LA PULSEADA ENTRE ESTADOS UNIDOS Y CHINA
Ciberpiratas australianos, los primeros en alertar sobre el 5G.
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A principios de 2018, en la capital australiana, un equipo de ciberpiratas del gobierno participó en un destructivo juego de guerra digital. Agentes del Directorio de Señales de Australia, la agencia de espionaje, recibieron un desafío. Con todas las herramientas cibernéticas ofensivas a su disposición, ¿qué daño podrían infligir si tuvieran acceso a los equipos instalados en la red 5G -la tecnología de comunicaciones por móvil de próxima generación- de una nación objetivo?
Lo que el equipo halló fue preocupante para las autoridades: el potencial ofensivo del 5G es tan grande que si Australia fuera el país que recibiera tales ataques, podría quedar seriamente expuesto. La comprensión de cómo podía explotarse el 5G para espiar y sabotear infraestructuras cambió todo para los australianos.
El director de la agencia, Mike Burgess, explicó hace poco por qué la tecnología de seguridad de la quinta generación, o 5G, es tan importante: será parte integral de las comunicaciones en las infraestructuras clave de los países, desde la energía eléctrica hasta el suministro de agua, dijo en marzo en un instituto de investigación de Sídney.
Estados Unidos es considerado en general como el que tomó la iniciativa en la campaña contra Huawei, el mayor fabricante mundial de equipos de redes de telecomunicaciones y un gigante tecnológico que se ha convertido en un pilar de la apuesta de China por expandir su influencia global.
Sin embargo, entrevistas de Reuters con más de dos decenas de funcionarios occidentales muestran que fueron los australianos quienes abrieron la ofensiva.
Los australianos llevaban tiempo con dudas sobre Huawei, pero el juego de guerra fue un punto de inflexión. Aproximadamente seis meses después del inicio de la simulación, el gobierno australiano prohibió la participación de Huawei en sus planes de 5G.
Después de que los australianos compartieron sus hallazgos con Estados Unidos, otros países occidentales empezaron a moverse para restringir a Huawei. La campaña se intensificó la semana pasada, cuando el presidente Donald Trump firmó un decreto que prohibió el uso de equipos de Huawei en las redes de telecomunicaciones estadounidenses por razones de seguridad nacional.

Hasta mediados del año pasado, Estados Unidos en general “no estaba prestando atención”, dijo el general retirado de la Infantería de Marina James Jones, quien fue asesor de seguridad nacional del presidente Barack Obama. ¿Qué impulsó a los altos funcionarios estadounidenses a actuar? Una súbita comprensión de lo que traerá el 5G, indicó Jones.
Los estadounidenses están liderando ahora una campaña agresiva para contener a Huawei como parte de un esfuerzo mucho más amplio para frenar el creciente poderío militar de China bajo la presidencia de Xi Jinping.
El fortalecimiento de las ciberoperaciones es un elemento clave en la amplia revisión militar que Xi lanzó poco después de tomar el poder en 2012, según documentos militares oficiales de Estados Unidos y China. Washington acusa a Pekín de piratería informática generalizada para obtener ventajas estratégicas y comerciales.
Guerra sin balas.
Si Huawei se afianza en las redes globales 5G, Estados Unidos teme que esto brinde a China una oportunidad sin precedentes para atacar infraestructuras críticas y comprometer el intercambio de inteligencia con aliados clave. Altos funcionarios de seguridad occidentales aseguran que esto podría involucrar ataques cibernéticos contra servicios públicos, redes de comunicación y centros financieros.
En cualquier choque militar, tales ataques equivaldrían a un cambio radical en la naturaleza de la guerra, causando daños económicos y perturbando la vida civil en un conflicto sin balas, bombas o bloqueos.
Sin embargo, bloquear a Huawei es un gran desafío para Estados Unidos y sus aliados, en particular para los otros miembros del llamado grupo de intercambio de inteligencia Cinco Ojos: Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

