AFP, EFE
En la última semana la guerra entre Ucrania y Rusia ha tomado un giro: ahora se pelea en territorio ruso. Ucrania reivindicó ayer martes nuevos avances, afirmando controlar 74 localidades de la región rusa de Kursk, una semana después de haber lanzado una ofensiva sorpresa destinada a presionar a Moscú para que acepte una “paz justa”.
El presidente ucraniano Volodimir Zelenski describió combates “difíciles e intensos” en esta zona fronteriza, donde las fuerzas ucranianas se adentraron el 6 de agosto, sorprendiendo a las tropas rusas.
Se trata de la mayor incursión de un ejército extranjero en suelo ruso desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Ucrania afirmó el lunes que controla 1.000 km2 de territorio ruso.
El gobernador regional ruso, Alexéi Smirnov, reconoció que las fuerzas ucranianas tomaron el control de 28 localidades e indicó que la operación abarca una zona de 40 kilómetros de ancho y 12 kilómetros de profundidad en territorio ruso.
Ucrania declaró ayer martes que no desea anexionarse ningún territorio tomado durante la operación militar en Kursk y aseguró que esta cesará si Rusia acepta una “paz justa”, según el portavoz del Ministerio ucraniano de Relaciones Exteriores, Gueorgui Tiji.
Ucrania se enfrenta desde febrero de 2022 a la invasión lanzada por Moscú, que ocupa hasta el 20% de territorio ucraniano, incluida la península de Crimea, anexionada en 2014.
En este contexto, las “acciones ucranianas son absolutamente legítimas, en particular en el marco del derecho de legítima defensa contemplado en la Carta de Naciones Unidas”, aseguró Tiji. “Cuanto antes acepte Rusia restablecer una paz justa (...), antes cesarán las incursiones de las fuerzas de defensa ucranianas en territorio ruso”, agregó.
Sin embargo, las negociaciones entre Kiev y Moscú están completamente bloqueadas debido a las exigencias difícilmente conciliables de cada parte.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo querer elaborar un plan antes de noviembre, fecha de las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos -aliado de Ucrania-, que sirviera de base para una futura cumbre de paz en la que Rusia estaría invitado. Por su parte, su homólogo ruso, Vladimir Putin, puso como condición para las conversaciones que Ucrania ceda los territorios ocupados por el ejército ruso y renuncie a ingresar en la OTAN, unos requisitos inaceptables para los ucranianos y las potencias occidentales.
Apoyo europeo
El alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Seguridad, Josep Borrell, afirmó ayer martes que la contraofensiva ucraniana en la región rusa de Kursk está obligando a las fuerzas invasoras rusas a replegarse a su territorio.
“Putin no ha logrado romper la resistencia de Ucrania contra su invasión injustificada, y ahora se ve obligado a retirarse dentro del territorio de Rusia”, escribió Borrell en la red social X. Agregó que había hablado con el ministro ucraniano de Exteriores, Dmitró Kuleba, sobre “los últimos acontecimientos en el frente y la contraofensiva de Kursk”. “Reiteré el pleno apoyo de la UE a la lucha del pueblo de Ucrania”, señaló.
Una portavoz comunitaria afirmó ayer que la UE respalda los esfuerzos de Ucrania por hacer retroceder a Rusia pero no quiso comentar la incursión de fuerzas ucranianas en la región rusa de Kursk, en la que dijo no estar involucrada.
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