La expresidenta interina de Bolivia Jeanine Áñez (2019-2020) salió este jueves de la cárcel, donde estuvo presa cuatro años y ocho meses por acusaciones vinculadas a la crisis de 2019, después de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) anulara la condena de diez años en su contra y ordenara su libertad.
Un centenar de sus partidarios y familiares celebraron la liberación de la exgobernante de derecha, que abandonó el penal de mujeres de La Paz sobre las 15H00 horas GMT ondeando una bandera nacional.
Áñez, abogada de 58 años, gobernó un año, hasta noviembre de 2020, cuando fue relevada por el izquierdista Luis Arce. Fue encarcelada en 2021 y condenada el año siguiente a 10 años de prisión por "resoluciones contrarias a la ley", en un caso en el que se le acusaba de asumir ilegalmente la presidencia luego de la renuncia de Evo Morales en 2019.
El TSJ informó en la víspera sobre la anulación de la condena de Áñez, su "absolución" y la orden de su "inmediata libertad" por el llamado caso 'golpe de Estado II', por el que fue sentenciada a 10 años de cárcel.
La citada sentencia fue ratificada en 2023 también por el TSJ, aunque en ese momento estaban encargados otros magistrados, mientras que los que revisaron la condena fueron elegidos en los comicios judiciales de 2024.
En la revisión de la sentencia, a pedido de la defensa de la expresidenta, los magistrados vieron que "hubo vulneraciones al ordenamiento legal vigente" que "han afectado el debido proceso" y también "sus derechos".
La resolución del Supremo señala que "la sucesión no fue un acto de usurpación, sino un acto de necesidad constitucional" y considera que el tribunal que condenó a Áñez "omitió valorar que las renuncias" de quienes estaban antes que la exmandataria en la línea de sucesión en 2019 "fueron públicas, expresas y con efectos inmediatos".
"Áñez Chávez no actuó con dolo, no lesionó un bien jurídico protegido y su proceder estuvo amparado por un estado de necesidad constitucional orientado a preservar la continuidad institucional del Estado boliviano", indica la resolución.
Caída
Después de las elecciones de 2019, en las que Evo Morales salió reelecto en medio de acusaciones de fraude de la oposición, el país se hundió en una crisis social, con protestas masivas. El líder cocalero renunció.
Áñez, entonces parlamentaria y segunda vicepresidenta del Senado, asumió el poder en noviembre de 2019 en una sesión en la que no participó el oficialismo.
En sus primeras declaraciones fuera de la cárcel, Áñez ratificó que en 2019 "en este país jamás hubo un golpe de Estado, lo que hubo fue un fraude electoral" que llevó a los bolivianos a "reclamar" que el voto en las elecciones generales de ese año "sea respetado".
Luego de su ascenso al poder, seguidores de Morales también salieron a protestar contra su nuevo gobierno. La represión que ejercieron militares y policías contra los manifestantes dejaron un saldo de 36 personas muertas, según la Defensoría del Pueblo.
Su futuro
La exsenadora acusó al gobierno del Movimiento al Socialismo, que dejará el poder el próximo sábado después de 20 años, de manipular la justicia para encarcelarla. "Se tuvo que ir el monstruo para que los administradores" de justicia "puedan estar actuando conforme a la norma", afirmó.
Sus casos no han sido cerrados completamente, sino derivados a la instancia parlamentaria, que deberá evaluar si proceden o no. "Si tengo alguna responsabilidad en algo, la voy a asumir, pero con una justicia imparcial", dijo a la prensa.
Los bolivianos enterraron en las últimas elecciones a la izquierda, que apenas tendrá 10 diputados de 130 en el parlamento.
Áñez aseguró a los medios locales que asistirá como exmandataria a la toma de mando del presidente electo Rodrigo Paz este 8 de noviembre. Dijo, sin embargo, que aún no está considerando volver a la política.
EFE y AFP