica uruguaya, los “motores” que prenderán antes, las medidas tomadas y las que vienen, la inflación y el dólar, habló Labat con El País el viernes desde su despacho vía Zoom (una aplicación para realizar teleconferencias). Lo que sigue es la entrevista completa de la que se publicó un resumen en la edición papel.

—Cómo ven desde el gobierno la situación que ha generado el coronavirus en la economía?

—Con mucha preocupación. La crisis sanitaria nos ha hecho, de alguna manera, cambiar el foco con el que nos imaginábamos iniciar este período de gobierno. Obviamente se cambian prioridades, obliga a estar en el día a día en otro tema. De alguna manera el diagnóstico es: este es un fenómeno muy, muy fuerte, con consecuencias locales y globales muy fuertes, pero transitorio. La profundidad de los daños va a depender del tiempo que demore la salida.

—Decía que es transitorio, pero por transitorio ¿se refiere a un semestre, nueve meses?

—Eso es lo más difícil de definir. Está claro que cuando digo transitorio, me refiero a que en principio uno esperaría un fenómeno fuerte, pero que una vez que pase la vida siga normal. Si la duración pasa a ser un poco más larga, ya los daños permanentes van a empezar a visualizarse más. Todavía tenemos esa incertidumbre, pero nuestro diagnóstico sigue siendo el de un fenómeno transitorio, que esperamos que en las próximas semanas se empiece a ver un poquito cómo se encamina.

—¿Cómo están viendo el impacto en la actividad en marzo y hacia adelante?

—La actividad la vemos bastante retraída, con sectores que están con cero actividad, otros con una caída importante. Hay algunos indicadores primarios que uno va viendo, como consumo de electricidad, consumo de combustibles, los envíos a seguro de paro, que notoriamente van mostrando que la actividad en marzo se retrajo bastante, eso seguramente siga en abril.

Perfil del presidente del Banco Central

Diego Labat Legarra nació el 19 de diciembre de 1969. Cursó en la educación pública (en la escuela 123 de Cerrillos y en el liceo 28 de Montevideo), es contador y economista por la Facultad de Ciencias Económicas y Administración de la Universidad de la República (se recibió en 1993 y 1996 respectivamente). Realizó un CDP (Corporate Development Program) en el IESE Business School, Universidad de Navarra – Madrid, España y Maestría en Economía Internacional en la Universidad de la República.

Asumió como presidente del Banco Central el pasado 20 de marzo, si bien desde el 4 de ese mes, estaba en forma interina. Es uno de los hombres de mayor confianza del presidente Luis Lacalle Pou. Es director de Ancap en representación del Partido Nacional desde 2015 (continúa como interino hasta que se completen los cargos en los entes), en lo que marcó su ingreso a la política. Entre 2012 y 2015 fue director Financiero del Banco Santander y fue miembro del Comité de Dirección de la institución. Previamente, en 2001 fue Contador General y responsable de la información financiera de ABN AMRO Uruguay, cargo que siguió ocupando en el Santander desde 2008 cuando este banco adquirió al ABN en el marco de una operación global. También ha sido profesor universitario. Entre 1996 y 2013 fue docente en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la
República, entre 1998 y 2004 y entre 2008 y 2011 fue docente del curso de “Banca y Bolsa” en la Universidad de Montevideo (UM). Desde 2006 docente en la Universidad Católica en cursos de grado y en el posgrado de Finanzas.

—¿A dónde apuntan las medidas que se han tomado?

—A partir de ese diagnóstico de fenómeno transitorio y con un fuerte impacto hoy en la actividad, lo que tratamos de hacer son dos cosas. Un foco es mientras dure la crisis sanitaria, hacer que los motores sigan prendidos y funcionando de la mejor manera posible y lo más normal posible y un segundo foco que es decir “el día después esto tiene que arrancar” y entonces ya tenemos que dejar todo preparado de la mejor manera posible, para llegar a que el día después la situación arranque con la mayor normalidad. En eso tienen que estar los esfuerzos, seguramente en ninguno de los casos se logre normalidad al 100%, pero ese es el enfoque.

—Las cosechas siguen adelante, la lechería también, la faena de ganado ahora se paró por una semana, pero se va a retomar. ¿Ven que el agro puede ser el motor más encendido?

