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La emprendedora que llevó una Pyme de un pequeño municipio español a liderar en robótica móvil en Europa

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Verónica Pascual, CEO de ASTI

Innovación

Verónica Pascual, CEO de la empresa ASTI, contó en la Mega Experiencia Endeavor 2020, cómo fue tomar las riendas del negocio familiar con 25 años y reconvertirla en una empresa tecnológica global

"Todos los sueños se pueden hacer realidad si tenemos la valentía de perseguirlos». La frase, que pertenece a Walt Disney, antecede la entrada de la oficina de Verónica Pascual, CEO del Grupo ASTI, y es el fiel reflejo de cómo construye su vida y sus negocios.

Con 11 años y el apoyo de sus padres, se fue a estudiar a Londres sin saber inglés. A los 16 decidió irse de la casa familiar y recalar en Noruega para estudiar. Tampoco sabía ese idioma.

Cuando en 2006 esta ingeniera aeroespacial tomó las riendas de la pyme familiar tenía solo 25 años. Decidió mutar el modelo de negocio y pasar de una empresa de automatización tradicional a una de automatización móvil, y de tener el 100% de sus clientes en España a internacionalizar la compañía y alcanzar más del 70% de sus ventas al exterior, con presencia en más de 20 países.

Hoy ASTI, basada en Madrigalejo del Monte (un municipio de 168 habitantes en Burgos, España) tiene presencia en Francia, Alemania y EE.UU., suministra sistemas de vehículos autónomos para la automatización de procesos industriales en sectores como automóvil, alimentación, cosmética, farma y retail.

La empresa ASTI está basada en Madrigalejo del Monte, un municipio de 168 habitantes en Burgos, España

Pascual es emprendedora Endeavor y ahora persigue el sueño de que su marca sea sinónimo de automatización móvil en la industria en todo el mundo. Para eso planea seguir creciendo en los países donde ya está presente, mientras prepara el desembarco en el desafiante mercado asiático. Del camino que transitó en estos 16 años habló Pascual el miércoles en la Mega Experiencia Endeavor 2020.

Golpe de timón

En 2004, y a pedido de sus padres, dejó el grupo industrial multinacional Bouygues, donde dirigía recursos humanos basada en París, para sumarse a la empresa familiar ASTI. «Cuando me llamaron para ayudarlos con el negocio familiar volví sin pensarlo dos veces para retribuirles lo que me habían dado para que pudiera estudiar», recuerda. Su plan era estar dos años para reorganizar la compañía, pero a los cuatro meses sus padres decidieron irse a Chile y quedó sola al frente de la empresa con los prejuicios de «ser la hija de los dueños y ser mujer».

Para afrontar esta situación, su estrategia fue ganar la confianza de sus clientes para así ganar la de su equipo. Pero, para Pascual, la ida de sus padres trajo consigo algo positivo: tenía una hoja en blanco para hacer las cosas como entendía que era mejor.

Verónica Pascual, CEO de ASTI
Crisis. Tener la empresa subsanada con personas con perfiles internacionales permitió "aprovechar la crisis como oportunidad", aseguró. (Foto: Gentileza Endeavor Uruguay)

«No fue sencillo, porque tenía que hacer otras cosas a la vez. Además tenía ‘etiquetas’ que me acompañaban: era mujer e hija de los jefes. Además, cuanto más joven, mayor distancia con los equipos entre lo que sos y lo que ellos ven. Yo venía con una carrera internacional, hablando varios idiomas, pero la visión que tenían es que estaba ahí porque era hija de los jefes. Para eso hay que saber lidiar con el ego de uno y trabajar de la mejor manera posible para conseguir el objetivo de ganar la confianza de los clientes. Una vez hecho esto, directamente viene la confianza del equipo», resaltó.

En esos primeros años, el foco estuvo en ordenar la compañía en cuatro pilares, algo que resultaría clave en el futuro. «Primero en la organización del talento, la evolución del equipo y sus competencias, en como está organizado para lograr nuevos objetivos, en ir ganando proactividad hacia los sectores donde nos queríamos dirigir y por último la internacionalización».

