Beatriz Lecumberri (afp)
Una potencia política, un modelo en diplomacia, una inspiración en cine o moda y un ejemplo de cómo vivir con alegría: Brasil seduce cada día más a los franceses, quienes aprovechan este año consagrado al país sudamericano para saber más sobre su gobierno, sus problemas, su música y su historia.
El año de Brasil en Francia, que comenzó en marzo de 2005, ha salpicado de eventos las principales ciudades del país y ha multiplicado la curiosidad y el encanto que los franceses sienten por el Estado latinoamericano.
En estos días, la prensa francesa elogia con insistencia las iniciativas brasileñas en materia de diplomacia. Le Monde ha subrayado la primera cumbre del países árabes y sudamericanos celebrada en Brasilia.
Pocos días antes, L’Express dedicó un gran artículo a la eficaz lucha contra el Sida en Brasil y el Nouvel Observateur recordó que Brasil pudo rechazar una ayuda financiera de US$ 48 millones de Estados Unidos porque exigía que las prostitutas fueran excluidas de los programas de tratamiento de esta enfermedad.
Paralelamente, las declaraciones de Lula merecen siempre un gran espacio en importantes publicaciones.
En un momento en que Brasil aspira a un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, frases de Lula contra el unilateralismo o la democratización de la ONU son especialmente bien recibidas en Francia.
El punto más esperado de esta temporada dedicada a Brasil será la visita del mandatario brasileño, el 14 de julio, día de la fiesta nacional, cuando asistirá al gran desfile militar al lado de Jacques Chirac, en los Campos Elíseos de París.
Más allá del ámbito político, decenas de espectáculos, exposiciones, festivales de música y cine, foros económicos y otros eventos se multiplicaron en Francia con la llegada de la primavera. En el festival de Cannes, una nueva generación de cineastas del país sudamericano ha sido especialmente destacada y con motivo del año de Brasil la televisión francesa ha emitido de nuevo Orfeo Negro, el mítico largometraje de Marcel Camus, Palma de Oro en Cannes en 1959, la traslación del mito de Orfeo y Eurídice a Brasil.
Al mismo tiempo, las especialidades culinarias brasileñas llegan a los hogares franceses, los últimos éxitos de música popular se escuchan en las radios y bares y los productos "made in Brazil" hacen furor.
Bikinis, las famosas sandalias "hawaianas" para la playa, la "caipirinha", las últimas tendencias de moda en So Paulo, los muebles de Minas Gerais, los amuletos de protección del "candomblé": los franceses pagan tres o cuatro veces el precio brasileño para seguir la moda.
¿Y cómo se llama el resturante-discoteca más concurrido? Favela Chic.