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"El poder en Venezuela no cederá por vía electoral", alerta influyente diplomático de ese país

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Milos Alcalay. Foto: El País

ENTREVISTA

Milos Alcalay ha sido reconocido como una de las grandes figuras de la política venezolano, diplomátíco de carrera, fue embajador de su país en Rusia, Israel y Brasil.

Es asesor de la Asamblea Nacional de Venezuela presidida por el presidente en disputa Juan Guaidó, y del movimiento Vente Venezuela de la exdiputada opositora María Corina Machado.

Milos Alcalay ha sido reconocido como una de las grandes figuras de la política venezolano, diplomátíco de carrera, fue embajador de su país en Rusia, Israel y Brasil, viceministro de Relaciones Exteriores, consejero de la misión permanente en la Comunidad Europea y representante permanente ante las Naciones Unidas, cargo al que renunció en 2004 por protestar contra las medidas del entonces presidente Hugo Chávez. Es autor de libros y artículos sobre derechos humanos, libertad y democracia.

-¿Cuál es el ambiente de Venezuela en la previa a las elecciones regionales en el país?

-Hay un ambiente de gran frustración, no solamente por las fracturas que existen entre diferentes candidaturas, sino por la manipulación que ha realizado un gobierno totalitario por unas elecciones que todos reconocen que no son justas, ni espontáneas, ni libres.

En la oposición, algunos creen que hay que luchar por la vía electoral para ganar espacios, y otros que creemos, me incluyo en ese segundo grupo, que hay que votar pero antes se deben buscar las bases de una verdadera y transparente elección.

En la forma en que se está realizando, este proceso conduce a unas elecciones al estilo de Cuba, de Nicaragua, o a lo que era la Europa comunista antes de la caída del muro de Berlín.

-Entonces, ¿usted está en contra de estas elecciones?

-No estoy en contra de aquel que crea que debe ir a votar, tiene todo el derecho, la expectativa de ver si se logra romper una estructura absolutamente hegemónica del gobierno, totalitaria, con visos de criminalidad por violaciones de lesa humanidad, por no reconocer a los partidos, tener cientos de presos políticos, arrebatar siglas partidistas. Lo que yo planteo es: si efectivamente el domingo se constata que esto vuelve a ser otra manipulación como en el pasado, lo sensato es que aquellos que tenían la esperanza de que se reconociera a la fuerza opositora, se sumen a una nueva lectura.

- ¿Cuál sería esa lectura?

- Seguir apoyando a nivel internacional las acciones de la Corte Penal Internacional, que abrió averiguaciones. Aceptar lo que significa el fracaso de las negociaciones por manipulación del oficialismo. Buscar una nueva senda que logre mecanismos que verdaderamente nos permitan elegir.

Estamos en una situación en la que no hay un ambiente electoral, ni siquiera los candidatos van con la convicción de que se puede actuar libremente.

- ¿Por qué la oposición se presenta si no está convencida?

-Muchos, de buena fe, consideran que por la vía electoral pudieran llegar las transformaciones. Pero pensar -tomemos por ejemplo en la época de la Europa comunista a Ceausescu en Rumania-, que el poder puede ceder por la vía electoral, es un absurdo.

El régimen de Maduro habla de apertura, de paz, pero lo que hay es un lenguaje a lo gatopardo, no hay una verdadera voluntad política de ceder. Por eso es necesario que sectores importantes de la opinión pública sigan luchando para lograr el cambio y no que la vía electoral, tal como está planteada, signifique complicidad o convivencia con el gobierno autoritario.

-¿Qué tan efectivo es el respaldo internacional en los hechos?

-Hemos tenido en América Latina gobiernos militarizados o totalitarios. Y el respaldo y la solidaridad internacional es muy importante, como lo que se está operando en el caso de Nicaragua, donde quienes están luchando por el cambio sienten que hay un respaldo internacional. De manera que esto es un reto, hay un común denominador en las rupturas: la necesidad de salir de un régimen que ha arruinado el país.

-La oposición no se presenta con candidatos únicos, lo que baja sus chance. ¿Por qué ocurre esto?

-Es una triste realidad. El jugar a la democracia lo que hace es apuntalar al régimen totalitario.

