BEIJING | AGENCIAS Y SERVICIOS
China no está ajeno a los embates de la crisis económica mundial. Por eso, sorprendió su anuncio de ayer de aumentar en un 14.9% su presupuesto de Defensa para este año. Estados Unidos y Japón observan esto con preocupación.
Tratándose de China, siempre hay grandes diferencias entre lo que se anuncia y lo que se concreta. El portavoz del Parlamento chino, Li Zhaoxing, dijo ayer que su país llevará este año su presupuesto de Defensa a 480.680 millones de yuanes (un equivalente a 70.270 millones de dólares), lo que en porcentajes significa un incremento del 14,9% respecto al año pasado.
De acuerdo con Li, se trata de un aumento "modesto" y destinado en su gran parte a pagar salarios y prestaciones de su ejército, que con sus 2,3 millones de efectivos es el más grande del mundo. Efectivamente, si se lo compara con la potencia que más gasta en Defensa, Estados Unidos, que destinará US$ 533.700 millones de dólares para el año fiscal 2010 (un 4% más que el período inmediato anterior). Pero el anuncio viene precedido de una prolongada tendencia de incrementos de partidas militares de dos dígitos -un promedio de 16,2% anuales entre 1999 y 2008- que preocupa a Washington y a otros países vecinos del gigante asiático.
No es secreto para nadie el interés de Beijing de modernizar su Ejército e incrementar su poderío militar. Lo que sí se mantiene bajo siete llaves son los gastos reales en Defensa ocurridos en los ejercicios anteriores. Tanto fuentes de inteligencia de Estados Unidos como expertos extranjeros de otros países estiman que el gasto militar real en China es al menos dos, tres o cuatro veces superior a los que se anuncian oficialmente.
"Se podía esperar que con la desaceleración económica, el ritmo de progresión (del gasto militar) también se desacelerase, como hemos visto en Estados Unidos", señaló Ralph Cossa, presidente del Fórum del Pacífico en el seno del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos. Eso no se dio, y las suspicacias aumentan. "La estimación del verdadero presupuesto es tres o cuatro veces mayor. Pero cuando China desarrolla misiles o cohetes, no sabemos si el coste está incluido en el presupuesto. La verdadera cuestión es saber adónde va el desarrollo militar" en el gigante asiático, agregó.
¿amenaza? Li Zhaoxing, quien también fue ministro de Relaciones Exteriores, destacó que el ejército chino no supone "ninguna amenaza" para países extranjeros, porque su país "sigue firmemente el camino del desarrollo pacífico" y negó la existencia de "gastos militares ocultos", que es lo que sospecha Occidente.
Más aún, Li puso énfasis que el presupuesto militar representa tan solo el 1,4% del Producto Interior Bruto (PIB) de China, porcentaje inferior al 2% en Francia o Gran Bretaña, y muy menor al 4% en Estados Unidos.
El vocero del Congreso aseguró que el poder militar "será utilizado únicamente para defender y salvaguardar la soberanía y la integridad territorial". Y es en este punto donde surgen las principales inquietudes de EE.UU., Japón u otros países vecinos. El temor tiene nombre propio: Taiwán.
El crecimiento del poderío militar chino ha desatado la especulación sobre posibles conflictos futuros con Taiwán, la isla con un gobierno independiente a la que Beijing desea reintegrar, incluso por la fuerza si fuera necesario, ya que la considera parte irrenunciable de su territorio. Expertos como Dennis Blair, director de Inteligencia Nacional de EE.UU., son los principales defensores de esta tesis.
Las relaciones entre China y Taiwán han mejorado recientemente, pero Beijing aún amaga con utilizar la fuerza militar para rechazar cualquier intención de esta última de declarar una independencia formal.
Taiwán no es el único punto en la mira del alto mando militar chino. Los archipiélagos en el Mar de China del Sur y rutas marítimas cruciales en el Océano Índico son otros viejos objetivos del régimen de Beijing. Y si bien ha formado parte en las conversaciones tendientes a solucionar el problema nuclear de Corea del Norte, que el mayor aliado de Pyongyang aumente su arsenal es otro motivo de desvelos para Occidente.
David Sedney, consultor de la Secretaría de Defensa de EE.UU. para Asia Oriental, sugirió que China está adquiriendo una capacidad militar superior a lo que corresponde a sus objetivos estratégicos declarados. El presidente chino, Hu Jintao, prometió en una visita a Japón el año pasado, que su país no se lanzará a un carrera de armamento con sus vecinos ni supondrá una amenaza militar para nadie en la región. Beijing ha criticado en el pasado la propaganda occidental sobre "la amenaza china".
No a lanzamiento de misil norcoreano
China y EE.UU. se oponen a que Corea del Norte proceda al lanzamiento de un misil, declaró ayer en Beijing Stephen Bosworth, el nuevo emisario de Washington para Pyongyang.
"Nuestros dos países piensan que disparar un misil no sería una buena idea", dijo Bosworth a la prensa luego de una reunión con el canciller chino, Yang Jiechi.
"Hemos tenido muy buenas discusiones. Hay una muy grande convergencia de puntos de vista sobre el hecho de que es importante reanudar las discusiones a seis lo más rápido posible", agregó.
El régimen comunista norcoreano, aliado de Beijing, y que efectuó su primera prueba nuclear en octubre de 2006, está involucrado desde agosto de 2003 en delicadas negociaciones diplomáticas a seis (Corea del Sur, Corea del Norte, Estados Unidos, Japón, China y Rusia) para abandonar su programa nuclear. En 2007 firmó un acuerdo con miras al desmantelamiento de sus instalaciones atómicas a cambio de una ayuda económica y garantías de seguridad.
Bosworth, que reemplazó en el cargo a Christopher Hill, próximo embajador en Irak, viajará hoy a Tokio y el sábado a Seúl, donde se reunirá con responsables surcoreanos y rusos. AFP