EFE/AFP
Más de 2.000 personas murieron por un potente sismo de magnitud 6,8 que sacudió Marruecos la noche del viernes, sembrando el pánico en la turística Marrakech, cercana al epicentro, según el último balance oficial divulgado el sábado por la noche.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) informó que el movimiento telúrico fue de magnitud de 6,8 y se produjo a una profundidad de 18,5 kilómetros, con epicentro 71 kilómetros al suroeste de Marrakech a las 23:11 hora local. Por su parte, el Centro Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas marroquí (CNRST) indicó una magnitud de 7.
El terremoto dejó al menos 2.012 personas muertos y 2.050 heridos, según los datos recabados por el Ministerio del Interior marroquí hasta las 22.00 hora local.
En un comunicado, el Gobierno informó que del total de heridos, 1.404 se encuentran en estado grave.
Según estos últimos datos oficiales, se registraron víctimas en una decena de provincias: Al Haouz, -al sur de Marrakech y cercana al epicentro-, con 1.293 fallecidos, seguida de Taroudant (452 víctimas mortales), Chichaoua (191 fallecidos), Ouarzazate (41), Marrakech (15), Azilal (11), Agadir (5), Casablanca (3), Al Youssufia (1) y en Tinguir (1).
Las autoridades declararon el sábado por la tarde tres días de luto nacional, después del terremoto más potente registrado en este país del norte de África, según la prensa marroquí.
Destrucción
El pueblo de Tafeghaghte, situado a unos 60 kilómetros al suroeste de Marrakech, quedó prácticamente destruido en su totalidad, según pudo comprobar un equipo de la AFP.
Pocos edificios siguen en pie en esta localidad que se encuentra a apenas 50 kilómetros del epicentro del sismo. El ejército continuaba allí buscando a supervivientes entre los escombros.
“Tres de mis nietos (de 12, 8 y 4 años) y su madre murieron. Están todos debajo de las ruinas”, dijo a la agencia AFP Omar Benhanna, de 72 años, un habitante de Tafeghaghte.
En el pueblo de Moulay Brahim, en Al Hauz, los equipos de rescate también trabajaban este sábado en busca de supervivientes entre los escombros.
Cerca de allí, los vecinos cavaban ya fosas en una colina para enterrar a las víctimas, según un equipo de la AFP presente en el lugar.
Por su parte, el Ejército marroquí desplegó “importantes medios humanos y logísticos, aéreos y terrestres”, como equipos de búsqueda, de rescate y un hospital de campaña en Al Hauz, informó la agencia de noticias estatal MAP.
En Marrakech, los marroquíes inspeccionaban visiblemente aturdidos los daños en sus casas entre montones de escombros, polvo y coches aplastados por las piedras.
La sacudida se sintió hasta la capital Rabat, a cientos de kilómetros, y en ciudades costeras como Casablanca o Esauira, incluso en el país vecino de Argelia, donde las autoridades descartaron daños o víctimas.
La presidencia argelina anunció el sábado por la tarde la apertura de su espacio aéreo, cerrado con Marruecos desde hace dos años, para los aviones con ayuda humanitaria para las víctimas del sismo. La Cruz Roja Internacional alertó que Marruecos podría necesitar “meses e incluso años” de ayuda para reconstruir las zonas afectadas.
Pánico
Videos grabados en Marrakech muestran a los habitantes saliendo despavoridos de los edificios en medio de la sacudida, escombros que se desprenden de los inmuebles hacia estrechos callejones y vehículos cubiertos de piedras.
En uno de ellos se observa un minarete de una mezquita que colapsó en la famosa plaza Yamaa el Fna, el corazón de Marrakech, y que causó heridas a dos personas.
Un corresponsal de la AFP vio a cientos de personas concentradas en esta emblemática plaza para pasar allí la noche por el miedo a las réplicas. Algunos lo hicieron con mantas y otros durmieron directamente en el suelo.
Fayssal Badour, de 58 años, conducía de regreso a su casa cuando notó el temblor. “Era muy grave (...) Los gritos y los llantos eran insoportables”, relató.
