NUEVA YORK | Steve Jobs vivió más de siete años con una rara forma de cáncer de páncreas que se desarrolla más lentamente que el común. Pero su necesidad de un trasplante de hígado hace dos años fue señal de que sus problemas con la enfermedad continuaban.
El fundador de Apple mantuvo durante mucho tiempo bajo un escudo la información sobre su enfermedad y no han salido nuevos detalles inmediatamente después de su muerte.
Sin embargo, expertos médicos no relacionados con el cuidado del ejecutivo dicen que lo más probable es que Jobs necesitara el trasplante porque su cáncer regresó y se extendió. Agregan que su fallecimiento pudo ser porque el nuevo hígado no funcionaba o por complicaciones de los medicamentos inmunosupresores que evitan que el cuerpo rechace un órgano.
Un trasplante de hígado puede curar el tipo de cáncer que tenía Jobs, pero "si regresa, usualmente es entre uno y dos años``, dijo el doctor Michael Pishvaian, especialista en cáncer gastrointestinal del Centro Integral del Cáncer Lombardi de la Universidad Georgetown.
En 2004 Jobs declaró que estaba curado después de una cirugía por un tumor neuroendócrino de células de los islotes -se encargan de producir hormonas como la insulina-, una forma mucho más tratable de cáncer pancreático que la que mató al actor Patrick Swayze hace dos años.
Pero el jefe de Apple nunca reveló si el cáncer se extendió a sus nódulos linfáticos o al hígado o qué tan extensa fue su cirugía. Muchos médicos conjeturan que tuvo un procedimiento Whipple, en el cual parte del páncreas, parte del intestino delgado y en algunos casos parte del estómago son extirpados y el sistema digestivo es reconstruido.
Varios años después, Jobs estaba marcadamente más delgado y demacrado. El promedio de supervivencia de las personas con tumores neuroendócrinos ha crecido de siete a ocho años, y algunos pacientes han sobrevivido 20 y hasta 30 años.
Eso no pasó con Jobs. En enero de 2011 anunció su tercera y última ausencia, y renunció en agosto. AP