—Notoriamente el sector agroexportador debiera ser uno de los motores de esa salida. Si bien hay algunos temas puntuales como la industria frigorífica, hay alguna otra dificultad en algún otro sector, pero sí se prevé una buena siembra para invierno. Hay indicadores que hacen ser optimistas en el día después en el sector agroexportador y creo que ahí el país puede tener una buena palanca para continuar una vez que pase la crisis sanitaria.

—La construcción planea volver el 13 de abril con un protocolo sanitario. ¿Ven que también puede ser un motor teniendo en cuentas las obras previstas?

—El sector de la construcción lleva varios años de retracción. En la medida que arranque el 13 de abril y en la medida que se vayan concretando las obras puede ser otro sector que apalanque el crecimiento. Partimos de un piso bajo en el sector.

Diego Labat, presidente del BCU
Diego Labat, presidente del BCU, explicó los criterios de intervención de la nueva conducción respecto al dólar. Foto: El País.

Dólar: “Somos muy cautos” porque “si uno quiere intervenir, implica que el país está sacrificando recursos”

—Respecto al dólar ha dicho que no hay regla para intervenir y que el BCU cuando vea que se sale de los fundamentos o de lo que sucede en el mundo, sí interviene. ¿Cuánto margen tiene el BCU para actuar teniendo en cuenta que también tiene que cuidar las reservas?
—Si le fijáramos una regla ya no sería libre flotación. Entiendo que hoy es el diseño de política cambiaria óptimo para la situación actual, porque permite que ante correcciones en otras monedas en el mundo, ante shocks como el que estamos recibiendo, la moneda corrija y corrija en forma natural. Hemos intervenido cuando ha sido necesario, cuando vimos que en algunos días los comportamientos eran un poco volátiles en exceso. Hay un elemento a tener en cuenta, si uno quiere intervenir implica que el país esté poniendo y sacrificando recursos que son de todos, para sostener una cotización para un lado o para el otro. Somos muy cautos y creemos que el dólar se tiene que mover de acuerdo a los fundamentos y en algunas ocasiones puntuales, si intervenir. No en otra ocasión, porque esas intervenciones son costosas para el país.

—Hubo alguna crítica al BCU por cómo había manejado su política cambiaria. ¿Cómo observó lo que ocurrió en marzo con el dólar, hubo una sobrerreacción?

—Quizás algunos agentes esperaban mayores intervenciones que entendimos que no correspondían. Eso puede ser opinable. Uruguay se ha movido en forma parecida al resto de las monedas, quizás un poquito arriba de la media. En algún momento del mes, estaba incluso más arriba, es cierto. Pero, si uno mira de un año hacia acá, ha evolucionado con las principales monedas de referencia. Ante un shock externo el mercado reaccionó y sí hubo un salto fuerte, que me preocupa porque obviamente eso trae aparejado presiones a la inflación. Pero lo entiendo como una corrección que terminó haciendo el mercado ante expectativas y ante un shock muy fuerte afuera.

—¿Cómo evalúa el nivel de reservas, es confortable?
—Están a niveles confortables. No me quiero meter en la política que es del Ministerio de Economía (MEF), pero ante la crisis sanitaria automáticamente desde el MEF se tomaron una serie de medidas haciendo efectivos muchos de estos créditos (contingentes) que ya estaban prontos para desembolsar. En momentos que los mercados tienen mucha incertidumbre, el MEF tiene la prefinanciación de muchos de sus vencimientos ya prevista. Ha tomado estas medidas adicionales, quizás tenga que seguir tomando alguna otra. El BCU hace periódicamente, no por la crisis sanitaria, análisis de stress y fortaleza de las reservas y esos análisis dan muy bien. Los uruguayos tenemos que estar tranquilos que el país tiene un adecuado nivel.

—¿Para este año tienen una estimación de variación del Producto Interno Bruto (PIB)?

—No, no tenemos una proyección.

—Su antecesor, Mario Bergara planteaba el ejemplo de los platitos chinos: ir manteniendo en equilibrio diferentes variables como déficit fiscal, la actividad, la inflación, la competitividad. ¿Hay que sacrificar alguna variable transitoriamente?

—Hoy la crisis sanitaria, la coyuntura en general es lo que nos mueve, es lo primero en que hay que centrarnos y básicamente es actividad y mantener los motores prendidos. Esa es hoy la prioridad uno y la dos. Por eso estas medidas de inyección de liquidez, mejorar las reglas de juego para el crédito y en línea con otras medidas como líneas de crédito que el Banco República, la Agencia Nacional de Desarrollo han ido sacando. Va todo en la misma línea de sostener actividad. Ese es el foco hoy. Cuando uno mira el largo plazo, ahí la cosa cambia. Esas definiciones las vamos a ir tomando una vez que se empiece a vislumbrar la salida de la crisis sanitaria.

