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Tillerson, el petrolero que no logró sintonía con la Casa Blanca

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Rex Tillerson cargó duro contra el presidente sirio. Foto: AFP
US Secretary of State Rex Tillerson speaks to staff members at the US Mission to the UN on October 26, 2017, in Geneva, Switzerland. Rex Tillerson will hold talks with United Nations refugee chief and head of International Committee of the Red Cross in Geneva. / AFP / POOL / Alex Brandon SWITZERLAND-US-POLITICS-DIPLOMACY
ALEX BRANDON/AFP

LAS PIEZAS QUE MOVIÓ TRUMP

Cesado ayer como secretario de Estado tras un año tenso.

Rex Tillerson fue despedido como secretario de Estado sin haber encontrado su lugar en la máquina diplomática estadounidense y tras un año de choques con Donald Trump.

A fines de 2016 estaba preparando su jubilación de ExxonMobil cuando recibió la invitación de Trump para asumir el Departamento de Estado, a pesar de carecer de experiencia diplomática o en la administración pública. Tillerson había ingresado a ExxonMobil en 1975 hasta ascender a la posición de máximo dirigente, un puesto que le valió que la revista Forbes lo considerara como uno de los 25 hombres más poderosos del mundo. Al frente de ExxonMobil, este texano con voz de tenor de ópera, fue responsable por la ampliación de los negocios en Rusia, al punto que Vladimir Putin lo condecoró con la Orden de la Amistad.

Tillerson, de 65 años, llegó al Departamento de Estado en un momento de tensiones con Latinoamérica por la decisión de Trump de construir un muro en la frontera con México; con Europa debido a sus críticas a la UE y la OTAN; y con Oriente Medio por su veto temporal a los inmigrantes de siete países de mayoría musulmana.

Tillerson es hijo de un administrador de los Boy Scouts y a menudo recita lemas de esa organización que él llegó a presidir entre 2010 y 2012, un periodo en el que permitió por primera vez que homosexuales se unieran a sus filas.

En el gabinete, desarrolló una relación próxima con el secretario de Defensa, Jim Mattis. Esa sociedad llegó a ser vista como un elemento de contención racional a la impulsividad de la Casa Blanca.

Pero la relación con Trump muy rápidamente mostró rajaduras que ya no se podían disfrazar. En octubre pasado esa tensión llegó a un punto imposible de mantener después que Trump utilizó la red Twitter para ridiculizar a Tillerson por su insistencia en dialogar con Corea del Norte. Dos días más tarde, diversos testigos dijeron a la prensa que durante una reunión en el Pentágono, Tillerson se refirió a Trump como "un estúpido". A partir de ese punto, la salida de escena de Tillerson era considerada apenas una cuestión de tiempo. 

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