AMMAN . Con un rápido movimiento en el tablero de la guerra, Irak puso en jaque al Rey de Jordania. El ministro iraquí de Comercio, Mohammed Mahdi Saleh, acusó a su vecino árabe de abrir el espacio aéreo y la frontera a los aviones y las tropas de Estados Unidos.
"Jordania debe asumir su responsabilidad por los ataques aéreos a nuestros aeropuertos y dejar de obedecer a la malvada administración del presidente Bush", dijo el ministro iraquí.
Dos bases aéreas iraquíes, muy cerca de Jordania y alejadas de los frentes de guerra, fueron tomadas por sorpresa por la coalición hace unos días. Nadie indicó cómo llegaron las tropas de Estados Unidos hasta esas bases.
Tras el enojoso discurso del ministro iraquí, las autoridades del Reino hachemita ofrecieron una conferencia a la prensa extranjera para respaldar las declaraciones que un día antes, el rey Abdalá presentó ante el Senado de su país.
Su majestad dijo que no había "aviones de combate estadounidenses utilizando el espacio aéreo de Jordania, ni tropas de la coalición que hayan ingresado a Irak a través de la frontera de Karama".
El gobierno iraquí también denunció que Jordania había cesado la importación de petróleo desde Irak desde el domingo, y afirmó que Estados Unidos había presionado a Jordania para tomar esta decisión. "Nosotros no hemos parado el envío. Es el gobierno jordano el que se niega a recibir nuestro petróleo", dijo un vocero del gobierno de Bagdad.
POR SEGURIDAD. Jordania respondió ayer ante la prensa internacional que "ha sido exclusivamente por la seguridad de los trabajadores" que se suspendió temporalmente el transporte de petróleo. Además agregó que "Jordania está haciendo esfuerzos diplomáticos para detener esta guerra y permanecerá al lado de su hermano Irak".
Pero todo indica que el Reino h–achemita no está haciendo lo suficiente en favor de Irak. El ministro de Comercio iraquí propuso hace días a los países árabes "cortar el petróleo que los países árabes entregan a Estados Unidos y el Reino Unido".
La exhortación del ministro, hasta ahora, se ha escuchado como una voz en el desierto.
Patricia Castro Obando
Enviada de El Comercio de Lima/GDA