EFE, AFP
El papa Francisco sufre una neumonía bilateral que requiere tratamiento farmacológica adicional al que se utiliza para la infección polimicrobiana y su cuadro clínico sigue siendo "complejo", informó este martes el Vaticano. "La tomografía computarizada de tórax a la que se sometió esta tarde el Santo Padre, prescrita por el equipo sanitario vaticano y por el equipo médico de la Fundación Policlínico "A. Gemelli", demostró la aparición de neumonía bilateral que requiere terapia farmacológica adicional", dice el comunicado.
“A pesar de ello, el Papa Francisco está de buen humor”, resalta la Santa Sede, que recuerda que “esta mañana ha recibido la eucaristía y, a lo largo del día, ha alternado el descanso con el rezo y la lectura de textos”.
El Vaticano ya había anunciado más temprano este martes que había cancelado los compromisos del papa Francisco para este fin de semana, en el quinto día de hospitalización del pontífice, de 88 años.
"Debido al estado de salud del Santo Padre, la audiencia jubilar del sábado 22 de febrero queda cancelada" y Francisco no podrá presidir la misa del domingo, anunció la Santa Sede en un comunicado.
Francisco, jefe de la Iglesia católica desde 2013, fue ingresado el viernes en el hospital Gemelli de Roma, tras varios días teniendo dificultades para leer sus textos en público.
El Vaticano anunció el lunes que el papa padecía una "infección polimicrobiana de las vías respiratorias" y mostraba un "cuadro clínico complejo", dando a entender que permanecería hospitalizado hasta al menos el miércoles. La suma de la neumonía bilateral complica el cuadro, por lo que su alta es incierta por ahora.

"El papa Francisco está conmovido por los numerosos mensajes de afecto y cercanía que sigue recibiendo", declaró la Santa Sede.
En un nuevo informe de salud de hoy al mediodía (hora de Roma), el Vaticano indicó que el Papa había desayunado tras "una noche tranquila".
La hospitalización de Francisco, la cuarta en menos de cuatro años, ha relanzado el debate sobre su salud, especialmente porque su ingreso interviene al inicio del año jubilar de la Iglesia católica, lo que implica una larga lista de eventos, muchos de ellos presididos por el Papa.