—Pero, si hoy la inflación se acelera porque la prioridad es asegurar liquidez o porque el dólar por lo que pasa en el exterior con el coronavirus se va más hacia arriba, no ve una restricción en sacrificarla.

—Nos preocupa y no vamos a sacrificar ninguna variable. Hoy la prioridad es la actividad, pero no sacrificamos ninguna variable y vamos a actuar sobre las otras con todas las herramientas que podamos. Con medidas más tradicionales pero también con medidas más heterodoxas. El nivel de precios lo estamos mirando con mucho cuidado. Nos preocupan algunas restricciones de oferta. Quizás esté justificado en todo lo que tiene que con el material médico, ahí hay preocupación pero quizás uno entienda que la demanda ha sido muy fuerte. Pero también en los alimentos hay algunos comportamientos que estamos mirando con mucho cuidado. Las restricciones de oferta por la sequía que sigue en el Sur, en algunas verduras, frutas, está afectando. No descartamos ninguna medida que apunte a tener controladas las variables. Hoy, todavía en plena crisis sanitaria, el foco del BCU y del resto del gobierno es sostener los motores de la economía funcionando.

—En los 12 meses a marzo la inflación llegó a 9,16%, ¿le da tranquilidad que no haya llegado al 10%?

—Lo que nos hace ese número es que sigue afuera del rango (meta) y nos sigue obligando a seguir mirando y actuando en lo que podamos para tener la inflación bajo control. Es claro que las circunstancias que hay hoy no permiten tomar grandes medidas, en las cuales uno pueda prometer acciones muy fuertes sobre la inflación. Pero, eso no implica dejarla de lado. Hay que actuar sobre ella.

—Mencionaba las medidas que han tomado que buscan mantener los motores prendidos, ¿eso es que fluya el crédito para empresas que quedan sin ingresos?

—Me centro en las medidas que ha tomado el BCU, que no las toma en forma aislada, sino en un contexto donde desde el Poder Ejecutivo se han tomado otras. En el BCU hemos tenido tres líneas de acción. La primera es la parte operativa, que no es menor y en estas tres semanas que ya llevamos de la crisis sanitaria, el sistema financiero funcionó, prácticamente sin ningún ruido. Ayer (por el jueves) tuvimos este episodio de alguna fila más larga de lo que nos hubiera gustado.

-Vinculado al pago de jubilaciones.

-Sí, que se intentó prever. Las redes de cobranza tomaron medidas, los bancos tomaron algunas medidas y evidentemente hubo algún ruido que quizás en otros meses pasa, pero pasa más desapercibido. Volviendo a la operativa, es una línea de trabajo no menor. Hubo algunos países que durante algunos días cerraron el sistema financiero y se dieron cuenta que no podían funcionar así. En Uruguay los bancos funcionaron razonablemente bien, las redes de cobranza y otras instituciones funcionaron bien y dieron los servicios que la ciudadanía requiere. El BCU tomó varias acciones como flexibilizar algunas medidas a los bancos para que pudieran corregir los horarios de las sucursales, en algún caso cerrar alguna sucursal que podía tener un problema de personal. Hemos estado en línea con los bancos para asegurarnos que están reponiendo los cajeros en forma muy regular. Esa ha sido una línea de acción.

—¿Cuáles son las otras dos?

—Las otras dos son las que apuntan hacia el crédito. Para mantener los motores encendidos, para sostener la cadena de pagos, lo que hay que hacer es sostener el crédito. En eso, la primera medida fue algunas modificaciones en la regulación para que entre los bancos y los deudores se pudieran hacer acuerdos para estirar los plazos. Ahí estamos dando espacio a los agentes económicos para que entre ellos se den distintas medidas que recompongan a gente que tiene restricciones financieras: aquellos a los que les bajó el sueldo, empresas que están semi-cerradas o con un nivel muy bajo de ventas. Ahí la regulación es para hacer que esos acuerdos no fueran onerosos ni para los bancos, ni para los deudores. Para que cuando un banco aplaza 90 días un crédito a una persona, no haya que recategorizarlo, no haya que hacerle más previsiones. Era bien importante y está dando buenos resultados. Se nota que todas las instituciones han formulado planes.

