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La otra secuela del COVID en China: despidos y reducción salarial

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En Wuhan, trabajadores que superaron la enfermedad son discriminados

Muchos de quienes contrajeron el COVID-19 en Wuhan no solo tienen que lidiar con las secuelas que les pudo haber dejado la enfermedad tras superarla, sino que se han visto además rechazados laboral y socialmente, lo que les ha llevado a avergonzarse y sufrir serios problemas de autoestima.

Es la amarga experiencia con la que se han encontrado los psicólogos en esta ciudad, que sufrió antes que nadie la pandemia, tras el levantamiento del confinamiento el 8 de abril y la que se ven obligados a tratar todavía, un año después del comienzo de su pesadilla.

La psicoterapeuta Li Geng, que trabajó de forma voluntaria con centenares de los 11 millones de habitantes de Wuhan desde los primeros momentos de su encierro, afirma que aún hoy, entre quienes superaron la enfermedad, continúa muy presente el miedo de volver a padecerla. «Están traumatizados, avergonzados y sufren problemas como una gran falta de confianza y baja autoestima», explica la profesional.

Li pone varios ejemplos de personas de diferentes edades que tuvieron que enfrentarse a graves problemas de discriminación, una vez superada la enfermedad, entre ellos el de un hombre de mediana edad que fue despedido de su trabajo, con un buen sueldo, tras recibir el alta hospitalaria.

Un ejecutivo de una fábrica de muebles, de 40 años, que solía ganar 20.000 yuanes al mes (unos US$ 3.000), tras pasar la enfermedad, su empresa le ofreció 2.000 yuanes (US$ 300) por hacer el mismo trabajo o la alternativa de despedirlo.

También recordó el caso de un ejecutivo de una fábrica de muebles, de 40 años, que solía ganar 20.000 yuanes al mes (unos US$ 3.000) pero a quien, tras pasar la enfermedad, su empresa le ofreció 2.000 yuanes (US$ 300) por hacer el mismo trabajo o la alternativa de despedirlo.

«Hay gente que, aunque ahora dé negativo en los test, no está tan bien de salud y necesita descansar y no trabajar pero hay otra que se curó completamente y a la que se le discrimina igual; lo lamento mucho porque todo el mundo está sufriendo la pandemia», señaló la profesional.

Aunque el rechazo a quienes padecieron el virus no está generalizado en la ciudad, sí se encuentra «en una significativa proporción», dijo Li, que trabaja junto a otros colegas con personas en esta situación.

«Los acompañamos y proporcionamos guía psicológica, los ayudamos a superar el sentido de vergüenza, intentamos infundirles coraje, incluso si no pueden trabajar para que puedan llevar una buena vida», indicó y añadió que el gobierno y otras organizaciones sociales también les ofrecen ayuda.

Heridas internas

Li, que trabaja en una ONG de psicólogos, explicó por qué es tan difícil encontrar alguien en Wuhan que hable abiertamente de lo que pasó en los primeros días tras el 23 de enero, los peores de la pandemia en la urbe.

«Los habitantes de la ciudad tienen un gran horror en el fondo de su corazón, que afectará la vida entera de nuestra generación. No lo expresan pero lo sienten muy adentro», aseveró.

Un estudio de expertos chinos publicado el pasado 12 de noviembre concluía que, tras el alivio del confinamiento a principios de abril, el 56 % de los habitantes de la capital de Hubei habían sufrido síntomas de ansiedad, un 47,9 % de depresión y un 16,2 % de trastorno de estrés postraumático.

Los trabajadores sanitarios mostraron unos porcentajes de sintomatología similar una vez que se levantó la clausura.

«Algunos médicos y enfermeras tenían pavor de recordar los momentos terribles que habían vivido», concluyó Li.

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