Nepal ha estado bajo la mirada del mundo en las últimas horas por la viralización de noticias y videos de las violentas manifestaciones ocurridas allí, que terminaron en la renuncia del primer ministro, que había prohibido las redes sociales. Se trata de un país situado en Asia, que limita al sur con India y al norte con China.
Fueron 48 horas las que alcanzaron para, en sentido figurado, incendiar Nepal. En menos de dos días, una protesta juvenil por la censura digital se transformó en una insurrección que ha dejado a Nepal sin Gobierno, con el Ejército en las calles y con más de una veintena de muertos, según datos de los hospitales y medios.
Esta es la cronología de cómo se desató el caos que ha paralizado al país del Himalaya.
El detonante de la violencia en Nepal
Jueves 4 de setiembre: el Gobierno del primer ministro K.P. Sharma Oli ordena el bloqueo de 26 redes sociales, incluyendo Facebook y YouTube. La medida se produce en medio de una campaña viral en TikTok, conocida como "Nepo Kid", que denunciaba la corrupción de la élite política. La prohibición es percibida como un acto de censura directa.
Lunes 8: de la protesta a la masacre. 09:00 horas: miles de jóvenes, muchos en uniforme escolar, se congregan pacíficamente en Katmandú para marchar hacia el Parlamento.
11:00 horas: la tensión aumenta en las barricadas del Parlamento en New Baneshwar. La policía responde a la presión de la multitud primero con cañones de agua y gases lacrimógenos.
Mediodía: la situación escala drásticamente. La policía reprime a los manifestantes. Comienzan a circular en redes vídeos de jóvenes siendo abatidos.
Tarde/noche: se confirma un balance de 19 muertos y más de 300 heridos. La policía utiliza gases lacrimógenos incluso dentro de un hospital que atendía a las víctimas. En respuesta a la masacre, el ministro del Interior, Ramesh Lekhak, presenta su dimisión. La revuelta se vuelve irreversible.
Martes 9: el colapso total. Mañana: Desafiando el toque de queda, la violencia se recrudece. El objetivo son los símbolos del Estado y la clase política. El primer ministro K.P. Sharma Oli presenta su dimisión y es evacuado por el Ejército.
Mediodía/tarde: Se produce una oleada de ataques. Son incendiados el Parlamento Federal, el complejo administrativo de Singha Durbar, la sede del Congreso Nepalí y las oficinas del principal grupo mediático del país.
A lo largo del día: Son incendiadas las residencias privadas de Oli y del ministro de Comunicación. El ex primer ministro Sher Bahadur Deuba es agredido físicamente. Muere la esposa del ex primer ministro Jhalanath Khanal en el incendio de su casa. La cifra de fallecidos asciende al menos a 25.
Tarde/Noche: el sistema penitenciario colapsa. Turbas de manifestantes asaltan cárceles por todo el país, liberando a más de 2.000 presos. En la cárcel de Nakhu es liberado el líder opositor Rabi Lamichhane.
Miércoles 10: el nuevo orden militar. Mañana: con el Gobierno civil disuelto, Nepal amanece bajo el control de facto del Ejército, que se desplegó oficialmente a las 22:00 horas de la noche anterior. Las fuerzas armadas anuncian la extensión del toque de queda a nivel nacional.
Situación actual: el país permanece paralizado, con las fronteras selladas y los aeropuertos cerrados. El Jefe del Estado Mayor del Ejército ha hecho un llamamiento al diálogo, posicionando a los militares como los únicos árbitros en el vacío de poder actual.
Inventario de la revuelta en Nepal: Parlamento, Corte Suprema, y un Hilton incendiados
La revuelta juvenil que sacudió Nepal dejó un rastro de destrucción sistemática. Los ataques no fueron aleatorios, sino que se dirigieron a los principales símbolos del poder político, administrativo y económico, en un intento por desmantelar físicamente un sistema que los manifestantes ya no consideran legítimo.
A continuación, se detalla un inventario de los daños materiales más significativos reportados:
El ataque se centró primero en el corazón del Estado nepalí. Los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, fueron asaltados, buscando paralizar por completo la maquinaria gubernamental. El mensaje fue claro: un rechazo total a las instituciones.
Parlamento Federal: Asaltado e incendiado.
Complejo Administrativo (Singha Durbar): Incendiado, afectando a decenas de oficinas ministeriales.
Oficina del Primer Ministro: Incendiada.
Corte Suprema: Destruida por el fuego, paralizando el poder judicial.
Palacio Presidencial: Atacado e incendiado.
Residencia Oficial del Primer Ministro: Incendiada.
Sistema Penitenciario: Múltiples prisiones asaltadas, con más de 2.000 fugados. La cárcel de Nakhu en Katmandú fue parcialmente incendiada.
Puestos de Policía: Varios puestos fronterizos incendiados.
Ataques directos a la clase política
La ira de los manifestantes no se quedó en los edificios, sino que se dirigió de forma personal y violenta contra la élite política, a la que consideran responsable de la corrupción y de la represión. Los ataques a sus residencias privadas marcaron uno de los puntos más trágicos y brutales de la revuelta.
Residencias Privadas: Incendiadas las viviendas del ya ex primer ministro K.P. Sharma Oli, del ministro de Comunicación y del ex primer ministro Jhalanath Khanal, ataque que resultó en la muerte de su esposa.
Agresiones: El ex primer ministro Sher Bahadur Deuba fue agredido físicamente en el asalto a su residencia.
Sedes de Partidos: La oficina central del Congreso Nepalí fue incendiada.
La destrucción también alcanzó a símbolos del poder económico y mediático, percibidos por los manifestantes como parte del mismo 'establishment'. Los ataques buscaron golpear no solo al Gobierno, sino también a las estructuras que consideran cómplices del sistema.
Hoteles: el Hotel Hilton de Katmandú fue destruido por un incendio.
Medios de Comunicación: las oficinas de Kantipur Media Group, el mayor conglomerado de prensa del país, fueron incendiadas y sus servidores desconectados.
Comercios: varios concesionarios de automóviles fueron incendiados.
Finalmente, la revuelta provocó el colapso de la infraestructura clave del país, aislando a Nepal del exterior y paralizando por completo la vida cotidiana y la actividad económica.
Aeropuerto Internacional de Katmandú: cerrado y puesto bajo control militar tras un intento de asalto.
Comercio y Turismo: parálisis total de la actividad comercial en la capital, afectando a tiendas, farmacias y obligando a los turistas a refugiarse.
Con información de EFE