MÉXICO
Andrés Manuel López Obrador se autojuramentó ayer como "presidente legítimo" de México en un acto simbólico realizado en el Zócalo, la plaza central del Distrito Federal. Una acción que es rechazada por poco más del 70% de los habitantes de ese país.
Con un "gabinete" de 12 personas -la mayoría de ellos ex colaboradores de su gestión como alcalde de la ciudad de México- y una cuenta bancaria abierta para recibir donativos que financien su gobierno paralelo, López Obrador apuesta a crear un movimiento que pueda enfrentar cualquier acción de Felipe Calderón, el presidente electo que asumirá el 1° de diciembre y vencedor de las elecciones del pasado julio, que a su juicio afecte a los intereses del país.
Distintos analistas políticos han criticado la acción de López Obrador que contribuiría a aumentar la polarización del país. Su autoinvestidura ha merecido calificativos como "acto ridículo" y "aventurado". Otros prefieren tildaron como una muestra de "inconformismo" que merece respetarse.
López Obrador sostiene que fue víctima de un fraude en las elecciones del 2 de julio que perdió por un estrecho margen de 0,56%.
DESAPROBADO. Algo es claro, la denominada "presidencia legítima" de López Obrador ha significado una merma en su popularidad. En febrero, el 63% de los mexicanos tenía una buena imagen de un político progresista; nueve meses después, según una encuesta publicada por el diario Milenio, es el político con peor imagen del país, ya considerado como un mero mal perdedor, con una percepción negativa del 57%.
Esa encuesta de Mile- nio, a cargo de la empresa GEAISA, indica que el 73% de los mexicanos está en desacuerdo con esta Presidencia "legítima". Solo un 22% lo respalda.
Otro sondeo publicado ayer por Reforma también llega a la misma conclusión pero con otros porcentajes: 56% lo desaprueba y el 19% está de acuerdo. El resto es indiferente.
López Obrador ha afirmado que intentará impedir la investidura de Calderón, del mismo partido que el presidente Vicente Fox, dentro de nueve días. ap, afp y efe