Redacción El País
Azerbaiyán se atribuyó ayer miércoles el control por primera vez en décadas del enclave de Nagorno Karabaj, después de una victoria relámpago contra los separatistas de este territorio de mayoría armenia. “Azerbaiyán restauró su soberanía como resultado de exitosas medidas antiterroristas en Karabaj”, dijo el presidente azerí Ilham Aliyev en un discurso televisado.

Los separatistas anunciaron ayer en un comunicado la firma de “un acuerdo sobre un alto completo de las hostilidades (…) con la mediación del mando de las fuerzas de paz rusas”. El contingente ruso, desplegado en la región desde el final del último conflicto en 2020, afirmó que no se había registrado ninguna violación del alto el fuego.

Según un nuevo balance de los separatistas, al menos 200 personas murieron y 400 resultaron heridas en la operación militar de Azerbaiyán, dijo el defensor de los derechos del enclave, Gegham Stepanian.

El acuerdo de alto el fuego prevé la retirada de las Fuerzas Armadas de Armenia y la disolución y el desarme del Ejército de Defensa de Nagorno-Karabaj, dijo el ministerio de Defensa ruso. Por su parte el presidente Vladimir Putin indicó que Rusia mediará en las conversaciones que comenzarán hoy jueves en la ciudad azerbaiyana de Yevlax sobre “la reintegración” de este territorio en Azerbaiyán.

Hikmet Hajiev, asesor del presidente Aliyev, aseguró que Azerbaiyán tiene “el objetivo de la reintegración pacífica de los armenios de Karabaj” y de una “normalización” de las relaciones con Armenia.

También prometió “paso seguro” a las fuerzas separatistas.

Sin embargo, esta victoria azerbaiyana alimenta los temores de una salida masiva de los 120.000 habitantes de Nagorno Karabaj. Los medios locales mostraron imágenes de una multitud reunida en el aeropuerto de Stepanakert, la capital de los separatistas, controlado por los rusos.

La capitulación de los separatistas aumentó la presión sobre el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, criticado por no enviar ayuda a Nagorno Karabaj.

En este sentido, Aliyev dijo en su discurso que “apreciaba” el hecho de que Armenia haya demostrado “competencia política”, en referencia a que no quiso acudir en ayuda de los separatistas.

El enclave está predominantemente poblado por armenios y fue escenario de dos guerras entre las dos exrepúblicas soviéticas del Cáucaso: una de 1988 a 1994 (30.000 muertos) y la otra a finales de 2020 (6.500 muertos).

El asalto militar azerbaiyano de 24 horas del martes bastó para derrotar a los separatistas.

La operación de Azerbaiyán fue la respuesta a la muerte de seis personas en la explosión de una minas, colocadas según el gobierno azerbayano, por “saboteadores” armenios.

Adil Shukurov, encargado de negocios de la embajada de Azerbaiyán en Montevideo, dijo a El País que desde el fin de la segunda guerra de Karabaj, “más de 300 ciudadanos azerbaiyanos han sido víctimas del terrorismo de mina”.

El diplomático indicó que Azerbaiyán no tiene “ningún problema con el pueblo armenio, a pesar de todas las injusticias, a pesar de todos los crímenes cometidos. No culpamos al pueblo armenio por el genocidio de Jodyalí. Culpamos a los líderes del régimen criminal. Les hicimos responsables y así seguirá siendo”. (Con información de AFP)