Un hombre blanco de 59 años, sin hogar permanente, fue identificado ayer por los investigadores como el autor del tiroteo en un cine de Luisiana que acabó con la vida de dos jóvenes de 21 y 33 años antes de suicidarse al verse acorralado. En el incidente hubo también nueve heridos.
Lafayette es una ciudad de unos 120.000 habitantes en el estado sureño de Luisiana, que ahora se encuentra conmocionado por otro acto de violencia con las armas en un lugar público. En una rueda de prensa, la Policía de Lafayette (Luisiana, EE.UU.), donde se produjo el tiroteo, identificó al autor como John Russell Houser, una persona sin hogar permanente que decidió anoche entrar en una sala de cine en la que se proyectaba la comedia romántica "Trainwreck". A los 20 minutos de haber comenzado el filme, programado a las 19.00 horas en el abarrotado cine Grand 16, Houser se puso en pie y la emprendió a tiros.
Según el jefe de Policía de Lafayette, Jim Craft, el hombre, un "vagabundo", residía en un motel de Lafayette desde mediados de julio y antes había vivido en Alabama.
Las víctimas han sido identificadas como Mayci Breaux, de 21 años, que falleció en el cine, y Jilliam Johnson, de 33, quien murió en el hospital.
Según detalló el gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, Houser tenía la intención de escapar tras el tiroteo, ya que estacionó su vehículo cerca de la salida para asegurarse la huida, pero acabó quitándose la vida al ver a las fuerzas del orden.

Craft explicó cómo Houser disparó en 13 ocasiones, escapó de la sala de cine e intentó confundirse entre la multitud, pero fue identificado por dos policías que respondieron a las llamadas de socorro en pocos minutos. Al verse acorralado, el autor de la matanza se quitó la vida. Jindal contó que algunos de los heridos se interpusieron entre el tirador y sus amigos para protegerlos de los disparos, algo que según el gobernador evitó probablemente que una persona acabara con un tiro en la cabeza.
Caos en la sala.
Tres de los nueve heridos que están siendo atendidos en el hospital se encuentran en grave estado, informó. Los otros presentan heridas que no ponen en riesgo sus vidas. La comediante Amy Schumer, que protagoniza el filme "Trainwreck", ofreció rápidamente sus condolencias a las víctimas del ataque.
"Mi corazón está roto y todos mis pensamientos y plegarias están con cada uno en Luisiana", escribió Schumer en la red social Twitter.
"Fue una locura, un caos por todos lados", dijo a CNN Jacob Broussard, un testigo de los hechos. Broussard miraba la película sobre uno de los pasillos cuando la sirena de la alarma dejó de sonar y las luces de la sala se encendieron.
Una voz desde los altoparlantes pidió a la gente que evacuara el edificio lo más rápido posible. Cuando salió fuera de la sala, Broussard escuchó tres disparos. Al salir de allí vio a una mujer sangrando en una pierna y supo que algo horrible había ocurrido.
"Epidemia".
Los tiroteos con alto número de víctimas y en lugares públicos ocurren en Estados Unidos una media de cada dos semanas, normalmente de manos de personas con problemas mentales que no tienen difícil hacerse con un arma, según una investigación del USA Today.
Tras la matanza en diciembre de 2012 en un colegio de primaria de Newtown (Connecticut) perpetrada por Adam Lanza, un joven con problemas mentales, la Casa Blanca intentó promover mayores controles para la adquisición de armas de fuego. Antes de quitarse la vida, Lanza mató a su madre y se dirigió a un colegio donde asesinó a 20 niños de entre 7 y 8 años y a 6 empleados del centro. Aquella tragedia conmovió al país, pero puso a la defensiva a los defensores de la Segunda Enmienda de la Constitución, que consiguieron que el Congreso bloqueara intentos de limitar la venta de cargadores de alta capacidad y se aumentaran los controles psicológicos.
Otro aspecto curioso del caso y que es también antecedente directo del caso actual en Louisiana es que ocurrió el mismo día en que el jurado resolvió la pena de muerte para James Holmes, el autor de la masacre en Colorado en 2012. Las similitudes con este caso son al menos llamativas.
Holmes entró el 20 de julio de ese año al cine Century 16 en la pequeña localidad de Aurora cuando se estrenaba la tercera película de la saga de Batman, dirigida por Christopher Nolan, y disparó indiscriminadamente, mató a 12 personas e hirió a 58 antes de ser atrapado.
Holmes había entrado a la sala disfrazado como uno de los villanos enemigos del héroe y provisto de numerosas armas automáticas de alto poder de fuego, aspecto que entró de lleno en el debate por las armas.
La semana pasada Holmes fue declarado culpable de 165 cargos, 24 de ellos por asesinato en primer grado, después de 11 semanas de juicio, los argumentos de 250 testigos, la muestra de 1.500 fotografías y la proyección de 24 horas de vídeo. El joven, que todavía tiene la oportunidad de ofrecer su testimonio para defenderse, reconoció haber perpetrado el tiroteo pero prefirió declararse no culpable por su enfermedad mental (esquizofrenia).
El jurado entendió que Holmes "mostró desprecio por la vida" al cometer un crimen "atroz" que debe recibir la pena capital.
ALARMADO
Obama insiste en el control de armas
El presidente estadounidense Barack Obama expresó su "angustiante" frustración ante la ausencia de avances sobre el control de armas en Estados Unidos, en una entrevista difundida ayer en la cadena BBC.
Esta declaración se produjo de forma casi simultánea con el caso de Luisiana. Obama consideró que su país era "la única nación desarrollada sobre la Tierra en la cual no tenemos el suficiente sentido común de contar con leyes de control de armas". Comparó el relativamente bajo número de estadounidenses víctimas del terrorismo en su país desde los atentados del 11-S con el del mucho más elevado número de muertos por armas de fuego.
"Si observan el número de estadounidenses muertos desde el 11 de septiembre por el terrorismo, son menos de 100. Si observan el número de personas muertas por la violencia debida a las armas de fuego, están en las decenas de miles", dijo. "Y no haber sido capaces de resolver este problema es para nosotros angustiante. Pero no es algo en que tenga la intención de dejar de trabajar en los 18 meses que me restan", dijo.
Un crimen masivo cada dos semanas
Tiroteo tras tiroteo, el tema de las armas de fuego en Estados Unidos vuelve regularmente al debate público y político estadounidense. Las muertes masivas —aquellas de al menos cuatro personas fallecidas, según la definición del FBI— no representan más que el 1% de los asesinatos cometidos en EE.UU., según el periódico USA Today.
Sin embargo, las muertes masivas se registran alrededor de cada dos semanas, según el periódico, que basa su afirmación en estadísticas del FBI. El 14 de diciembre de 2012, un hombre de 20 años, aparentemente perturbado, mató a 26 personas, entre ellas a 20 niños en la escuela de Sandy Hook en Newton, estado de Connecticut.
Apenas reteniendo sus lágrimas, Obama exhortó al Congreso a legislar para endurecer el acceso a las armas de fuego. Cuatro meses más tarde, el Congreso enterraba una reforma sobre el tema. Obama calificó a ese momento como "un día de vergüenza para Washington", apuntando como responsable al lobby de las armas, la poderosa National Rifle Association (NRA), que arguyó el derecho constitucional, un hecho que defiende a capa y espada.
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