La división es lamentable, tendríamos que unirnos, que es lo que Venezuela ya hizo en el pasado para salir de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958, cuando se unieron fuerzas que estaban diametralmente opuestas ideológicamente; se reunieron los partidos Socialdemócrata y la Democracia Cristiana con el Partido Comunista. Hoy tenemos que regresar a eso, al igual que países de América Latina lograron salir de dictaduras militares con una posición unitaria.

-Insisto, ¿por qué no se han unido si reconocen la importancia de hacerlo?

-Hay muchas razones, una de ellas es una cierta ambición de poder, otra es la penetración del oficialismo, que ha cooptado fuerzas democráticas para tener dentro de esta cierta complicidad. Ha comprado partidos y es triste, pero es una realidad. Si no se logra la unidad luego de las elecciones, estaremos como aquellos políticos supuestamente de oposición que había en la Europa del Este. Este es un camino para mantener a Maduro en el poder, no un camino para la democracia y liberación.

-El oficialismo espera recibir muchos votos, ¿cómo lo ve?

-El oficialismo va entubando y obligando a los funcionarios públicos, a los que necesitan la caja CLAP, que es un programa de distribución de alimentos básicos que da el gobierno. Si no votan, no la tienen, no comen. Hay una gran manipulación de compra de votos y de amenazas. Por otra parte, hay un resquebrajamiento con candidatos que se dividirán los votos de la oposición. Y hay un sector importante de la ciudadanía que no cree en las elecciones, un abstencionismo importante del lado opositor por descreimiento. Eso va a pesar en los resultados.

-A su entender, ¿qué puede suceder luego?

El gobierno busca legitimarse ante la comunidad internacional, pero esta no es una elección normal. Imagino que el gobierno hará algunas concesiones, le dará algunos puestos a dirigentes de la oposición. Pero lo hará con la misma espada de Damocles que ha mantenido en el pasado. Esto es, si hay un gobernador que salga de la oposición y haga un buen trabajo con la comunidad, le cortarán los recursos o colocarán lo que ellos llaman un “protector del Estado” que maneje todos los recursos del Estado y le quite poder, o crearán una gobernación o una alcaldía paralela. Si aun así esos alcaldes o gobernadores de oposición siguen adelante, repetirían lo que hicieron con el alcalde Antonio Ledezma, o con Leopoldo López, que es perseguirlos, detenerlos. El problema no es electoral, va más allá del voto y de la manipulación del voto. Hay manipulación fraudulenta en donde ya la oposición ha ganado en el pasado y ha sido desconocida por el régimen.

-¿Ha pasado algo así en esta oportunidad?

-Doy un ejemplo: del lado opositor había dos candidatos a gobernador con fuerza en Miranda, que es uno de los estados más importantes. Uno de ellos retiró su postulación para que haya un solo candidato, pero el Consejo Nacional Electoral ya anunció que no permitirá que esos votos puedan ser sumados a un único candidato. Estas son técnicas seudo-democráticas que, además, lo que hacen es ahondar divisiones.

No es suficiente la observación de UE ni ONU

“La gran mayoría de los observadores internacionales en las elecciones del 20/ 11 son acompañantes. Habrá observadores de países tan democráticos como Turquía, Siria, Rusia. La observación de la Unión Europea ha sido muy criticada, inclusive por factores dentro de la Unión Europea misma. Por ejemplo, en el Parlamento Europeo, que paralelamente a la Unión Europea envía una delegación, el Partido Popular se ha negado a participar porque no se cumplen los estándares. Normalmente la Unión Europea mantenía una presencia meses antes para ver los mecanismos de la votación y las pautas de estándares democráticos, pero esta observación previa no se ve en Venezuela. Es la primera vez que se acepta por parte del señor Josep Borrell ir en contra del dictamen de la misión técnica que él mismo estructuró, que decía que las condiciones en Venezuela no eran buenas para elecciones y que estas solo iban a oxigenar al régimen. Se rompe también con una tradición de la Unión Europea, que hasta el momento no participaba en elecciones regionales.

La observación de la ONU es una especie de acompañamiento, como ya mencioné. Y la OEA no ha sido invitada por razones obvias, este es un gobierno que no cumple con la Carta Democrática.”

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