Huawei tiene una gran capacidad financiera -reportó un aumento de casi el 20% en sus ingresos para 2018, a más de 100.000 millones de dólares-, una tecnología competitiva y el respaldo político del gobierno chino.
“Impedir que Huawei haga negocios en Estados Unidos no hará más seguro o más fuerte al país”, dijo la firma en un comunicado en respuesta a las preguntas de Reuters. Tales movimientos solo limitarían “a los clientes en Estados Unidos a alternativas inferiores y más caras”, agregó.
La tensión sobre Huawei también está exponiendo divisiones en el seno de Cinco Ojos, que ha sido un pilar fundamental en la arquitectura de seguridad occidental tras la Segunda Guerra Mundial. Durante un viaje a Londres el 8 de mayo, el secretario de Estado, Mike Pompeo, emitió una severa advertencia a Reino Unido, que no ha descartado el uso de Huawei en sus redes 5G. “Una seguridad insuficiente impedirá que Estados Unidos pueda compartir cierta información dentro de redes confiables”, dijo. “Esto es exactamente lo que China quiere: dividir las alianzas occidentales a través de bits y bytes, no de balas y bombas”.
El fundador de Huawei, Ren Zhengfei (74), es un exoficial del Ejército chino. “El señor Ren siempre ha mantenido la integridad y la independencia de Huawei”, dijo la compañía. “Nunca se nos ha pedido que cooperemos con el espionaje y nos negaríamos a hacerlo”.

En una entrevista con Reuters en la sede de la compañía en Shenzhen, el vicepresidente Eric Xu afirmó que Huawei no ha permitido que ningún gobierno instale las llamadas “puertas traseras” en sus equipos -un acceso ilícito que podría permitir el espionaje o el sabotaje- y que nunca lo hará. Según indicó, el 5G es más seguro que sistemas anteriores.
La tecnología 5G tiene previsto proporcionar un gran salto en la velocidad y capacidad de las comunicaciones. La descarga de datos podría ser hasta 100 veces más rápida que en las redes actuales.
Pero el 5G no tiene que ver solo con la rapidez de los datos. La actualización generará un aumento exponencial en el número de conexiones entre miles de millones de dispositivos: desde frigoríficos inteligentes hasta autos sin conductor.
“No solo habrá más personas con múltiples dispositivos, sino máquinas que hablen con máquinas y dispositivos que hablen con dispositivos, todo gracias al 5G”, dijo Burgess, el jefe de la agencia de espionaje australiana, en su discurso de marzo.
En julio de 2018, Reino Unido asestó un revés a Huawei. Un panel dirigido por el gobierno británico que incluye a altos funcionarios de inteligencia dijo que ya no estaba completamente seguro de que pudiera manejar los riesgos de seguridad nacional planteados por el gigante chino de las telecomunicaciones. Ese panel supervisa el trabajo de un laboratorio creado por el gobierno británico en 2010 y está financiado por Huawei para examinar los equipos de la firma usados en Reino Unido. Las instalaciones fueron creadas porque incluso entonces se percibió a Huawei como un riesgo de seguridad.
Ese informe fue una “bomba” que determinó la visión de Estados Unidos sobre el riesgo del 5G de Huawei, señaló un funcionario norteamericano.
Desde Estados Unidos se destacó también que leyes chinas indican que podrían obligar a individuos y empresas a ayudar al gobierno chino en la realización de espionajes.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China calificó esta descripción de la legislación china como “una mala interpretación y una calumnia gratuita contra relevantes leyes chinas”. Asimismo, agregó que “es inútil intentar difamar a otros para intentar salir limpios”.

En los últimos meses, Estados Unidos ha aumentado sus esfuerzos diplomáticos para que sus aliados dejen de lado a Huawei. El 5G es una “tecnología que cambia el juego, con implicaciones en todos los aspectos de la sociedad, desde los negocios, el gobierno, el ejército y más allá”, dijo Gordon Sondland, embajador de Estados Unidos ante la UE. “No es de sentido común entregar las llaves de toda tu sociedad a un actor que ha (...) demostrado una conducta maligna”.
Al ser preguntado sobre si hay pruebas del uso de equipos de Huawei para espionaje, Sondland dijo que “hay evidencia clasificada”. Y afirmó que no hay duda de que Huawei tiene “la capacidad de piratear un sistema” y que “el mandato del gobierno es hacerlo a pedido”.
Pompeo fue más lejos. “Huawei es propiedad del Estado chino y tiene conexiones profundas con su servicio de inteligencia”, dijo en marzo. “Eso debería enviar señales a todos los que entienden lo que hacen los servicios militares y de inteligencia chinos”.
(Resumen del informe especial de Reuters de Cassell Bryan-Low, Colin Packham, David Lague, Steve Stecklow y Jack Stubbs)