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“Igual vamos a salir a las calles el 15/11”, dice líder opositor cubano

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Enix Berri Sardá, líder opositor cubano. Foto: Archivo

ENTREVISTA

Enix Berri Sardá se refiere a la marcha cívica que se anuncia en la isla para el 15 de noviembre, una iniciativa casi sin precedentes en los últimos años, que crispa al gobierno de Cuba.

El economista y politólogo cubano Enix Berri Sardá, quien es vicepresidente del Partido Demócrata Cristiano (el mayor de los partidos de oposición de Cuba) y también vicepresidente del Consejo para la Transición Democrática, responde a El País desde La Habana.

El activista se refiere a la marcha cívica que se anuncia en la isla para el 15 de noviembre, una iniciativa casi sin precedentes en los últimos años, que crispa al gobierno de Cuba y ha tensado el ambiente. La marcha es impulsada por la plataforma ciudadana Archipiélago, dirigida por el dramaturgo Yunior García, en alianza del Consejo para la Transición Democrática, que representa Berri Sardá.

-¿Cuál es la situación de Cuba en este momento?

-El ambiente es de suma tensión, debido a una terrible crisis económica que no solo está asociada al coronavirus, sino a las disfunciones del modelo económico del país. Este modelo se basa mucho en el apoyo externo y viene generando un desabastecimiento crítico en lo más elemental, como la comida, un analgésico o un antibiótico. Pero desde el pasado 11 de julio, día de la jornada democrática en Cuba, la ciudadanía sale a la calle. Hay una ruptura respecto al establishment político, que no cede y sigue enfrentándose a la gente. Esto nos ha llevado a considerar estrategias, incluyendo la manifestación cívica del 15 de noviembre.

-¿Por qué se animan a manifestar los cubanos después de tanto tiempo, por qué ahora?

-Es inusual ver a la ciudadanía reclamando en los espacios públicos. El régimen se cuida y no acepta manifestaciones. En Cuba no se negocia nada. Sin embargo, el 11 de julio la ciudadanía salió a la calle en masa con reclamos no solo de cosas elementales como comida, sino también exigiendo libertad. Esas fueron las mayores manifestaciones en 62 años. El antecedente es el 5 de agosto de 1994, conocido como “el Maleconazo”, que fue una protesta en el malecón de La Habana durante la presidencia de Fidel Castro; el reclamo era la situación económica por la caída del bloque socialista. Allí hubo problemas similares a los que provocaron esta protesta del 11 de julio. Hay cortes de luz interminables, de doce y catorce horas, no hay alimentos ni transporte público.

-¿Pero cuál es la diferencia ahora de momentos históricos anteriores?

-Ahora hay una ruptura completa con la ciudadanía y sobre todo los jóvenes están pidiendo mayor libertad. Aquí no hay libertad de asociación, no hay partidos políticos, todos los medios de comunicación son estatales. La crisis es incontenible, hay militarización en las calles, muchos presos políticos y la ciudadanía, tratando de sobrevivir, no da más y quiere expresarse.

-El gobierno cubano prohibió la marcha y, hasta donde trascendió, la van a hacer igual. ¿Qué puede pasar?

-Por primera vez se hizo una solicitud en base a lo que establece la Constitución de la República, pero la Constitución también establece que el socialismo es irrevocable. De modo que se podría hacer una marcha pacífica siempre que no suponga cuestionamiento al sistema socialista o a las autoridades. Partiendo de ahí, consideraron la solicitud inconstitucional y la prohibieron. Sabemos que a medida que se acerque el 15 de noviembre habrá una mayor presencia militar. Ya hay muchas restricciones. Yo no puedo salir a la calle, estoy vigilado, custodiado. El que salga a la calle va a ser reprimido por la fuerza pública o, como se estila en Cuba, por civiles armados con maderos que se enfrentan a los llamados “gusanos”, a los supuestos “apátridas”. Igual pienso que el 15 de noviembre el Consejo para la Transición Democrática va a salir a las calles, también Archipiélago, hay otros actores. Seguro que desde el día 10 van a empezar a detenernos, a poner los patrulleros en la puerta, se activará una feroz campaña en los medios llamándonos “mercenarios”, que estamos “pagados”. Nunca va a aparecer el porqué estamos reclamando. Muy probablemente tendremos que pagar condena por “desacato” o “desorden público” por dos, tres o cuatro años. Pero Cuba cambió y reclamamos espacios de democracia.

-Usted dice que está siendo vigilado, ¿en qué consiste esa vigilancia?

-Hay muchas personas detenidas en Cuba, sometidas a procesos bajo la figura de desacato o desorden público; son figuras del Código Penal que no se deberían aplicar nunca a alguien que protesta, o a un preso político o de conciencia. He tenido que pagar ese tipo de condenas. Estuve detenido varias veces, una fue una detención por casi 50 horas el año pasado, porque presenté ante la Asamblea Nacional una solicitud para declarar inconstitucional la “ley mordaza”, que penaliza a las personas por estar conectada en las redes de internet. Y desde el 12 de julio tengo una movilidad restringida, entiéndase por esto que no puedo salir de mi casa. Inclusive para ir a un hospital debo pedir permiso, pero hay personas que llevan mucho más tiempo así. Estar vigilado también implica escucha de la telefonía, el bloqueo de la señal de internet, la presencia policial en mi barriada.

-El gobierno cubano sostiene que por detrás de la manifestación está el gobierno estadounidense, ¿lo ve así?

-En los últimos 150 años los acontecimientos importantes en Cuba han pasado por Washington. En el modelo actual, después de 1959, solo existe el Partido Comunista y sus organizaciones. Hay 19 sindicatos nacionales afiliados al Partido Comunista y no hay más espacios. Sí hay proyectos de la llamada “oposición tradicional” que recibe recursos, fondos del exterior y muchos vinculados al gobierno de los Estados Unidos, pero el 11 de julio Cuba cambió porque no se movilizó la oposición tradicional atada a los Estados Unidos, sino la ciudadanía liderada por jóvenes demandando cambios. Participaron todos los sectores, no solo la oposición tradicional. Emergen nuevos liderazgos que no están condicionados por los Estados Unidos.

-¿Realmente está dispuesto a que publiquemos sus declaraciones en El País de Uruguay?

-A través de este mensaje de audio, le autorizo a que el periódico publique un artículo con mis declaraciones. Yo he compartido mi experiencia personal y soy consecuente con ella. Adelante por favor.

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