CONFLICTO
Algunas señales son que se va directo a un conflicto bélico: EE.UU. anunció el traslado “temporal” de su embajada en suelo ucraniano.
En horas o en días. La posibilidad de que estalle una guerra entre Rusia y Ucrania, que arrastraría a toda Europa del Este e involucraría directamente a Estados Unidos en apoyo a sus aliados de la OTAN, está ahí y nadie se anima a descartarla.
Algunas señales son que se va directo a un conflicto bélico. Por ejemplo, Estados Unidos anunció ayer lunes el traslado “temporal” de su embajada en Ucrania desde la capital, Kiev, hasta la mayor ciudad del oeste del país, Lviv, al insistir en que Rusia podría atacar “esta semana”.
También hay señales en sentido contrario, de que no habrá guerra. Por ejemplo, Rusia manejó también ayer lunes la posibilidad de un acuerdo con Estados Unidos y la OTAN.
Y en medio de este panorama, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, decretó ayer lunes una “jornada de unidad” para mañana miércoles, que según los medios de Ucrania sería la posible fecha de un ataque ruso.
“Nos han dicho que el 16 de febrero será el día del ataque. Lo convertiremos en una jornada de unidad”, dijo el jefe de Estado en un discurso a la nación, en el que pidió a los ucranianos que ese día cuelguen la bandera nacional y muestren los colores azul y amarillo del país.
“Esta semana”.
Pero el Gobierno estadounidense insiste en su escepticismo y en que no ve “ninguna señal tangible” de desescalada por parte de Moscú.
“Una invasión podría empezar en cualquier momento (...). Podría empezar esta semana”, dijo ayer en una rueda de prensa la portavoz adjunta de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
Esa afirmación contrastó con la que dijo poco antes el portavoz del Pentágono, John Kirby, que reconoció que no creía que el presidente ruso, Vladimir Putin, hubiera tomado todavía una decisión “definitiva” sobre si invadirá Ucrania.
Sin embargo, por “prudencia” y para garantizar la “seguridad de su personal”, el Departamento de Estado anunció su decisión de “reubicar temporalmente las operaciones” de la embajada estadounidense desde Kiev a Lviv, a unos 70 kilómetros de la frontera de Ucrania con Polonia.
“Esta medida de precaución prudente no socava en absoluto nuestro apoyo o nuestro compromiso con Ucrania”, aseguró el secretario de Estado, Antony Blinken, en un comunicado.
El grupo de diplomáticos que operará desde Lviv es reducido, porque Estados Unidos ya ordenó el sábado la salida de Ucrania del personal no esencial de su embajada y la suspensión de los servicios consulares.
Trasladar a ese pequeño contingente al oeste del país permite a Estados Unidos mantener presencia sobre el terreno en Ucrania, al tiempo que facilita la posibilidad de evacuarlos -si fuera necesario- hacia Polonia, donde el Pentágono ha ordenado desplegar 4.700 soldados.
La semana pasada, la Casa Blanca aprobó un plan por el que esos soldados tenían previsto construir refugios y otras instalaciones temporales en la frontera de Polonia con Ucrania, para ayudar a los estadounidenses que huyeran del país en caso de una hipotética invasión rusa.
Según el diario The Wall Street Journal, el Departamento de Estado ha ordenado destruir los ordenadores y otros equipos de comunicación en la embajada en Kiev, además de desmantelar el sistema telefónico del edificio, que quedará custodiado por la Guardia Nacional de Ucrania.
Los materiales confidenciales que se guardaban en la embajada ya fueron enviados el domingo a Estados Unidos.
Guerra de declaraciones.
Los servicios de inteligencia de Estados Unidos creen que una invasión rusa de Ucrania podría comenzar con bombardeos aéreos y con un asedio a Kiev, e insiste en que cualquier estadounidense que siga en el país debería marcharse “inmediatamente”.
La insistencia de Washington en una posible invasión inminente contrasta con la postura de Ucrania, cuyo Consejo Nacional de Seguridad y Defensa aseguró este lunes que no hay señales de un ataque ruso a corto plazo.
