El líder norcoreano, Kim Jong-un, volvió a aparecer de forma pública junto a su hija en una sesión de fotos publicada ayer domingo por los medios estatales norcoreanos, con motivo de la inauguración de una nueva calle en Pionyang.
Kim asistió el sábado a la ceremonia en el área de Sopho de Piongyang, junto a su hija, de quien no se ha revelado edad ni nombre (aunque se cree que podría llamarse Kim Ju-ae), para inaugurar un proyecto de construcción de unas 4.100 viviendas en la zona norte de la ciudad, según dijo la agencia estatal norcoreana, KCNA.
En las imágenes se puede ver al líder norcoreano aplaudiendo junto a su hija, así como con varios miembros de su Gobierno, un nuevo ejemplo de como Kim Ju-ae estaría cobrando mayor presencia en la vida pública al asistir a importantes actos del régimen.
La creciente presencia de la hija de Kim en destacadas ocasiones como este 75 aniversario de la fundación del ejército norcoreano ha desatado las especulaciones sobre su intencionalidad.
La joven apareció en los medios estatales por primera vez el 19 de noviembre del año pasado, cuando acompañó a su padre a presenciar el test de un misil balístico intercontinental (ICBM).
Los medios norcoreanos rara vez difunden información sobre los familiares cercanos de la dinastía Kim, que gobierna el país con mano de hierro desde los años 40, y la niña no había sido hasta ahora una excepción, puesto que la propaganda nunca antes había siquiera reconocido su existencia.
Su presencia en la propaganda del régimen ha desatado especulaciones sobre la posibilidad de que Kim Jong-un la esté designando como su sucesora, aunque una mayoría de expertos cree que es pronto para aventurar nada.
Misiles
Hace pocos días, Corea del Norte anunció el disparo de cuatro misiles de crucero estratégicos y advirtió que el incremento de las maniobras militares conjuntas entre Washington y Seúl “pueden contemplarse como una declaración de guerra”.
Esta declaración llegó poco después de que los dos países aliados informaran sobre un ejercicio de “simulacro” en el Pentágono sobre cómo responder a un eventual ataque nuclear de Pyongyang.
La multiplicación de ensayos armamentísticos como los del pasado viernes por parte del hermético país asiático hacen temer un posible ensayo nuclear que sería el primero desde 2017.
La agencia KCNA indicó que sus fuerzas armadas habían disparado cuatro misiles Hwasal-2 que recorrieron 2.000 kilómetros antes de impactar “con precisión” en el mar de Japón.
En paralelo a la escalada de las pruebas armamentísticas de Pyongyang, Estados Unidos y Corea del Sur incrementaron sus maniobras militares y volvieron a desplegar activos estratégicos estadounidenses en la región.
El año pasado, el régimen comunista realizó un número récord de lanzamientos de misiles y declaró “irreversible” el estatus nuclear de Corea del Norte.