Elecciones en Chile: de la revuelta social a un país que hoy clama por mayor seguridad

El aumento en el crimen organizado, que la mayoría asocia con la inmigración irregular, en los años posteriores, puso en el centro el reclamo por más mano dura.

Elecciones. Junto con las presidenciales, también se celebrarán parlamentarias para elegir al Congreso (155 diputados) y a 23 de los 50 senadores.
Elecciones. Junto con las presidenciales, también se celebrarán parlamentarias para elegir al Congreso (155 diputados) y a 23 de los 50 senadores.
Foto: AFP

Seis años después de que Chile se levantara contra la desigualdad social y propiciara el ascenso de la izquierda al poder, el país parece volcarse hacia la derecha.

La Plaza Italia, epicentro de las manifestaciones en Santiago, fue despojada de los símbolos de un movimiento social que llegó a reunir más de un millón de personas en las calles clamando por mejor salud, pensiones y educación.

En una señal de que el país está pasando página, excavadoras están transformando este espacio en un nuevo parque.

“Nosotros los chilenos queremos tranquilidad. Las pensiones y todo (lo demás) se ganan con orden”, dice a la AFP Teresita Cerda, una seguidora de 27 años del candidato de derecha Johannes Kaiser.

Las encuestas muestran a otro líder de una derecha radical, José Antonio Kast, y a la dirigente de izquierda Jeannette Jara, una comunista, como favoritos para pasar a la segunda vuelta del 14 diciembre.

“Se acabó el webeo (fiesta)” para los delincuentes, proclaman los carteles de campaña de Kast, cuyo discurso implacable ante la inmigración irregular y los delitos violentos lo ponen como favorito de las encuestas para el balotaje.

Sentado en una terraza frente a la plaza, Benjamín Marcoleta, quien estuvo entre los manifestantes en 2019, asegura que unas eventuales protestas podrían ser más feroces si la derecha gana las elecciones presidenciales.

“Si volvieran a haber protestas, la violencia podría ser aún mayor”, afirma este fotógrafo de 29 años. Treinta personas fallecieron y 464 reportaron heridas oculares durante el estallido, según la fiscalía.

Economía

Con una productividad estancada hace más de una década y un desempleo que bordea el 8 %, la economía chilena se ha instalado, junto con la seguridad, como uno de los ejes centrales de la campaña presidencial, en una conversación que no solo gira en torno a inversión y gasto público, sino también a los obstáculos que frenan el desarrollo.

Los candidatos a la Presidencia proponen medidas tan distintas como sus diagnósticos, en un intento por dinamizar la inversión y responder a las tensiones sociales acumuladas por años: desde el impulso del llamado “sueldo vital” de Jara, pasando por los megarecortes anunciados por Kast y el derechista Johannes Kaiser, así como la derecha tradicional de Evelyn Matthei.

Si bien las miradas son distintas, expertos dijeron a EFE que hay “consensos” sobre el camino a futuro: impulsar el crecimiento y “mantener las cuentas fiscales ordenadas”.

“No estamos en una crisis económica, sino saliendo de la parte baja del ciclo, con una economía que crece algo por encima de su nivel potencial, pero aún con un crecimiento tendencial muy lento”, comentó a EFE el economista de la Universidad de Chile Alejandro Micco, que ha ocupado altos cargos en Hacienda.

“Con un precio del cobre históricamente alto, deberíamos estar creciendo mucho más rápido. El problema de fondo es el estancamiento del crecimiento potencial, frenado por la incertidumbre y la falta de dinamismo estructural”, subrayó.

Además

Delincuencia y economía en el foco

El aumento de la delincuencia, la migración y la ralentización de la economía han monopolizado la campaña electoral, dejando atrás los grandes debates en torno al modelo de país que marcaron la discusión los últimos años, sobre todo durante los procesos constituyentes.

Todos los candidatos coinciden, incluida Jeannette Jara, en que hay que endurecer la lucha contra el crimen organizado, pese a que Chile sigue siendo uno de los países más seguros de América. También están de acuerdo en retornar a tasas de crecimiento del 4%, frente al 2,6% actual, y a reducir el desempleo, aunque sus recetas son bien distintas. Asimismo, los extranjeros indocumentados, unos 337.000 y en su mayoría venezolanos, están en la mira de la derecha. En total, ocho candidatos aspiran a suceder a Boric, que no puede optar a la reelección y dejará La Moneda en marzo de 2026.

Los candidatos

La exministra de Trabajo de Boric, de 51 años, representa a la coalición progresista más amplia de la historia -desde los democristianos hasta el Partido Comunistaù y lidera todas las encuestas, con un promedio del 28,6 % en intención de voto, lo que es insuficiente para hacerse con la Presidencia en la primera vuelta.

En la campaña ha tratado de desmarcarse de la gestión de Boric para llegar también a los descontentos con el Gobierno y ha buscado convencer al electorado de que la izquierda sí puede controlar la delincuencia y la migración irregular.

Es la primera vez que una militante comunista representa a toda la izquierda y centro-izquierda en unas presidenciales, aunque las probabilidades de que gane en la previsible segunda vuelta del 14 de diciembre son escasas debido a que las candidaturas de derecha suman más de la mitad, de acuerdo a todos los sondeos.

Su promesa estrella es la implementación de un “sueldo vital” de 750.000 pesos (800 dólares), con el que dice que se reactivará la economía, y se ha abierto a congelar su militancia comunista para tratar de llegar a más gente.

Por otro lado, Hace unas semanas parecía muy claro que el Kast, de 59 años, pasaría a segunda vuelta, pero gran parte de los sondeos publicados antes de la veda electoral muestran que el líder del Partido Republicano estaría perdiendo apoyos y que podría estar en riesgo su tercer intento por llegar a La Moneda.

El causante es el diputado Johannes Kaiser, líder del recién creado Partido Nacional Libertario y de una derecha más radical en sus propuestas y en sus formas, a quien algunas encuestas sitúan empatado con Kast, su antiguo aliado, con cerca del 20% de los votos, o incluso por encima.

A diferencia de Kast, que en esta campaña ha buscado mostrarse más moderado tras perder contra Boric en 2021 por sus posturas extremas, Kaiser reivindica sin complejos la dictadura militar (1973-1990) y está dispuesto a dar la llamada “batalla cultural” en temas como el aborto, el matrimonio igualitario o la eutanasia.

Los dos, en cualquier caso, prometen cerrar fronteras, aplicar mano dura contra la migración irregular y la delincuencia, bajar impuestos y reducir el tamaño del Estado.

En cuarto lugar, estaría la exalcaldesa Evelyn Matthei, de la derecha tradicional, que fue durante meses la favorita pero luego se empezó a desinflar hasta el 14% en las encuestas. Hay otros cuatro candidatos a La Moneda sin apenas posibilidades, de acuerdo a los sondeos.

El votante obligado

Chile ha ido a las urnas una docena de veces desde las graves protestas de 2019, pero estas presidenciales tienen una peculiaridad y es que por primera vez el voto es obligatorio para todos los mayores de 18 años, es decir, para más 15,6 millones de personas, de los cuales 880.000 son extranjeros con más de cinco años de residencia.

En las presidenciales de 2021 solo votaron 8,3 millones de personas (el 55,6 % del padrón electoral), por lo que la gran incógnita es por quién votará este gran bolsón de electores desmovilizados.

Se trata principalmente de jóvenes y de sectores populares que, según expertos, priorizan el pragmatismo por encima de la ideología y se inclinarían más por un voto de castigo, por lo que la oposición saldría a priori beneficiada.

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