Pese a ser el claro perdedor de las presidenciales del domingo en Turquía, Sinan Ogan, un ultranacionalista hasta hace poco desconocido, se perfila como clave para determinar quién se convertirá el nuevo jefe del Estado en la segunda vuelta el 28 de mayo.
Ogan obtuvo ayer el 5% de los votos, muy lejos del 49,5% del actual presidente, el islamista Recep Tayyip Erdogan, y del 45% del líder de la oposición, el socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu.
A quién se dirigen los casi tres millones de votos de Ogan puede determinar si Erdogan extiende sus dos décadas en el poder o si se produce un radical cambio en la política turca, algo que puede tener repercusiones en las relaciones con la Unión Europea, la OTAN y en varios conflictos regionales.
Ogan ha puesto ya sobre la mesa el precio de su apoyo. Recomendará a sus seguidores que voten por el candidato que garantice la ilegalización del HDP, el partido izquierdista que defiende los derechos de la minoría kurda.
Erdogan ha puesto a ese partido, que en las elecciones del domingo se consolidó como tercera fuerza, al borde de la ilegalización. El Gobierno turco la considera como el brazo político del PKK, la guerrilla kurda considerada terrorista por la Unión Europea.
Más difícil tiene Kiliçdaroglu distanciarse del HDP, ya que necesita mantener el apoyo que le ha brindado en las presidenciales. Ogan aseguró que sólo apoyará al candidato opositor “si el HDP es excluido del sistema político”.
Sin los 4,7 millones de votos del HDP, Kiliçdaroglu no tendrá opciones de ganar en la segunda vuelta.
Pero como tantas cosas en la política turca, la ecuación no es tan fácil. Por un lado, no está claro que Ogan pueda dirigir el voto de todos sus seguidores.
Entre ellos hay votantes en los que pesa más el elemento nacionalista, más cercano a Erdogan, pero también laicos, opuestos al islamismo del presidente.
Por otro lado, el propio Ogan ha tenido choques con Erdogan y sus aliados ultranacionalistas.
Ogan fue expulsado en 2015 del MHP, el partido de cuyo apoyo Erdogan depende para ganar las presidenciales. Además, dos años después se opuso con rotundidad a la reforma constitucional impulsada por Erdogan, que transformó Turquía en un sistema presidencialista en el que el jefe del Estado asume todo el poder ejecutivo y muchas competencias sobre el judicial.
Ogan también ha denunciado que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan haya incluido en sus listas electorales a miembros de Hüda-Par, un partido ultraislamista kurda.
Las elecciones del domingo han sido un plebiscito sobre la popularidad de Erdogan. El actual presidente ganó las elecciones de 2018 y 2014, y antes había ejercido de primer ministro durante once años.
En esta campaña, Erdogan, de 69 años, de edad planteó las elecciones como una prueba de supervivencia del país, advirtiendo de que, si él perdía, la oposición pactaría con terroristas kurdos, Turquía se hundiría en el caos y quedaría a merced de intereses económicos y políticos de Occidente.
¿Qué espera EE.UU.?
La Casa Blanca se pronunció ayer en términos muy diplomáticos: dijo que espera trabajar con “cualquiera que sea” el ganador del balotaje en Turquía.
“Felicitamos al pueblo turco por expresar su voluntad en las urnas de manera pacífica. El presidente Biden espera trabajar con cualquiera que sea el ganador. Y de nuevo, eso no está claro en este momento”, declaró el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby.
“Turquía tiene una larga tradición democrática y confiamos en que las autoridades turcas llevarán a cabo esta próxima fase de las elecciones presidenciales de acuerdo con las leyes del país y con sus compromisos” internacionales, dijo por su lado el portavoz del Departamento de Estado, Vedant Patel, y recordó que Turquía es “un aliado de largo recorrido” de Estados Unidos, además de un miembro de la OTAN.
Turquía mantiene también buenas relaciones con Rusia, recordó ayer el portavoz de Kremlin, Dmitri Peskov.
Rusia y Turquía están unidas “por una amplia cooperación mutuamente provechosa en diversas ramas, ya sea la energía, el turismo, el comercio, la agricultura, el transporte y otras”, dijo.
Con información de EFE y AFP