Pero el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, recalcó que la posibilidad de un ataque militar ruso es “más real que nunca antes”, e insistió en que Moscú no ha dado “ninguna señal tangible, real, de desescalada”.
Price restaba así importancia a la afirmación del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, de que todavía hay posibilidades de alcanzar un acuerdo con Estados Unidos y la OTAN sobre “asuntos clave” de las garantías de seguridad que demanda Moscú.
Esas declaraciones de Washington dejaban claro que ha habido pocos avances en la vía diplomática desde la llamada del sábado entre los presidentes Joe Biden y Vladimir Putin.
Mientras continúa la batalla del relato entre Estados Unidos y Rusia, el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, inicia hoy martes una gira por Europa para visitar a las tropas estadounidenses en Polonia y Lituania. El secretario de Defensa también participará en una reunión ministerial de la OTAN en Bruselas.
Johnson y Biden.
Pese a estos movimientos y al escepticismo en la Casa Blanca, los aliados occidentales no renuncian a una solución sin disparar un tiro.
“Queda una oportunidad crucial para la diplomacia”, consideraron Boris Johnson y Biden ayer lunes durante una llamada telefónica, indicó el portavoz del primer ministro británico.
Ambos “estuvieron de acuerdo en que todavía queda una oportunidad crucial para la diplomacia y para que Rusia renuncie a sus amenazas a Ucrania”, dijo el portavoz tras la conversación telefónica.
Los mandatarios reiteraron que una incursión en Ucrania “comportaría una crisis prolongada para Rusia, con daños considerables tanto para Rusia como para el mundo”. (AFP, EFE)
ONU alerta de que una guerra sería “desastrosa”
El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió ayer lunes que una guerra en Ucrania sería “desastrosa” y se ofreció para buscar una solución diplomática. “Estoy profundamente preocupado por el aumento de las tensiones y las especulaciones sobre un posible conflicto militar en Europa. El precio en sufrimiento humano, destrucción y daño a la seguridad europea y global es demasiado alto como para contemplarlo”, aseguró Guterres.

La eventualidad de una guerra tiene nervioso a los mercados. Nueva York tuvo una sesión muy volátil también por los temores de alzas de las tasas de interés de la Reserva Federal. El Dow Jones cedió 0,49% hasta los 34.566,17 puntos. El índice Nasdaq terminó en equilibrio en los 13.790,92 puntos. Y el índice S&P 500 -de las 500 mayores empresas cotizadas-, perdió el 0,38% al cerrar en 4.401,67 puntos.
Las perspectivas de alza de tasas por parte de la Fed también preocupa a los inversionistas. Entre Ucrania y el temor de que la Fed acelere el alza de sus tipos de interés desde el mes próximo, “las acciones evolucionan en la confluencia de vientos contrarios”, resumían analistas de Wells Fargo.
La mayoría de las grandes bolsas europeas también cerraron a la baja. En la mayor caída de estas plazas desde el pasado 24 de enero, la bolsa española lideró las pérdidas, con un descenso del 2,55%, en tanto la de París cayó 2,3%; el índice Euro Stoxx 50 un 2,18%; Milán 2,04; Fráncfort 2,02 y Londres un 1,69. La incertidumbre también golpeó en Asia: Bombay cayó 3%; Tokio 2,23%; Seúl 1,57%, Hong Kong 1,41% y Shanghái 0,98%.
Petróleo.
En tanto, los precios del petróleo subieron tras el anuncio del traslado de la embajada de Estados Unidos de Kiev a Lviv en Ucrania, un hecho interpretado como una señal de inminente ataque.
El precio del barril de Brent para entrega en abril, subió 2,16%, para finalizar a 96,48 dólares. Algunos minutos antes, el crudo Brent había subido hasta los 96,78 dólares, por primera vez desde septiembre de 2014.
En Nueva York, el barril Texas con plazo en marzo, ganó el 2,53%, para un cierre a 95,46 dólares. Durante la sesión, alcanzó su nivel más alto desde septiembre de 2014, a 95,82 dólares.