“Es como si nos hubiera caído una bomba”, dijo consternada a AFP otra marroquí, Hafida Sahraouia. “Estábamos haciendo la cena cuando oímos una especie de explosión. Entré en pánico y salí rápidamente con mis hijos. Desgraciadamente nuestra casa se derrumbó“, relató en la ciudad de Marrakech la mujer de 50 años, que buscó refugió con su familia en una gran plaza de su barrio.
“No sabemos por dónde empezar. Lo hemos perdido todo”, se lamentó. La casa de Mbarka El Ghabar, vecina de Sahraouia, también fue “destruida” por el sismo. “Estábamos durmiendo cuando ocurrió el terremoto, una parte del techo cayó y nos quedamos bloqueados en el interior, pero mi marido y yo conseguimos escapar”, explicó y afirmó que “pasó una noche de pesadilla”.
Varios países, entre ellos España, Reino Unido, Italia, Israel o Estados Unidos ofrecieron apoyo a Marruecos para las labores de rescate.
El papa Francisco expresó “su profunda solidaridad por las víctimas”, en un mensaje enviado por el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin.
Francia, que tiene una numerosa población de origen marroquí, manifestó su “solidaridad” y su presidente, Emmanuel Macron, se dijo “conmocionado” y aseguró que su país “está preparado para movilizar los medios necesarios” para ayudar al país devastado.
Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin; de Ucrania, Volodomir Zelenski; de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y de China, Xi Jinping también expresaron sus condolencias y solidaridad. La Unión Africana manifestó su “gran dolor” por la tragedia.
Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, se solidarizó con Marruecos y aseguró que la organización está “lista para asistir” a su Gobierno.
En un breve comunicado de su portavoz publicado en la madrugada, Guterres se declaró “profundamente entristecido” y envió condolencias al Gobierno y la población. “ONU está lista para asistir al Gobierno de Marruecos”, agregó.
El reino alauí experimenta terremotos con frecuencia en su región septentrional debido a que está entre las placas africana y euroasiática.
En 2004, al menos 628 personas murieron y 926 resultaron heridas cuando un terremoto golpeó Alhucemas, al noreste del país.
En 1980, el terremoto en El Asnam de magnitud 7,3 en la vecina Argelia fue uno de los sismos más destructivos de la historia contemporánea. Dejó un saldo de 2.500 fallecidos y al menos 300.000 personas sin hogar.
Marrakech, patrimonio de la humanidad
Marrakech es el principal destino turístico de Marruecos y al menos 2,3 millones de visitantes recorrieron en 2022 las estrechas calles de su histórica medina, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985, y unos edificios de adobe que han sido especialmente dañados por el terremoto.
El laberíntico casco antiguo de la ciudad está bajo la protección internacional por su importancia cultural que “trasciende las fronteras físicas y políticas”, por lo que se considera “patrimonio común universal y excepcional”.
Rodeada por varias murallas, formando varias puertas, el casco antiguo representa el animado corazón de la ciudad “ocre”, con bazares, zocos tradicionales, museos, riads y terrazas de cafés. Todos estos lugares se abren en la mítica plaza de Jemaa el Fna, incluida en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2008, donde esta madrugada se han congregado cientos de personas para dormir a cielo abierto por temor a las réplicas del seísmo de intensidad 6,8.
Estos afectados por el terremoto han sustituido las habituales actividades y espectáculos, como encantadores de serpientes y monos, acróbatas, tatuadoras de “henna”, músicos “gnaua” y bereberes, pero, sobre todo, los “hlaiqis”, los contadores de historias.
Con estos atractivos, la ciudad imperial es el principal destino turístico del país. En todo Marruecos hubo 10,9 millones de turistas en 2022, según su gobierno.
Fundada en 1070-1072 por los almorávides (1056-1147), Marrakech fue durante mucho tiempo un importante centro político, económico y cultural del Occidente musulmán, con una gran influencia en todo el norte de África y Andalucía. De ese periodo datan varias edificaciones impresionantes como la mezquita de Kutubiya, la casba, las murallas almenadas y las puertas monumentales, así como los jardines.
Posteriormente, la ciudad se engalanaría con otras joyas arquitectónicas como el palacio Bandia, la madraza de Ben Yusse y las tumbas saadianas, remarca la página de la UNESCO.