Verónica Pascual, CEO de ASTI
Verónica Pascual, CEO de ASTI

"Mi gran sueño es ser la marca de referencia en la industria que acompaña a los clientes en sus procesos de automatización".

En 2008 llegó un nuevo paso para la empresa. Tras haber asumido la gerencia en 2006, decidió adquirir la compañía y así profundizar en su sueño con más «tranquilidad». «No me jugaba el patrimonio de mi familia y podía desarrollar mi proyecto, en el que yo creía. Entonces, sobre la base del negocio que adquirí basado en automatización tradicional, lo convertí en uno de robótica móvil que es más fácil de escalar; permite hacer proyectos basados en productos que mitigan el riesgo y así hacer un proyecto de escala. Esos fueron los puntos clave en esta etapa», indicó.

Oportunidades

En 2008, llegó la crisis económica que golpeó fuertemente a España y un nuevo reto para Pascual. «Recién había comprado la compañía, estaba endeudada y con una situación que no pintaba muy bien. Pero, como habíamos hecho muchos deberes, la compañía estaba subsanada, teníamos personas con perfiles internacionales, entonces, aprovechamos la crisis como oportunidad para la internacionalización. Había incomprensión del equipo de salir de España por la crisis, pero había que salir. Haber hecho esos ‘deberes’ antes nos permitió aprovechar los vientos de cola que traen las crisis. Así que de 2008 a 2012 la compañía se multiplicó por cinco y se internacionalizó hasta 70%», dijo.

"Yo venía con una carrera internacional, hablando varios idiomas, pero la visión que tenían es que estaba ahí porque era hija de los jefes. Para eso hay que saber lidiar con el ego de uno y trabajar de la mejor manera posible para conseguir el objetivo de ganar la confianza de los clientes. Una vez hecho esto, directamente viene la confianza del equipo".

Hoy la empresa acumula cinco años como líder en Europa en todo lo referente a robótica móvil (vehículos sin conductor en procesos industriales).

A juicio de Pascual, en ese proceso ayudó que la demanda de los consumidores cambió. «Ya no queremos tantos productos industrializados, sino más customizados, y ahí la robótica móvil tiene un gran papel en permitir flexibilización, en que cada producto de la línea sea distinto y esto es una oportunidad para nosotros».

En el camino de internacionalización tuvo un papel clave el ingreso como socio de un fondo que le permitió a ASTI adquirir otras empresas en países como Francia, Alemania y EE.UU.

«Las estrategias de internacionalización que utilizamos pasan por dos franjas. Una, es a través de canales indirectos, partners, para tener una relación más cercana con los clientes, porque esos socios tienen cercanía cultural, idiomática, geográfica. Nosotros proveemos la tecnológica. Esto nos permite escalar a más velocidad y tener más capilaridad en el mercado. La otra, es de build up, de crecimiento no orgánico por adquisición. Tiene dos derivadas. Una, es incrementar presencia en regiones estratégicas para dar soporte al canal directo o a socios. Por eso compramos una empresa en Alemania con una filial en EE.UU. La otra es el desarrollo tecnológico, al comprar empresas para incorporar tecnología y acelerar nuestros planes de desarrollo».

Ahora, el siguiente sueño de la empresaria es ganar más escala en Europa y EE.UU., con clientes que hoy tiene en su cartera y también alcanzando a una nueva generación de usuarios, mientras se prepara para 2024 dar «el salto asiático». «Es un mercado especial, ahí tendremos que tener un partner para conformar un equipo local. Mi gran sueño es ser la marca de referencia en la industria que acompaña a los clientes en sus procesos de automatización. Para esto, debemos seguir trabajando con visión y atrevernos a soñar, tener consistencia con los pies sobre la tierra y actitud, porque si fuera fácil todo el mundo lo haría», resaltó.

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