SAO PAULO | AFP
Harapientos, descalzos y sucios, los drogadictos caminan como fantasmas sin rumbo por Sao Paulo, pidiendo monedas para comprar crack (pasta base de cocaína), comiendo de vez en cuando y durmiendo donde los sorprende el sueño.
Esta nueva y devastadora droga que en los últimos años viene causando estragos en los países del sur latinoamericano encuentra su máxima expresión en Sao Paulo y su "crackolandia", una zona del área histórica, donde los consumidores se aglutinan dando al lugar un aspecto de sombría dejadez.
Entre semana, sentados en las escalinatas de la Catedral o en la plaza, los adictos se confunden entre los trabajadores de saco y corbata. Pero cuando cae la noche y los fines de semana, sus colchones en la vereda, sus ropajes y sus pies descalzos se hacen más evidentes.
"Fumo, como, bebo el día entero", cuenta entre risas Jean Janzy a los trabajadores sociales de la alcaldía que le acaban de despertar, tras pasar la noche en el césped de una plaza.
Con 18 años, aunque su menudo cuerpo aparenta menos, a Jean no parece importarle tener un lugar seguro para dormir. "Yo me acostumbré a dormir en la calle", dice este joven que obtiene unos 200 reales (114 dólares) por día pidiendo monedas a los conductores, dinero que se gasta en crack.
Jean está totalmente solo en la gran urbe paulista de más de 20 millones de habitantes. Rechaza la posibilidad de un baño y comida, pero da a los asistentes sociales el nombre de su madre, a la que le gustaría volver a ver.
"Hay mucha gente muriendo en la calle (...) se entregaron, no tienen una persona que les dé apoyo" para salir de la droga, lamenta Carlos Alberto da Silva, de 50 años, quien vive en la calle y ve cómo últimamente su refugio bajo un puente se ha colmado de drogodependientes y sus proveedores.
"Es una droga que causa dependencia muy rápidamente y los efectos devastadores a la salud también son muy rápidos", explica el psicólogo Wagner Abril Souto, coordinador del Programa de Adolescentes del Centro de Referencia en Alcohol, Tabaco y Otras Drogas (Cratod) en Sao Paulo.
Además, el hecho de que se trate de una droga barata y de fácil acceso complica el panorama, agrega. La pasta base o crack es una mezcla de pasta de cocaína (cocaína no tratada), vidrio molido y productos químicos (parafina, bencina, éter, ácido sulfúrico, entre otros), lo que abarata su precio.
A Sandro Duarte Ribeiro, de 22 años, lo abandonó su novia por causa de las drogas. Cubierto por algunos cartones, con la misma ropa desde hace días, la ayuda ofrecida por los asistentes le da "un despertar feliz". "Quiero salir de esta situación", tener documentos y comida, narra.
Pero no todos los adictos están dispuestos a dejar el vicio. "Por el crack mismo están muy locos y es difícil abordarlos", explica a la AFP el sociólogo Andrei Chikhane Massa, de 24 años, que participa en el programa de la alcaldía de abordaje a la población de la calle para disminuir la incidencia de la drogadicción y revitalizar el centro de la capital paulista.
La mirada ajena incomoda mucho a los adictos al crack, que reciben a los gritos a cualquier extraño en su territorio. De por sí tensos, agresivos y paranoicos, la presencia de la Policía los deja más nerviosos .
Una embarazada de vientre prominente se levanta con una gran agilidad del suelo y lanza insultos ante la presencia de un fotógrafo. Ese niño por nacer probablemente tenga serios problemas respiratorios y síndrome de abstinencia, explicó la psicóloga Fernanda Haedo, de la sede en Montevideo de la Fundación Manantiales de tratamiento a drogadictos, con sede en Argentina y Brasil.
El escenario usual en "crackolandia" son los grupos aglutinados contra las paredes de proveedores y adictos, las corridas cuando llega la Policía y los cuerpos inmóviles en el suelo. "Adonde les da sueño, caen y duermen", cuenta la asistente social Erika Cristina Rodrigues, de 24 años. A veces "están tan dormidos y por más que los sacudas no logran despertar", narra. Los dependientes al crack (pasta base en Uruguay, paco en Argentina) siguen deambulando por el barrio, mientras comerciantes y vecinos, acostumbrados, pasan junto a ellos levantando los pies para no tropezar.
Adicción que causa estragos
La pasta básica de cocaína (PBC) es una droga relativamente nueva en el Cono Sur, que viene ganando gran visibilidad en Argentina, Uruguay y Brasil debido a su bajo costo, al grado de dependencia que crea en sus consumidores y a que las autoridades la vinculan con el aumento del delito. "Es una droga que causa dependencia muy rápidamente y los efectos devastadores a la salud también son muy rápidos", explicó el psicólogo Wagner Abril Souto, del Centro de Referencia en Alcohol, Tabaco y Otras Drogas en Sao Paulo. El estímulo que provoca es muy fuerte, pero pasa muy rápido, y eso lleva a "querer volver a consumir, lo que genera más dependencia aún", agregó. Tras irrumpir en torno al 2002 en Sudamérica, esta mezcla de pasta de cocaína, vidrio molido y productos químicos, causa estragos en los países del sur latinoamericano. Los efectos devastadores del crack se deben especialmente a su forma de consumo, ya que al fumarse llega rápido al sistema nervioso central. La primera consecuencia "es la pérdida de peso. Luego, el descuido del aspecto físico, la higiene", y ello provoca la pérdida de valores y los lazos familiares, explicó la psicóloga Fernanda Haedo de la Fundación Manantiales. A diferencia de Brasil, adonde la droga llega a todos los estratos sociales, el consumo de PBC en Uruguay y Argentina se concentra en zonas más vulnerables desde el punto de vista socioeconómico.