CARACAS | EL PAÍS DE MADRID
El programa de salud cubano en Venezuela es el camino para que los médicos isleños se fuguen del régimen de los Castro sin arriesgarse a naufragar en una balsa: de los 15.000 médicos que viajaron a Venezuela, 1.500 "desaparecieron".
Los médicos cubanos que trabajan en Venezuela viven en 30 metros cuadrados. Es lo que mide la segunda planta de los módulos de Barrio Adentro, donde duermen, cocinan y van al baño hasta cuatro cubanos a la vez (un médico, un fisioterapeuta, un optometrista y a veces un entrenador deportivo).
Barrio Adentro es el programa de salud primaria ideado en 2003 por el ex presidente cubano Fidel Castro e implementado de inmediato por el gobierno venezolano, como estrategia para levantar la popularidad de Hugo Chávez cuando la oposición planeaba convocar un referéndum revocatorio en su contra. Se trataba, en principio, de una ayuda temporal. Pero ha dado tan buenos resultados que la presencia de los cubanos ya es permanente.
Unos se vigilan a otros, y uno los vigila a todos. Cada cubano debe volver a "casa", si acaso salió de ella, antes de las seis de la tarde.
Si un "compatriota" venezolano invita a alguno a dar una vuelta por el barrio, debe pedir permiso con semanas de antelación, a través de un acto motivado en el que, quien convida, debe explicar el propósito y la duración de la actividad.
Hay una larga lista de venezolanos a los que los 30.000 cubanos que trabajan en Venezuela no deben frecuentar: la encabezan los escuálidos (el apodo con el que Hugo Chávez se refiere a los opositores) y los periodistas, que para el gobierno vienen siendo lo mismo. Pero a pesar de los controles, cada tanto uno de ellos "desaparece".
La Sociedad Venezolana de Medicina Bolivariana, a la que están adscritos los pocos médicos venezolanos que trabajan en Barrio Adentro, lleva una cifra extraoficial de 1.500 médicos cubanos que han desertado de los 15.000 que prestan servicio en el país.
"Cuando algún médico se fuga, el gobierno inventa que fue trasladado a otro lugar. Pero uno se da cuenta de que no es así porque desaparecen de repente y no se sabe más de ellos", cuenta uno de los afiliados a la sociedad que ha pedido no ser identificado.
Venezuela representa para muchos de estos cubanos la posibilidad de desertar sin balsa hacia Colombia y, de ahí, a Estados Unidos. Por eso algunos esperan hasta un año después de apuntarse en listas de voluntarios para viajar a Caracas. Un informe publicado el 18 de abril por el diario El Tiempo de Colombia da cuenta de que los huidos suelen llegar a la ciudad de Cúcuta desde la población venezolana de San Antonio del Táchira, ubicada en Los Andes, y a la población colombiana de Maicao, luego de atravesar Maracaibo, capital del Estado occidental de Zulia. Los cubanos emigrados a través de ambos pasos, señala el diario, hablan de 2.000 deserciones desde Venezuela.
Pero las únicas ausencias que admite el gobierno venezolano son las irremediables. El 12 de abril de 2010, cuando se celebró el Día del Médico, el Ministerio del Poder Popular para la Salud desveló una placa en honor de los 68 médicos cubanos que han caído en Venezuela en casi siete años de servicio.
"A los colaboradores de la salud fallecidos en tierras bolivarianas durante el cumplimiento de su deber", dice el bronce empotrado en el Centro de Diagnóstico Integral Salvador Allende de Caracas. Completan el tributo las imágenes de Simón Bolívar y José Martí, con una frase de cada uno: "Quien lo da todo por su patria no pierde nada, gana cuanto la consagra", "Déme Venezuela en qué servirla, ella tiene en mí un hijo".
Sólo que los médicos cubanos no han muerto en batalla: unos enfermaron, otros han fallecido en accidentes de tránsito y a la mayoría los ha asesinado el hampa, que sólo en Caracas elimina entre 30 y 50 vidas cada fin de semana.