Entre las víctimas identificadas, se encuentra Alisa Hlans, una chica que dentro de tres meses hubiera cumplido ocho años.
Es verdad, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski habla de más 200 civiles muertos, entre ellos 17 niños. Y las Naciones Unidas de 102, 7 niños, casi la mitad. Pero no importa que sea imposible verificar esos números, algo normal en medio de la confusión, las fake-news, la desinformación y la propaganda de un lado y del otro que hay en toda guerra.
Entre las víctimas identificadas, se encuentra Alisa Hlans, una chica que dentro de tres meses hubiera cumplido ocho años.
Murió en el ataque con misil al jardín de infantes de Okhtyrka, localidad que se encuentra a 6 horas de auto al este de Kiev, ocurrido el viernes pasado, segundo día de la invasión.
Otros de los niños muertos, tal como reportó la BBC, es la pequeña Polina, que cursaba el último año de escuela primaria. Según las autoridades locales, ella y sus padres murieron al encontrarse con su auto en medio de uno de los combates estallados en la periferia entre fuerzas ucranianas y comandos especiales rusos ya infiltrados, que buscan sabotear centros estratégicos e identificar objetivos para atacar desde el aire.
En tanto, el 25 de febrero pasado en Gorlovka, en el sureste, también cerca de la frontera con Rusia, dos maestros murieron debido a un misil que destruyó una escuela, según Save The Children.
“Estamos al quinto día de una guerra sangrienta, inhumana y cruel”, dijo Sviatoslav Shevchuk, arzobispo de Kiev, al denunciar a quien usa a mujeres y niños como escudos humanos.
Entre las víctimas se cuentan asimismo cinco personas de la misma familia que intentaba escapar a bordo de dos autos, pero que fue alcanzada por fuego enemigo cerca de Nova Kahkovk, localidad del sur del país cercana a la península de Crimea. Entre ellos, Sofía, de 6 años, Iván, de apenas algunas semanas y dos abuelos.
“La mayor parte de estos civiles fue matada por armas explosivas de largo alcance, entre ellas fuego de artillería pesada, lanzamisiles y bombardeos aéreos”, explicó la expresidenta chilena y Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en la apertura del Consejo de los Derechos Humanos de Ginebra.