La tercera línea de trabajo, también apuntando a sostener el crédito y la actividad, tiene que ver con una inyección muy fuerte de liquidez, que estimamos en $ 14.000 millones (US$ 318 millones) esos son los fondos de encaje que podríamos estar liberando si los bancos tomaran esa facilidad. Lo que se busca es que eso fluya hacia toda la economía. Hay países que directamente pusieron muchas liquidez en el sistema sin ninguna regla, nosotros la única regla que le estamos poniendo es que esos fondos tienen que ir a crédito en pesos. En dólares no nos metimos porque entendemos que hay liquidez más que suficiente. Esos recursos van a ayudar a que la economía siga funcionando, a que los motores sigan prendidos. A veces cuesta ver qué pasa con esa liquidez. Pero está claro que hay muchos canales por donde fluye. Un banco le puede prestar a una empresa administradora de crédito para que pueda prestar al consumo, para que pueda aplazar las cuotas a las personas físicas, pero también le puede prestar a una empresa grande y que esa empresa a su vez le preste a sus proveedores o distribuidores. Hay muchos mecanismos por los cuales la liquidez, el crédito, circula. Lo importante es darle el suficiente aire para que eso suceda. Si en el medio de esos canales, hay algún eslabón que tiene restricciones de liquidez, se puede cortar la cadena.

—¿Estas medidas buscan anticiparse a que el riesgo de que se corte la cadena de pagos esté más latente?

—Sobre fin de marzo uno veía muy buena cantidad de liquidez en pesos. Había algún indicador que podía llevar a pensar que en abril eso podía ser un problema, por eso quisimos salir el 1º de abril con esta medida. Lo que no vemos es ningún comportamiento generalizado o en algún sector importante donde la liquidez sea una tranca. Sí, notoriamente, hay casos puntuales, no lo vemos como generalizado. Incluso seguimos la evolución de los cheques, varios indicadores y hoy vemos fluir (la liquidez) razonablemente bien. Esto no quiere decir que nos quedemos acá. Como seguimos monitoreando día a día, es posible que estas no sean las últimas medidas, quizás haya que tomar más, si vemos que en algún sector hay que ir actuando.

Banco Central edificio
El presidente del Banco Central detalló las medidas que han implementado junto al gobierno en el sector financiero para paliar los efectos del coronavirus. Foto: El País.

—En el discurso de asunción mencionó varios aspectos que le gustaría encarar en su gestión como una inflación más parecida a niveles internacionales y una desdolarización de la economía, ¿cómo puede lograrse en el mediano plazo?

—Es difícil responder eso en el medio de la tormenta. Porque a veces hasta puede parecer no adecuado estar hablando de tiempos mejores cuando todavía estamos en medio del ruido. Este Banco Central tiene como principal herramienta la política monetaria y la vamos a usar para poder poner la inflación en otro tipo de valores, de nivel internacional. Para eso tiene que ser consistente con otras políticas, fundamentalmente con la política fiscal, también con la política de ingresos. Hoy no están dadas las condiciones para pensar en eso. Se empezó el gobierno con un déficit fiscal del 5% (del PIB), seguramente las medidas para paliar la crisis sanitaria pongan esas cifras un poco peor. Entonces, la política monetaria puede actuar, pero no puede ser la única que tire del carro. Eso es una de las principales críticas que se le pueden hacer a las anteriores administraciones: la consistencia de las políticas. Cuando tengamos otra situación fiscal y podamos actuar de otra manera, seguramente ahí va a ser el momento para que la política monetaria haga su trabajo, ancle las expectativas y de verdad nos crean y lo cumplamos, el ir hacia inflaciones de nivel internacional.

—La mayoría de los países utiliza como instrumento de política monetaria la tasa de interés en vez de los agregados monetarios como Uruguay, que tienen la contra de ser poco transparentes en cuanto a las señales que dan, ¿piensan cambiar de instrumento?

—Es un elemento que hay que analizar y mirar si de verdad conviene cambiar o no. Creo que el hecho de que hace varios años que la inflación está afuera del rango, no es culpa del instrumento. Con eso no quiero defender a los agregados. Hay que mirar las virtudes de uno y otro. Tengo mi opinión bastante formada de las ventajas de uno y otro, creo que no es momento de tomar definiciones. Cuando salgamos de la crisis sanitaria, hay que pensar en tomar definiciones, pero hay cosas que son más importantes que el propio instrumento.

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